MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

POESÍAS

Poesía

Los portadores de sueños

Gioconda Belli
Declama: Raymundo López

En todas las profecías

está escrita la destrucción del mundo.

Todas las profecías cuentan

que el hombre creará su propia destrucción.

Pero los siglos y la vida

que siempre se renueva

engendraron también una generación

de amadores y soñadores,

hombres y mujeres que no soñaron

con la destrucción del mundo,

sino con la construcción del mundo

de las mariposas y los ruiseñores.

Desde pequeños venían marcados por el amor.

Detrás de su apariencia cotidiana

Guardaban la ternura y el sol de medianoche.

Las madres los encontraban llorando

por un pájaro muerto

y más tarde también los encontraron a muchos

muertos como pájaros.

Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas

y las dejaron preñadas de miel y de hijos verdecidos

por un invierno de caricias.

Así fue como proliferaron en el mundo los portadores sueños,

atacados ferozmente por los portadores de profecías

habladoras

de catástrofes.

los llamaron ilusos, románticos, pensadores de

utopías

dijeron que sus palabras eran viejas

y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso

es antigua

el corazón del hombre.

Los acumuladores de riquezas les temían

lanzaban sus ejércitos contra ellos,

pero los portadores de sueños todas las noches

hacían el amor

y seguía brotando su semilla del vientre de ellas

que no sólo portaban sueños sino que los

multiplicaban

y los hacían correr y hablar.

De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida

como también habia engendrado

a los que inventaron la manera

de apagar el sol.

Los portadores de sueños sobrevivieron a los

climas gélidos

pero en los climas cálidos casi parecían brotar por

generación espontánea.

Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias

torrenciales

Tuvieron algo que ver con esto,

La verdad es que como laboriosas hormiguitas

estos especímenes no dejaban de soñar y de construir

hermosos mundos,

mundos de hermanos, de hombres y mujeres que se

llamaban compañeros,

que se enseñaban unos a otros a leer, se consolaban

en las muertes,

se curaban y cuidaban entre ellos, se querían, se

ayudaban en el

arte de querer y en la defensa de la felicidad.

Eran felices en su mundo de azúcar y de viento

de todas partes venían a impregnarse de su aliento

de sus claras miradas

hacia todas partes salían los que habían conocido

portando sueños

soñando con profecías nuevas

que hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores

y de que el mundo no tendría que terminar en la

hecatombe.

Por el contrario, los científicos diseñarían

puentes, jardines, juguetes sorprendentes

para hacer más gozosa la felicidad del hombre.

Son peligrosos - imprimían las grandes

rotativas

Son peligrosos - decían los presidentes

en sus discursos

Son peligrosos - murmuraban los artífices de la guerra.

Hay que destruirlos - imprimían las grandes

rotativas

Hay que destruirlos - decían los presidentes en sus

discursos

Hay que destruirlos - murmuraban los artífices de la guerra.

Los portadores de sueños conocían su poder

por eso no se extrañaban

también sabían que la vida los había engendrado

para protegerse de la muerte que anuncian las

profecías

y por eso defendían su vida aun con la muerte.

Por eso cultivaban jardines de sueños

y los exportaban con grandes lazos de colores.

Los profetas de la oscuridad se pasaban noches

y días enteros

vigilando los pasajes y los caminos

buscando estos peligrosos cargamentos

que nunca lograban atrapar

porque el que no tiene ojos para soñar

no ve los sueños ni de día, ni de noche.

Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de

sueños

que no pueden detener los traficantes de la muerte;

por doquier hay paquetes con grandes lazos

que sólo esta nueva raza de hombres puede ver

la semilla de estos sueños no se puede detectar

porque va envuelta en rojos corazones

en amplios vestidos de maternidad

donde piesecitos soñadores alborotan los vientres

que los albergan.

Dicen que la tierra después de parirlos

desencadenó un cielo de arcoiris

y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.

Nosotros sólo sabemos que los hemos visto

sabemos que la vida los engendró

para protegerse de la muerte que anuncian las

profecías.