Una nota publicada el pasado 22 de junio de los corrientes en el sitio digital Cardinal-Noticias, daba cuenta de que “habitantes de la comunidad de Xuchitlán, San Salvador (en el estado de Hidalgo, agrego yo) mantuvieron bloqueada la carretera federal México-Laredo, con el propósito de lograr que sean recibidos directamente por el gobernador del estado para que atiendan sus demandas y se haga justicia por la muerte de Leobardo Hernández Regino a manos de policías estatales”. A esta acción se “han sumado vecinos del municipio de Chilcuautla bloqueando la vía Tephe-Progreso con la posibilidad de que vayan sumándose otros más del Valle del Mezquital en el trayecto del día”. No hace mucho, pobladores de Santa Mónica en el municipio de Tenango de Doria, del mismo estado, hicieron lo mismo para reclamar al presidente de la republica que cumpla su compromiso de campaña de pavimentarles su camino. “Tan malo el pinto como el colorado”, reza el refrán popular.
Hay que insistir en que los pobladores de San Salvador ni han sido atendidos por el gobernador ni por ningún funcionario del gobierno estatal, tampoco les han resuelto sus demandas y uno de los campesinos agredidos por la policía estatal con balas de goma y gases lacrimógenos, acaba de perder la vida; burlándose así el derecho legítimode la población a ser escuchada por quienes están obligados a hacerlo.
Conviene denunciar por enésima ocasión, que el mismo trato ha recibido el plantón que sostienen desde hace más de tres semanas los miembros del Movimiento Antorchista Hidalguense que reclaman el cumplimiento de compromisos de obras y servicios entre los que destacan: regularización de colonias, devolución de un predio propiedad de 500 familias en Huejutla para construir vivienda invadido por servidores del propio gobierno estatal, pago de salarios a medio centenar de maestros a quienes sin ninguna justificación se les dejó de cubrir desde hace más de un año, obras de agua, luz, drenaje, pavimentación de calles y caminos, construcción de centros de salud y espacios educativos, etc., para cientos de pueblos y colonias de muchos municipios del estado.
Por otra parte, el pasado 25 de junio de los corrientes el portal digital de El Economista, daba cuenta de que las tomas ilegales a ductos de Pemex registraban un aumento del 9.5%, en comparación con el mismo período del 2020; “según muestran los datos de la empresa estatal”; se señala además que Pemex reconoce que “sus empleados pueden estar coludidos con los huachicoleros.” Llama también la atención que en el cuerpo de la misma nota se asegure que en los primeros cuatro meses del 2021 sean 22 estados del país en los que se registran las tomas clandestinas a los ductos de la paraestatal y que sean cinco las entidades las que concentran el 83.9% de las tomas ocupando el estado de Hidalgo el primer lugar con un total de 1,563 tomas, seguido de Puebla con 894, Estado de México con 477, Guanajuato con 117 y por ultimo Tlaxcala con 105. La nota agrega que en el caso de Hidalgo, Pemex registró para enero abril del 2020 un total de 1,187 tomas ilegales, cifra que se incrementó a 1,563 para el mismo período de este año, lo que significa un incremento del 31.6% en tan sólo un año.
De los datos referidos no desmentidos hasta ahora, se desprende que todo esto viene ocurriendo después de la tragedia de Tlahuelilpan, Hidalgo ocurrida en enero del 2019 y que cobró la vida de cuando menos 137 personas y decenas de heridos, así como el desabasto de combustibleque padecimos los mexicanos por varias semanas con las consecuencias que esto implica. La ambición de pocos, prohijada, alentada y consentida por el sistema económico en que vivimos y los gobiernos en turno, pueden más que la tragedia y necesidades de muchos.
Ciertamente, el problema del combate al huachicol no es un asunto competencia del gobierno estatal, pero que de cualquier forma, afecta la seguridad de la población y evidencia que la tan cacareada política del gobierno de la 4T de combate a la corrupción, es un verdadero fracaso; pues la propia paraestatal admite la colusión entre empleados (aunque no se señala de que nivel, ya podremos imaginarnos quienes están dispuestos a coludirse con la delincuencia: sólo los que saben que gozan de impunidad) y quienes se dedican al negocio ilícito de robo de combustible de los ductos de Pemex. Como se ve pues, el problema no sólo no ha desaparecido como lo prometió el propio presidente de la república, sino que este ha crecido a nivel nacional y en particular en Hidalgo, lo que nos coloca en el nada honroso primer lugar a nivel nacional. ¿Es esto para presumir señor gobernador? ¿Es esto lo que lo coloca a usted como uno de los gobernadores mejor evaluados según su propio dicho? ¿Así se combate la corrupción de la que tanto se habla?
Sin tener en cuenta por ahora (de ello me ocupare en entregas posteriores), la falta de solución a los problemas prioritarios como: la falta de agua potable, drenaje, pavimentación de caminos, falta de empleo, etc., de cientos de comunidades por parte de los ayuntamientos; los problemas referidos renglones arriba, revelan que la situación para la gran mayoría de la población en Hidalgo se complica, que las cosas empeoran mientras que varios aspirantes a la gubernatura han iniciado campaña política por las diferentes regiones del estado, pues como se sabe, estamos a sólo unos meses ya de la sucesión gubernamental, ¿no tendrá conciencia de ello el señor gobernador?; ¿se trata de una conducta deliberada para congraciarse con el poder presidencial? ¿Y los aspirantes de que realidad le hablarán a los ciudadanos y que soluciones concretas plantean para resolver tantos y graves problemas? Que cada quien saque sus propias conclusiones.
Vistas así las cosas, las familias que vivimos de nuestro trabajo diario, tenemos que cobrar conciencia de que la solución a nuestros problemas y carencias no van a llegar de quienes ostentan el poder, de arriba hacia abajo; sino de la organización y lucha que seamos capaces de librar nosotros mismos, siempre dentro del marco de derecho que no rige, pero en forma decidida y consecuente a pesar del sacrificio y las dificultades que esto implique. Debemos entonces, trabajar incansablemente por la educación y organización de todos los sectores afectados con la política de austeridad pero sólo para quienes producimos la riqueza social con nuestras manos. Solo la unidad y lucha organizada es garantía de una patria más justa, más generosa y más equitativa para con todos sus hijos. Trabajar por esa organización y educación del pueblo trabajador es la tarea del momento.
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