Hace una década se realizó el primer Concurso Nacional de Voces del Movimiento Antorchista Nacional (MAN). La encargada de este encuentro es la Comisión Nacional Cultural del antorchismo. Consecuente con su pensamiento que guía el quehacer diario, la música, particularmente su interpretación vocal, necesitaba su nicho que permitiera dar el reconocimiento a lo más destacado de los autores y cantautores, en especial, de los compositores mexicanos, sin detrimento de lo mejor de la música del mundo.
El Concurso de Voces surge como una necesidad para, en primer lugar, dar la oportunidad al artista popular, al trovador, que vive soterrado en el alma de cada mexicano que no tiene acceso a los medios para dar a conocer su virtud de cantante; surge de la necesidad de cultivar en el hombre un arte que lo aleje de la animalidad y le permita aspirar y acceder a mejores formas, que lo lleve a formas superiores de la humanidad.
En segundo lugar, es un intento humilde, quizá, pero muy serio, de rescatar y dar a conocer la música mexicana, la buena música mexicana, que hoy está relegada por las moda impuesta por culturas muy ajenas, interesadas en la enajenación que embrutece con ritmos y sonidos estridentes, y el enriquecimiento a costa de la mercadería pseudo musical.
La inmensa mayoría de los participantes no son estudiosos o estudiados en música ni canto, son gente humilde y sencilla que en sus cuitas se canta y cantan para los demás, son obreros que en sus tertulias aderezan el convite con su canto, son estudiantes que fascinan con sus voces a sus compañeros, amas de casas que acompañan su quehacer doméstico con la repetición de una buena pieza musical, son niños que tienen el don de cantar sin haber recibido, aún, una educación musical, adultos mayores que viven sus años encima con la voz que le sigue siendo fiel y conocieron los mejores tiempos de la música mexicana y la cantan como exigiendo, invitando, a que no la olvidemos, que la gocemos y que dejemos abierta nuestra alma para ser alimentada por ella. Sólo un reducido grupo compite en la categoría semi profesional, la selección del ganador resulta difícil, su calidad es envidiable.
El premio no es monetario, a veces apenas un reconocimiento, acuden sin ningún apoyo, salvo el que les brindan sus compañeros de lucha, los mueve solo el interés de compartir sus dones como cantantes y compartir el interés porque sus compatriotas vuelvan los oídos a la verdadera música de nuestro país.
Como persona, como organización, se reclama el apoyo para la realización del encuentro en los municipios, en las gubernaturas, en las altas esferas del gobierno federal, salvo honrosas excepciones, no hay, como dijera conocido comediante.
Esa es la realidad, desde el arribo de morena al gobierno federal mexicano, la cultura, el arte, la ciencia se sostienen “del milagro”. La transformación se notó y se sintió en el arte, fue declarada irrelevante y, por tanto, no digna de la atención presupuestal.
De los 16.75 mil millones de pesos (mdp) destinados al Ramo 28 (R-28) Cultura, en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2024, la Subsecretaría de Desarrollo Cultural fue la que sufrió el mayor descalabro, de 3.80 mdp pasó a 1.12 mdp, el 30% menos. La Dirección de General de Promoción y Festivales Culturales tiene una asignación de apenas 92.8 mdp (El Economista, 10 de septiembre de 2023), si consideramos que Los Tigres del Norte en su concierto gratuito en el Zócalo constó 25.8 mdp y con las campañas electorales, solo va alcanzar para dos tres festivales de esta naturaleza ¿O Usted, escaso lector, creé que los candidatos lo van a poner de su bolsa?
La mayor beneficiaria del PEF 2024 fue el Instituto Nacional de Antropología e Historia, que pasó de 4.7 a 8.0 mil mdp (el Economista, ibídem), es correcto lo que pensó, es para medio arreglar todos los desmanes que van dejando con el dichoso Tren Maya. De ahí pal real, hubo moche a casi todas las dependencias y las que algo aumentaron, la inflación no dejará rastro de mentado aumento.
De regreso. Pues así las cosas, los concurso de voces que se realizan en cada municipio, estado, región o el encuentro nacional, se realiza por amor al arte, por un verdadero y profundo amor y respeto al verdadero arte, a nuestros compositores, a la herencia artística y cultural de las entrañas del pueblo, del que canta para acompasar la siembra, para marcar el golpe del marro y el cincel, del que le canta a sus dioses para “hacer llover”. No reciben ningún apoyo, solo el esfuerzo de los activistas del antorchismo en la colecta, la vendimia o el sacrificado trabajo del equipo financiero hacen posible la magia de escuchar a niños, jóvenes, adultos y muy adultos entonar de forma espectacular y, algunos, los ganadores, de forma magistral las notas musicales que en su voz nos llevan a umbrales celestiales.
Tata Nacho, Guty Cárdenas, José Alfredo Jiménez, Agustín Lara, María Grever, Consuelito Velázquez, Álvaro Carrillo, ¿Le suenan? Y muchos autores mexicanos más se escuchan en humildes foros, un techado, un auditorio, teatros (Gota de Plata) y hasta magnificas construcciones (El Ágora) que reciben a los competidores.
Llegan con humildes vestimentas, en trasporte público o en su carrito, la magia empieza cuando se cambian por un vestuario que, seguramente, con mucho esfuerzo consiguieron, cuando alguien les procura una “manita de gato” para verse hermosos a la hora de cantar. Todo está listo, esto es “tercera llamada” y arrancan. Muchas horas de escuchar bella interpretaciones.
Alguien tiene que ganar, tristeza por los que no ganaron, alegría en los que pasaron a la fase regional. Así fue el Encuentro de Voces del MAN en el Estado de México. Los verdaderos ganadores fueron la música, la buena música mexicana, y los oyentes, el público asistente, quienes disfrutamos de unas voces que cantan y encantan.
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