Los datos son contundentes y estremecedores: según el Inegi, “En el último trimestre de 2021, el número de personas que ganan entre uno y dos salarios mínimos, el segundo nivel más bajo de ingresos en México, reportó 19 millones 940 mil 225 una cifra no vista en los registros del Inegi y que representó un incremento de 2 millones 504 mil 165 personas más…”. Es decir, la pobreza entre los trabajadores que sí tienen empleo (los desempleados y los informales están mucho peor) está aumentando dramáticamente y con ello, obviamente, las carencias de todo tipo en sus familias, aunado a la nula inversión pública del gobierno federal, el de AMLO y la 4T, y a los pésimos servicios que oferta el gobierno (educación, salud, agua, drenaje, electricidad, etc.), condenando, así, a la inmensa mayoría de los mexicanos a la más espantosa miseria, ignorancia, hambre, insalubridad.
Éste es uno de los grandes problemas nacionales que debería estar presente en la agenda presidencial de cualquier nación y debería estar siendo atacado con un plan estratégico con base en la realidad (no con otros datos o con deseos de estar bien), científicamente elaborado, con acciones concretas, planificadas y calendarizadas para ir midiendo los resultados y corrigiendo las fallas detectadas.
AMLO y su gobierno, por el contrario, ni siquiera lo tienen contemplado en su agenda, por lo que no hacen nada para remediarlo. En las mañaneras se dedica, un día sí y otro también, a atacar a la prensa y a periodistas críticos, a tratar de defender lo indefendible (el escándalo de la casa gris), a asegurar que el “pueblo bueno” vive “feliz, feliz”, a que ya acabó con la corrupción (sí, cómo no), a atacar para someter o desaparecer a los organismos autónomos constitucionales, a elogiar sus obras faraónicas, a presumir sus programas sociales (electoreros todos), y a promover la revocación de mandato, entre otras cosas.
Pero, ¿y la pobreza?, y, ¿esos gravísimos datos, señalados más arriba, publicados recientemente por el Inegi, no le preocupan al señor presidente?, el hecho del desmesurado aumento de la población económicamente activa (PEA) que ha bajado drásticamente sus ingresos quedando entre los que perciben entre uno y dos salarios mínimos ¿no es un problema serio, importante, que afecta a los mexicanos?, ¿no que primero los pobres (sí, pero los “pobres” hijos y amigos del presidente)?
La respuesta es obvia (no en la teoría, sino en la realidad): no, al presidente no le interesa este problema, a la 4T lo que menos le interesa es atacar con un proyecto bien estructurado el problema; ellos, incluido AMLO, como nunca habían gozado de las mieles del poder (que decían combatir pero que tanto envidiaron), ahora que sí están gozando esas mieles, quieren seguir gozándolas y es lo único que les interesa, lo único que les preocupa, por eso sus pleitos internos, por ello su arrogancia, por ello su desprecio al pueblo trabajador.
Pero al pueblo trabajador sí le interesa este problema porque lo afecta directamente. Los trabajadores deben conocer objetivamente el asunto, deben organizarse y luchar para que este gobierno (o los gobiernos que sigan) combatan la pobreza con un plan científico, bien elaborado, con metas claras, precisas y medibles para que, como en China, logremos un día no muy lejano tener un país donde sus hijos vivan dignamente, ¿se podrá? Claro que sí pero sin un gobierno como el actual.
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