Hace unos días Ricardo Monreal, jefe de la bancada de Morena en el Senado, presentó una iniciativa de ley para regular a las redes sociales que operan en México. Dicha ley, dicen los conocedores del tema, obedece al temor que despertó en el presidente de México Andrés Manuel López Obrador, el veto que impusieron al expresidente de Estados Unidos, Donald Trump los grandes corporativos de las redes sociales Facebook y Twitter. El miedo del mandatario mexicano consiste en que, a él, esos gigantes de las telecomunicaciones, también le apliquen -en plena lucha por ganar las elecciones de este año-, la misma medida. La esencia de esta iniciativa se puede condensar así: regular las redes sociales que tengan más de 1 millón de usuarios, como Facebook, Twitter, Instagram o Tik-Tok. Estas redes sociales requerirán autorización del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), un organismo autónomo creado en 2013, cuyo titular es propuesto por el presidente ante el Senado; las redes podrán establecer mecanismos para suspender o eliminar cuentas y contenidos de acuerdo con términos previamente autorizados por el IFT. Sólo podrán eliminarse o suspenderse cuentas y contenidos que difundan noticias falsas, expresen mensajes de odio, afecten a los derechos de los menores de edad, revelen datos personales o provoquen algún delito. En caso de que las redes sociales no resuelvan las impugnaciones, se podrá presentar una queja por violación a la libertad de expresión ante el IFT, que ejercerá como árbitro entre las partes, si se acreditaran violaciones a la libertad de expresión, se prevén multas de hasta 89.62 millones de pesos (4.4 millones de dólares).
Como puede apreciar, amigo lector, el gobierno de la "Transformación de 4ª” (T4) quiere tener bajo su control en México a los gigantes de las redes sociales, pues según esta iniciativa sería el IFT (cuyo titular designa directamente el presidente de la República) quien tendría la última palabra en las controversias y en las suspensiones de cuentas de usuarios.
Los críticos de esta iniciativa de ley sostienen –no sin razón- que la iniciativa es parte de una estrategia de Morena para ganar a toda costa las elecciones en junio de este año. El objetivo no es impedir que las redes sociales sigan causando daño en los millones de usuarios por los contenidos manipuladores de las redes sociales, sino es "amarrar a estas redes a los designios de la T4”. Y en esto López Obrador y su gobierno no se distinguen de los gobiernos neoliberales, que no han tenido ninguna preocupación por los abusos y daños que han producido los grandes gigantes tecnológicos de las telecomunicaciones y en particular los de las redes sociales. Las grandes compañías de redes sociales se basan en la llamada "Inteligencia Artificial” (IA), la cual tiene como sustento tecnológico la instalación de millones de computadoras ubicadas, incluso bajo el mar, interconectadas como si fuesen las neuronas de un gran cerebro y que manejan sofisticados algoritmos (opiniones en código) que sirven para manipular las conciencias de miles de millones de seres humanos (la manipulación consiste básicamente en la búsqueda del "éxito” de los seres humanos, entendido este como el hacerse "famoso&rdquo, "agradable&rdquo, "atractivo&rdquo, etc., aunque esto sea solamente de forma virtual (aunque no haya ningún mérito o hecho ocurrido en la vida real).
Esa manipulación de las conciencias humanas ha producido que en muchos países se hayan incrementado los suicidios entre niños y adolescentes. Y aún más, los grandes gigantes de las redes sociales se han convertido en los últimos años en los negocios más lucrativos del planeta entero (en 2020 las ganancias de las cuatro compañías de las telecomunicaciones más poderosas del mundo obtuvieron más 280 mil millones de dólares en ganancias, casi un 40 por ciento más que en 2019; Facebook ganó 15 mil millones de dólares más en ese periodo, comparado con el año anterior). Ante este panorama surgen en muchos especialistas de las redes sociales, en periodistas, politólogos, sociólogos, etc., varias interrogantes: ¿Quiere realmente el gobierno morenista proteger a los millones de usuarios ante los daños que producen las redes sociales, o más bien quiere espantarlos con el "petate del muerto” para que no le cancelen cuentas a López Obrador, ante su evidente utilización de "fake news” (noticias falsas) que a diario utiliza para manipular al pueblo mexicano? ¿Por qué nada dice López Obrador, su encargado de comunicación, Jesús Ramírez y los líderes de Morena respecto a las denuncias que se han hecho desde el año 2018 sobre la existencia de "granjas de bots” que han utilizado los morenistas miles de veces para incrementar artificialmente la popularidad de López Obrador? Al respecto, la Revista Expansión, señaló en su edición de diciembre del año pasado que: "Una recopilación de datos del laboratorio de investigación Signa_Lab, parte del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), sustenta la existencia de redes automatizadas o bots, en Twitter, que operan con la misión de posicionar #hashtags en dicha red social que eleven la imagen del presidente Andrés Manuel López Obrador y lo que ha alcanzado su administración en los primeros dos años de gobierno. El laboratorio… publicó una serie de estudios realizados desde julio de 2018 en los que se analiza el nivel de interacciones de ciertas cuentas con los hashtags como #AMLOVE, que a lo largo de los últimos 24 meses han logrado posicionar en la red una imagen favorable del mandatario y su gobierno, así como han logrado polarizar o centrar la conversación digital a su favor…”
La iniciativa de ley de Monreal y del morenismo es un engaño más al pueblo de México, pues no tiene como objetivo el "defender la libertad de expresión” como sostienen sus promotores; es, en realidad, la defensa de Morena y de López Obrador, quienes no están dispuestos a enfrentar a los gigantes de las redes sociales, sino que, solo quieren que no se afecten sus intereses partidistas.
A pesar del uso lucrativo y manipulador de las redes sociales, conociendo sus límites y los riesgos que entrañan su uso, los movimientos democráticos y progresistas de las organizaciones del pueblo, deben seguir aprovechando lo positivo del uso de las redes sociales: el difundir masivamente las posiciones que genuinamente defienden los intereses de las masas oprimidas. La libertad de expresión es en boca de Morena y el presidente una farsa más de los orquestadores de la nueva cara del neoliberalismo, la cara de la "Transformación de 4ª”.
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