Los recursos que millones de trabajadores mexicanos aportan a través de sus impuestos para integrar el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), y que ejercerá el Gobierno Federal en el 2020, se les dará un uso electorero y contrario a las necesidades de los más pobres del país, que son la inmensa mayoría de la población. Pareciera, así nos lo hacen ver AMLO y los diputados morenistas, que los recursos son de su patrimonio y que se puede hacer y deshacer con ellos a su antojo; pero no, ¡de ninguna manera!, la mayoría de los recursos del PEF, los aporta el pueblo trabajador, y sólo a él le toca decidir su uso.
Cuando vamos a un comercio y adquirimos una mercancía, ya sea un refresco, un pantalón, una pantalla, por dar ejemplos, tenemos todos los mexicanos que pagar el famoso IVA (Impuesto al Valor Agregado), impuesto indirecto del 16% que retiene el comerciante para luego trasladarlo al poderoso SAT (Servicio de Administración Tributaria). Pero no se crea, amigo lector, que esto es una bicoca. No, de ninguna manera: se estima por concepto de este impuesto entraran a las arcas del gobierno federal en 2020, la cantidad de 1, 007,546 millones de pesos. Sí, escuchó Usted bien: ¡más de un millón de millones de pesos!
Sigamos. Cuando, después de una semana o una quincena de labor de agotadoras jornadas de trabajo los millones de obreros y de empleados pobres, ven que en su recibo de nómina aparecer una retención por concepto del ISR (Impuesto Sobre la Renta), se está pagando otro impuesto más. Este impuesto es "el rey" de los ingresos del Gobierno Federal, casi un tercio del PEF, pues por este concepto el gobierno le quitará al trabajador humilde nada menos que 1, 846, 445 millones de pesos. Alguien dirá que también los empresarios pagan el ISR. Es cierto, pero es un hecho demostrado que las empresas evaden estos impuestos de muchas maneras, entre ellas reportando al SAT que no hubo utilidades o ganancias en el ejercicio fiscal, y, por otra parte, recibiendo condonaciones, en algunos casos de miles de millones de pesos como a dado a conocer la prensa nacional.
Viene ahora el turno al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS), que el gobierno espera ascienda al año entrante a 515,733.5 millones de pesos. ¿Dónde me quitan, a mí, ciudadano común y corriente, este impuesto "especial"? Muy simple; cuando voy con mi vehículo, si tengo la fortuna de tenerlo, a las gasolineras, ya irremediablemente, tengo que pagar en este impuesto, poco más o menos seis pesos por litro de gasolina, que van a las arcas públicas, ya que el dueño de la estación debe entregárselo al SAT; cuando consumo un refresco, unas galletas, una botana, por poner un ejemplo, pago este engendro llamado IEPS.
Como tratamos de ilustrar, amable lector, esto recursos, insistimos, los aporta en su mayor parte los millones de trabajadores; de los impuestos que paga (IVA, IEPS, Tenencia vehicular, Catastro, traslado de dominio, y así una lista larga) y de empresas estatales mal administradas, pero que algo dejan.
¿Qué va a hacer el gobierno federal – léase AMLO y sus secuaces en la Cámara de Diputados- con los recursos que pertenecen a todos los mexicanos, con los más de 6 billones de pesos? La respuesta es sencilla: recortarle recursos a los más pobres en aspectos necesarios para el desarrollo social. Se suprimió, por ejemplo, el Ramo 23, con el cual los gobiernos estatales y municipales, con la partida que se etiquetaba dentro del PEF podían hacer obras y servicios como: agua potable, electrificaciones, drenajes, pavimentaciones, carreteras, aulas, hospitales, etc. Pues ahora el todo poderoso AMLO, que va que vuela para ser un remedo de dictador, decidió que miles de comunidades sigan abandonadas sin poder contar con carreteras que las comuniquen; decidió que los habitantes de colonias y pueblos de miles de colonias sigan viviendo en terregales y lodazales careciendo de drenaje y pavimentación con las consecuencia en salud y condiciones de vida que esto conlleva; decidió, el demagogo, que no se construyan aulas, porque esto es la verdadera realidad de la "austeridad republicana". En fin: decidió que haya "desarrollo social" sin desarrollo social, o lo que es lo mismo desarrollo en su imaginación, y pobreza y marginación para los pobres en la terca y cruda realidad.
El plantón que el Movimiento Antorchista Nacional hasta el momento de escribir estas líneas mantiene en la Cámara de diputados, sólo exige la realización de obras, servicios y beneficios a miles de comunidades olvidadas, donde vive la gente pobre. Sólo exige se reoriente el gasto público en favor de los que menos tienen y de cuyos bolsillos sale los 6 billones de pesos; exige se dé un alto al recorte a programas del campo y de la ciudad. Esta es la única verdad. Ni frio, ni hambre, ni carretadas de lodo vertidos de los medios de comunicación pagados que le tienden el camino de la dictadura de AMLO, detendrán la lucha de los humildes, antes, al contrario, la avivarán. Y si no al tiempo.
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