MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Llueva, truene o mueran los plebes (o de cómo Pilatos exigió jabón a la víctima)

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En el Noroeste de México se les dice “plebes” a los niños, niñas y en general a los jóvenes; también a los amigos y camaradas, y se adapta el artículo determinado (el, la, los, las) de acuerdo al contexto del diálogo. Los gobiernos se empecinan, pues, en presionar al pueblo sonorense por todos los medios a su alcance para que mande “voluntariamente” a sus plebes a la escuela, a que se haga responsable prácticamente de todo, desde reparar y echar a andar el edificio de la escuela misma hasta mandarle a los niños bañaditos, sanitizados varias veces al día, protegidos e higiénicamente transportados, vigilar su entrada y salida, hasta firmarle al Gobierno una carta responsiva que equivale a descargar a la autoridad de toda responsabilidad, ¡toda!, de lo que pueda pasar con los chamacos en las escuelas. Así que, con este hechizo superior a todos los de Harry Potter, la inminente catástrofe sanitaria que han pronosticado todos los científicos serios y líderes de opinión críticos —si en estas condiciones se retoman las clases presenciales—, formalmente no será responsabilidad de ningún gobierno, sino de los padres de familia que no cumplieron bien con sus obligaciones. “¡Ah, esos mexicanos tan irresponsables!”. Aquel Pilatos que consintió que su ejército apresara a Jesús, y mañosa y cobardemente no tomó partido ni por salvar al Mesías ni por condenarlo, renace hoy en gobiernos que usan su fuerza propagandística para lavarse las manos, y además le exigen a la víctima que firme la infame carta que por adelantado los libre de cualquier acusación: ¡Pilatos exigiéndole jabón a la víctima!

Pero la víctima aún se resiste y no se rinde del todo: por ejemplo, el anuncio hecho por la Secretaría de Educación y Cultura (SEC) de Sonora el pasado martes 10 de agosto a mediodía, a través de su página facebook hasta el momento de redactar el presente, ha tenido una catarata de reclamos al Gobierno de Sonora, de entre los cuales cito: “Es como si los enviaran (a los niños, aclaro yo, LMLA) al matadero”. En manos de quién está la salud de mis niños? Mi tesoro más preciado!! En quien??? Dios nos bendiga y que en su conciencia (ni tienen) no caiga la muerte de algún hermoso inocente” (SIC). A este argumento no hay autoridad alguna que asuma la responsabilidad de contestar. Pilatos evade la mirada. Algunos maestros, no del todo seguros, ironizan: “ISSSTESON nos respalda en caso de una emergencia, ya ven que es un servicio de excelencia… hace meses que no tiene medicinas, ni siquiera paracetamol, menos insulina, medicamentos para la presión…”, y no se diga para enfermedades cardiacas. Pilatos da la espalda a la realidad.

Hace poco más de un año, cuando estaba de moda la “nueva normalidad” las autoridades, con el presidente a la cabeza, promovían criminalmente que la gente saliera a la calle “sin miedo, sin temores”, a que se diera abrazos y besos porque “no pasa nada” y ya han fallecido más de medio millón de mexicanos por muertes asociadas a la Covid.19, según tuvo que aceptar la Secretaría de Salud. Poncio, obligado a falsear para permanecer en su puesto. Otro reclamo a la SEC: “…entiendan autoridades cabesa duras ustedes mismos están diciendo gue ay muchos niños y jóvenes entubados ustedes no es cierto gue les importa la salud del pueblo”. (sic). Pilatos tiene que mentir. “Nos quieren tener en los salones dando clases presenciales y en línea, para empezar no hay ni internet para poder hacerlo desde la escuela”. Ni la desnudez de sus víctimas conmueve a Pilatos. No hay autobuses suficientes en Hermosillo para llevar a la plebada a las escuelas, en caso de que los padres de familia se rindan ante esta guerra sicológica: circulan 240 de 350 que existen, y eso sin guardar la sana distancia dentro de ellos. Pero se necesitaría que circularan casi 400 camiones para que el transporte fuera seguro, según la asociación Vigilantes del Transporte, en su página facebook oficial. O sea, tendrán que apelotonarse los estudiantes dentro del camión urbano, o elegir llegar tarde o no ir. Pilatos se enreda con su túnica de mentiras y le vale un cacahuate que la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierta que hay un descontrol total de la pandemia en México, y que aumenta entre niños y jóvenes, aun así, insiste en lo suyo.

Me permito recordar a quienes hasta aquí siguen leyendo, que Antorcha ha insistido de diversas formas que la campaña por el reinicio de las clases presenciales “pone énfasis en el daño psicológico que les están provocando el encierro y el alejamiento de sus compañeros, amigos y maestros. Se habla de decaimiento general, de pérdida de interés en el estudio, de falta de atención y concentración y, en los casos más graves, de depresión y tendencias suicidas”. Estos argumentos parecen bien fundados y bien intencionados a primera vista, pero son sólo engaños; hemos comprobado que los gobiernos tienen “como interés prioritario la restauración inmediata del funcionamiento de la economía, es decir, su propósito es la conservación y prosperidad de los negocios y de las mayores utilidades de la empresa privada…los obreros y estudiantes que tengan que morir que mueran, pero hay que salvar las utilidades de la gran empresa privada”. Consulte usted ¿Cuál es el peligro real del regreso a clases? - Movimiento Antorchista Nacional

En los intereses materiales del gran capital reside la causa de toda la tragedia que hoy nos divide, recluir científicamente a la población no es negocio, no rinde ganancias, hay que convencerla de que circule para que el capital explotador cumpla su función. Hace un momento, poco antes de terminar este artículo, el ingeniero Homero Aguirre publicó el siguiente dato: “Es un crimen decir que no hay evidencia de epidemia de covid-19 en menores de edad. En México hay 60,928 niños y adolescentes infectados y 613 muertes (dato oficial hasta el 11 de agosto)”. Pilatos tiene que ser criminal para ocupar ese puesto. Para el gran capital las vidas humanas no valen ni siquiera lo que un peón de ajedrez, dijo una vez el ingeniero Omar Carreón.

Pues claro, ¿y de dónde sale la preocupación por los vivos de hoy del sistema económico que ha causado más muertes que nunca antes a la humanidad? ¿Cómo creer a Poncio Pilatos que se preocupe de verdad y le angustie el destino de su víctima? 

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