El expresidente AMLO prometió en su campaña un sistema de salud como el de Dinamarca y, al final de su administración, dijo que un sistema mejor que el de Dinamarca. Pero la promesa de un modelo más eficiente, transparente y mejor planificado se quedó sólo en promesas.
La corrupción, así como la mejora del sistema de salud, no se lograron porque 82.5 millones de recetas no se surtieron entre 2018 y 2023. Estos resultados llevaron al fracaso al Insabi; oficialmente se reportaba que las cosas caminaban bien, como se hizo costumbre en la 4T, pues ellos tenían otros datos.
Mientras las instituciones oficiales reportaban un promedio de abasto de medicamentos del 90 %, las organizaciones civiles estimaban más de 82.5 millones de recetas no surtidas.
Al parecer, es AMLO el que sigue tomando muchas decisiones en el gobierno, porque los de la nueva administración jalan para un lado y los de AMLO para otro.
Lo alarmante es que la nueva administración sigue la misma línea, por lo que no se ve cómo corregir. No se observan cambios sustanciales ni se dice de dónde se sacará dinero para mejorar el sistema de salud.
El presupuesto es casi el mismo; sigue la política de austeridad y la cobija no alcanza. Si se le jala más para un lado, se descobija a los vecinos, que en este caso serían los pobres, porque no hay cosas nuevas en salud ni en las demás dependencias.
Hay que entender que estamos viviendo una nueva realidad en nuestro país y en el mundo, por lo que no es correcto continuar con la política de dividir y confundir. No se están tomando acciones concretas y se continúa haciendo caso a las ocurrencias y a las fantasías.
Por lo pronto, van atrasados, según dicen expertos en industria farmacéutica, porque opinan que las compras se deben hacer seis o doce meses antes.
Lo que propone la 4T es comprar la medicina en diciembre para entregarla en marzo de 2025. Mientras, tendremos desabasto. El asunto es un problema, aunque no lo quieran reconocer.
No hay claridad sobre lo que se está haciendo; a la presidenta le está faltando mano firme para remediar este problema.
Al parecer, es AMLO el que sigue tomando muchas decisiones en el gobierno, porque los de la nueva administración jalan para un lado y los de AMLO para otro. El expresidente controla senadores, diputados, así como algunos gobernadores, por lo que se ve cuesta arriba el futuro del segundo piso de la 4T.
La mayoría aplastante de Morena da la idea de mucha fuerza, pero en los hechos Morena es una mezcolanza de ideologías de líderes del PRI, PAN y PRD, de gente muy poco preparada ideológicamente, pero que se la saben de todas todas para engañar, confundir, amedrentar al pueblo, utilizando el presupuesto, del cual hasta el momento han gastado doscientos cincuenta y nueve millones de pesos en un año.
Ahora queda más claro que nunca que los intereses de Morena no son la construcción de una sociedad más justa y mejor para todos. Esto se comprueba por los cambios en las leyes, la imposición en el poder judicial y la forma de actuar de sus gobernantes, legisladores y militantes, quienes únicamente están interesados en que su partido se conserve en el poder.
La 4T sigue sin cumplir sus compromisos; sus resultados son desastrosos, y viven orgullosos porque hicieron crecer el capital de unos cuantos ricos, mientras los pobres siguen peor que antes.
Ahora son miles los que tienen que abandonar sus hogares porque no les alcanza lo que ganan; les entregaron tarjetitas, pero les arrebataron todo.
En los hechos, las cosas están peor: ahora más de 100 millones de mexicanos son pobres. La situación se está volviendo insoportable porque, además, los homicidios siguen aumentando, uno cada quince minutos, y contamos con un sistema de salud sin medicamentos.
Urge hacer conciencia de lo que está pasando aquí en México y en el mundo; recordar las palabras de nuestro dirigente Aquiles Córdova Morán, que desde hace cincuenta años nos dijo que el problema de México no es la corrupción, sino la pobreza. La injusta distribución de la riqueza y el sistema neoliberal nos están matando poco a poco; es un cáncer que desafortunadamente se está extendiendo por todo el mundo y en nuestro país lo tenemos incrustado hasta los huesos.
Por eso urge transformar esta realidad; los pobres deben unirse, organizarse para luchar por todos nosotros, los más pobres. De no hacerlo así, la situación de los pobres seguirá empeorando, como está sucediendo con el sistema de salud, la inseguridad y la educación, porque las transferencias monetarias no alcanzan para resolver las necesidades en todo el país.
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