Los actos represivos en su contra, la muerte de su hermano, el no dejarlo continuar sus estudios a pesar de haber sido el alumno más brillante y haber obtenido medalla de oro en su examen final de bachillerato, que le daba el derecho a estudiar en la universidad: lo hacen crecerse ante la injusticia, obteniendo tales fuerzas de exigencia para consigo mismo que le permiten salir triunfante y dar una lección a quienes negaban su preparación: el Estado Feudal Zarista.
Estos años de inusitados esfuerzos: muerte de su padre, de su hermano y hermana, su detención y expulsión en la universidad, su deportación, la negativa a que concluya sus estudios en el país o saliera al extranjero a realizarlos; así como el tiempo libre de deberes impuestos por la universidad, que le permitió prepararse por su cuenta, el conocimiento directo de la vida del pueblo ruso, primero a través de su padre y después en la deportación, la represión opresiva de un sistema -como le dijo al oficial que lo detuvo en la universidad- “podrido”, reflejado en la adversidad de su propia vida familiar, llevó a Lenin a emprender la lucha revolucionaria.
El 25 de julio de 1892, obtiene el permiso para defender causas, es decir para ejercer como abogado. Ya como abogado, como profesionista, mostró también la imposibilidad de defender al pueblo pobre, que termina siempre atropellado por el que tiene el dinero necesario para comprar la justicia. Enseñándonos a tomar partido, a tomar la decisión de luchar con el pueblo. Dedicándose desde entonces a estudiar a fondo el marxismo, y a unir los círculos dispersos -empezando en San Petersburgo, donde funda la Unión de Lucha por la Emancipación de la Clase Obrera (1895)- por toda Rusia y en el extranjero mismo. Esto lo lleva nuevamente a la cárcel, la deportación, la vigilancia y el exilio. Pero había nacido el embrión del partido revolucionario de la clase obrera.
Es esta la gran enseñanza a los profesionistas, pues nos mostró el camino a seguir: nuestros estudios, nuestro conocimiento científico, debemos ponerlo al servicio de la causa del pueblo, a educarlo en el conocimiento de las leyes del desarrollo de la sociedad -descubiertas por Carlos Marx y Federico Engels- comprobadas por el largo proceso histórico, desde sus primeros pasos como hombre gregario, a la actualidad, las cuales no hacen sino dar certidumbre a la lucha del proletariado, ante su tarea de conducir al pueblo a la toma del poder.
Con respecto a los obreros, los descubrimientos de las leyes que explican: el valor, la riqueza, la jornada de trabajo, el pago de la fuerza de trabajo y no el trabajo, el cómo se genera la plusvalía, la explotación de la fuerza de trabajo y, sobre todo, la tarea necesaria de organizarse, para poder tomar en sus manos, producto de la concentración y socialización de las fuerzas productivas, la dirección del proceso. Formar el Partido Revolucionario de la Clase Obrera y con él organizar la revolución socialista, establecer la dictadura del proletariado, para avanzar en la construcción del socialismo.
Todo esto que era una teoría, lo vemos realizado al estudiar su vida y con ello su obra. Su gran inteligencia, perseverancia y compromiso con la causa de Carlos Marx y Federico Engels, lo convirtió en el más grande estudioso de su obra y continuador de la misma, también por su gran congruencia, que lo llevó a la creación del partido de nuevo tipo, el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso Bolchevique (POSDR Bolchevique, 1903), que formó a los revolucionarios, también de nuevo tipo: hombres abnegados, entregados de cuerpo entero a la revolución: revolucionarios profesionales.
Lenin, con estos hombres nuevos, que vivieron sólo para ello. Unidos con los obreros, campesinos y el pueblo ruso, organizaron la primera revolución socialista en el mundo: con el POSDR bolchevique tomaron el poder (octubre de 1917), abolieron la propiedad privada sobre los medios de producción, establecieron la dictadura del proletariado y avanzaron en la construcción del socialismo. Nació la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (30, dic. 1922)
Él nos mostró el camino, los pueblos pobres, por el hecho de que su riqueza se la apropian unos cuantos, debemos unir al pueblo trabajador en un partido revolucionario marxista-leninista y luchar con los obreros, campesinos y el pueblo trabajador, prepararlos para estar listos en el momento que estén las condiciones para tomar el poder.
Su gran enseñanza, en este centenario de su muerte es: mostrarnos su determinación ante el estudio científico (Marxista-Leninista) de la realidad, y actuar sin vacilaciones, pues él vio la posibilidad ante la nueva contradicción, creada por el imperialismo, de que los obreros rusos, el campesinado y el pueblo, dirigidos por el partido bolchevique, podían tomar el poder ¡y lo tomaron! Aún subsiste a 106 años, la crítica y la denostación ante dicha decisión. Pero “El Faro Luminoso” para la clase obrera y los pueblos oprimidos del mundo, del progreso lo que desencadenó la revolución socialista, dirigida por Lenin, alumbra el futuro de la humanidad.
México y los países pobres de Latinoamérica debemos ver y seguir este “Faro Luminoso” que la vida de Lenin, y su querido pueblo ruso, nos enseñó y nos sigue mostrando. ¡A 100 años de su muerte, Lenin nos enseña!¡Viva Vladimir Ilich Lenin!
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