MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Los abrazos no alcanzan para frenar los balazos

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México se ha convertido en una nación secuestrada por el crimen, desde la llegada del gobierno de la Cuarta Transformación, la inseguridad se respira en todos los rincones del país al carecer de una estrategia que ponga fin a ese problema que se ha convertido en tragedia para los mexicanos, mientras el presidente Andrés Manuel López Obrador se ha conformado con promover su famosa estrategia de abrazos no balazos que ha quedado en sobrada burla para las familias mexicanas al constatar que ahora tienen mucho más garantías los delincuentes que los inocentes.

Se han lanzado exhortos, de todos colores y tamaños, al Gobierno federal, provenientes de los diversos sectores que se han visto severamente lastimados por las bandas criminales que cada vez aumentan su poderío, manifestando la urgencia de que se brinde protección a los ciudadanos y se combata a quienes asesinan y roban impunemente.

Se podría decir que nadie está a salvo en estos momentos frente a la inseguridad reinante; han sucumbido médicos y enfermeros, periodistas, abogados, funcionarios de los tres niveles, luchadores sociales, campesinos, ricos y pobres, mujeres, niños y demás en un México incendiado, en una nación que ha sido rebasada por los balazos, donde ya no alcanzaron los abrazos.

Aunado a ello, se ha incrementado la pobreza extrema, que es donde las bandas criminales encuentran caldo de cultivo para engrosar sus filas, a la vez que los alimentos y energéticos se encarecen debido a la incursión de los delincuentes que siguen cobrando derecho de piso a productores y empresarios a cambio de respetar sus vidas.

Basta hacer una breve radiografía de los momentos en que se podría decir se le disparó el problema a López Obrador en casos más recientes, siendo el pasado 21 de junio que los jesuitas del país, con profundo dolor, denunciaron y condenaron el homicidio de los hermanos Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, ocurrido un día antes dentro de la parroquia de San Francisco Javier, en la comunidad de Cerocahui, Chihuahua, hecho que lejos de ser aislado, forman parte de un contexto de violencias, dolor y sufrimiento en muchas partes del país, que obliga el llamado urgente a participar en la construcción de la seguridad, la justicia, la paz, pero una paz verdadera y no la de los panteones.

De acuerdo con las cifras que se han publicado por diversos organismos, no se denuncia el 94 por ciento de los delitos y se resuelve menos del 1 por ciento; donde la tasa de homicidios violentos por cada 100 mil habitantes fue de 27 en 2021, un promedio de 94 asesinatos al día, más de cuatro veces el promedio mundial.

Asimismo, los feminicidios han crecido con más de 500 mujeres que han sido víctimas durante el primer semestre del año en curso; y donde 6 de cada 10 personas consideran la inseguridad como el problema más importante.

Recientemente CNN publicó: “Un periodista fue asesinado la noche del martes en el estado mexicano de Guanajuato, centro de México. Se trata del 13º comunicador ultimado en el país en lo que va del año, según un recuento de organizaciones no gubernamentales como Artículo 19, Reporteros sin Fronteras (RSF), el Comité para la Protección de los
Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). 

Ernesto Méndez, director del medio digital Tu Voz, fue asesinado cuando un comando armado irrumpió en un bar de su propiedad y arremetió contra él mientras que el gobierno de Guanajuato reportó la muerte de otras dos personas en el ataque. 

Con Ernesto, suman 13 asesinatos de periodistas en 2022, y por lo menos 9 con vínculo con la labor. Por lo que se exigió al Estado Mexicano actuar de manera urgente para frenar este fenómeno.

Sin embargo no hay estrategia de seguridad que frene esos ataques; el encargado de seguridad nacional Ricardo Mejía Berdeja, brilla por su ausencia, dedicado a menesteres políticos en donde pretende ser candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) al gobierno de Coahuila.

En contraparte, los médicos y enfermeros del país ya han alzado la voz para denunciar que son amenazados constantemente en los lugares donde trabajan, principalmente en las comunidades rurales donde las clínicas se van quedando abandonadas.

El caos y la desesperación de las familias mexicanas ha llegado al límite, ni el anuncio de militarizar al país le ha dado resultado al promotor de la 4T que le sigue apostando a los abrazos no balazos mientras los ciudadanos sucumben frente a tan enorme inseguridad.

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