No es malabar o juego de palabras; el objetivo real de cualquier gobierno es defender los intereses de la Nación. Hay Gobiernos y Gobiernos, es decir, no todos los partidos políticos usan el poder, cuando acceden a él, en favor de ese ente superior al que llamamos Patria, aunque así lo profesen, sino que defienden primero los intereses de los grupos de poder o de las clases sociales a las que representan, incluso a costa y en contra de los intereses más generales del conjunto social.
Los melifluos e hipócritas defensores de las clases privilegiadas siempre saldrán con alguna pose altisonante y mojigata para criticar ese radicalismo y discurso polarizador que asevera la existencia de las clases, cuyos intereses son no solo diferentes sino diametral e inconciliablemente opuestos, e invocando a la democracia y la libertad, condenan la tesis de la lucha de clases y llaman a la paz ignominiosa del sometimiento y la resignación. Claro, siempre y cuando ellos estén encima.
Pero ahí están las leyes cuyo poder, como propusiera Mariano Otero, no se debe “…a una mística e intangible ‘justicia eterna’ que toma cuerpo en ella, sino a una razón bien concreta y material: al hecho de que la ley, cuando está bien pensada y mejor construida, refleja de modo exacto, correcto y equitativo la pluralidad de intereses que existe en toda sociedad humana, intereses que no son solo divergentes, sino, a veces, abiertamente opuestos entre sí.,, la buena ley realiza el milagro de contentar a todos, de reducir la pluralidad a la unidad mediante la inclusión de todos los intereses y puntos de vista, compatibilizándolos entre sí hasta donde es posible; logra la armonía (temporal, es cierto) de los opuestos, dando como resultado una sociedad avenida, funcional y que permite el desarrollo, progresivo y pacífico, de los elementos dispares que la constituyen.” (El respeto a la Ley, condición de estabilidad social, Aquiles Córdova Morán, 7 noviembre 2018).
¿Es posible compatibilizar esos intereses y lograr estabilidad social y crecimiento con justicia social?, Don Mariano Otero propone que sí, pero pone la condición de lograr leyes “bien pensadas y mejor construidas”, y una vez que estás existen, su respeto irrestricto e institucional. Es decir, una vez que tenemos una Constitución que, aunque perfectible, hace historia a nivel mundial al incluir además de las garantías individuales las sociales y estipular mecanismos para que el pueblo se defienda de los abusos de poder, se requiere que las instituciones, el poder político en primer lugar, respeten esa Ley.
Pero hay otro modo de saber que un gobierno realmente está trabajando y teniendo éxito en eso de lograr crecimiento y desarrollo con justicia social: resultados tangibles en la mejora de las condiciones de vida de su pueblo. Eso no se mide con discursos, ni inventando un mágico y novedoso indicador de la “felicidad del pueblo”, sino en el bolsillo del ciudadano, con los datos que ofrecen el método científico con la medición de la realidad y su movimiento a través de las estadísticas. Por eso, nuevamente, debemos ver los verdaderos datos para saber si el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y su partido Morena, y si me lo permite todo el sistema político mexicano, están realmente logrando la transformación en favor de primero los pobres, como presumen, o no y es mejor pensar en alguna otra solución.
Hay un dato que nos dice cómo han avanzado las condiciones de vida, en este caso de los carmelitas, como se les llama a los habitantes del municipio de Carmen, y más en concreto a los de Ciudad del Carmen, la urbe más importante del estado de Campeche. De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía publicados recientemente, en Ciudad del Carmen, casi la tercera parte de la población debe trabajar tiempos extras o tener dos empleos para poder sobrevivir.
Carmen tiene la mayor tasa de subocupación a nivel nacional con un 29 por ciento, y la cuarta con más porcentaje en participación con 65.9 por ciento, pues más de 62 mil carmelitas se encuentran en la Población Económicamente Activa. De esta forma, 27 mil de las 94 mil personas ocupadas afirmaron que sus ingresos “no les alcanzan”, por lo que deben trabajar más tiempo o buscar un segundo empleo para poder subsistir. Esto fue lo que encontraron al resumir los datos del último trimestre de 2021, siendo que, a nivel nacional, la tasa de personas subocupadas fue de solamente 10.6 por ciento, es decir que en ciudad del Carmen este porcentaje es casi el triple del general de la Nación.
Para tres de cada diez carmelitas que están ocupados, sus ingresos son insuficientes y deben hacer algo extra para poder sobrevivir; vender algo por su cuenta, trabajar horas extras o en un segundo empleo informal. A nivel nacional, el estado de Campeche ocupa el cuarto lugar en tasa de subocupación, por encima incluso de la Ciudad de México.
No, no estamos mejor ni se atiende primero a los pobres; nuevamente, la realidad dice que ese discurso de AMLO es falso, y que su Política social es o un gigantesco fraude, o un escandaloso fracaso.
No quiero dejar de pronunciarme en favor de la paz, ante los acontecimientos que se desarrollan en Europa. Pero no quiero hacer uno más de esos melifluos e hipócritas pronunciamientos contra la Guerra, sino porque los pueblos entiendan que al Imperio no le importan la paz ni los derechos humanos, sino sus intereses económicos y tienen todo un aparato militar y de inteligencia que promueven la Guerra y el sometimiento de las naciones débiles. A ese monstruo sin entrañas le han hecho frente con dignidad, y lo han contenido, las naciones que abogan por un mundo multipolar, entre ellas Rusia y China.
Lo que sucede en Ucrania en estos días es un ejemplo más de ello, a los nazis que ascendieron al poder en esa nación, por la vía de una “Revolución de color” cocinada en las oficinas de la inteligencia norteamericana, con el dinero de los ciudadanos de Estados Unidos, se les está permitiendo crecer y fortalecerse, como lo hizo Europa antes de la Segunda Guerra Mundial con el nazismo alemán. La intervención de Rusia en esa nación NO es pues, imperialista, como las han sido las guerras que promueven y realizan en todo el mundo los que hoy se desgañitan y se desgarran las vestiduras, acusando a Rusia y a Vladimir Putin, sino, como él lo dijo: para desmilitarizar y desnazificar a Ucrania.
Rusia se está defendiendo y está defendiendo a su pueblo, usando los mecanismos que les dejaron los buitres del imperio. Pero al defenderse ellos, también están defendiendo la paz con dignidad de todo el orbe y el derecho de las naciones débiles a un crecimiento independiente y armónico. Como en la Segunda Guerra Mundial, es el pueblo ruso el que está combatiendo el holocausto nazi y defendiendo al mundo entero. No lo olvides.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario