Andrés Manuel López Obrador hizo suyo el discurso de que el combate a la corrupción sería la solución a los grandes males que enfrenta México, y se atrevió a afirmar que con todo el dinero que el gobierno ahorraría se harían grandes obras de infraestructura y acabaría con la pobreza.
A más de tres años de gobierno es evidente la mentira del discurso del presidente porque no existen tales obras, la pobreza va en aumento y la corrupción ha sido una característica del morenismo en el poder gubernamental protagonizada, incluso, por su propia familia.
El hermano, hijos y funcionarios más cercanos a él están relacionados con la corrupción; por ejemplo, Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), a quien en 2019 la prensa exhibió por poseer 23 residencias y 13 empresas con un valor de más de 42 millones de pesos, propiedades que nunca dio a conocer en su declaración patrimonial.
Por encargo presidencial, Irma Eréndira Sandoval, ex titular de la Secretaría de la Función Pública (SFP), salió en defensa de Bartlett al decir que no era culpable de ningún conflicto de interés, enriquecimiento ilícito y también descartó el tráfico de influencias, pero ella también estuvo relacionada a un caso parecido, los medios documentaron que, junto con su pareja, John Ackerman, poseen seis propiedades que fueron adquiridas cuando ambos se desempeñaban como académicos de la UNAM. Lo raro es que en la UNAM no pagan sueldos tan altos como para pagar de contado más de 60 millones de pesos; cinco veces más de lo que aparecía en la declaración patrimonial de Sandoval.
Ahí no acaba la corrupción de Morena, el titular del IMSS, Zoé Robledo, fue evidenciado por otorgar contratos desde el Seguro Social a empresas de su hermano; en el caso de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte funcionarios de la institución han sido señalados de enriquecimiento ilícito, estos entre otros casos de corrupción en dependencias del Gobierno federal.
A todos estos polémicos escándalos se sumó el del hermano del presidente, Pío López Obrador, a quien se le vio en videos recibiendo dinero de manos de David León, quien era coordinador nacional de Protección Civil. Este dinero fue supuestamente para financiar, en 2018, la campaña del hoy presidente de México.
López Obrador prometió barrer la corrupción, pero en sus más de tres años de gobierno, diversos escándalos lo han desenmascarado, y la corrupción sigue. Ahora son sus hijos los exhibidos, en particular José Ramón López Beltrán, que pasó de ser desempleado, según lo afirmó para Imagen Noticias en 2018, a ser un exitoso empresario de la industria chocolatera y por “coincidencias de la vida” es pareja de una mujer que le ofrece una vida de lujos en Houston con una casa valuada en más de un millón de dólares, además de una camioneta de más de millón y medio de pesos.
Ante todas estas investigaciones periodísticas que muestran la cara verdadera de corrupción de Morena, Andrés Manuel López Obrador se ha dedicado a descalificar a la prensa pues, según él, son calumniadores y están empeñados en desestabilizar a su gobierno y en impedir la “Cuarta Transformación”. Todos los medios a su alcance están siendo utilizados para acosar a periodistas serios, hay una persecución en respuesta a las investigaciones.
No hay que perder de vista que la falsedad es una característica del gobierno morenista pues los hechos lo demuestran así. Queda claro que Morena es más de lo mismo, con un discurso alejado de la realidad y un gobierno que solo busca satisfacer intereses personales y de grupos de poder, porque los pobres, a los que prometió que serían primero, han aumentado y la lucha contra la corrupción es un rotundo fracaso.
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