La FIFA, fundada con siete países participantes en 1904, con la finalidad de monopolizar, mercantilizar, unificar el futbol y convertirlo en un juego popular, atractivo, sencillo y rentable económicamente, meta que se ha logrado en el recorrido de 118 años de historia, hoy participan 32 equipos y se proyecta que para el 2026 sean 46 selecciones de naciones participantes. Cada 4 años se enciende la pasión, emoción, esperanza y euforia futbolera de los aficionados y se cumplen los sueños de unos pocos futbolistas que son seleccionados, más que por sus habilidades futbolísticas, por sus características personales con las que pueden atraer a los aficionados; la prioridad uno, es la jugosa ganancia millonaria para los organizadores y los patrocinadores del gran evento de la pasión y la desilusión.
En el 2010 la FIFA autorizo la 22a edición del Mundial en Catar, se realizaría entre el 20 de noviembre y el 18 de diciembre del 2022, donde participarían 32 selecciones; país con un territorio de 11,571 kilómetros cuadrados, 3 millones de habitantes, pequeño país árabe, musulmán, que con motivo del evento sería visitado por más de un millón de personas de todo el mundo. Esto ha traído mucho de qué hablar; la riqueza de Qatar, la violación de los derechos humanos, la inexistencia de los derechos de las mujeres, la explotación laboral, las condiciones infrahumanas de trabajo, los míseros salarios que pagaron en la construcción de toda la infraestructura mundialista, etc., esto no solo pasó en Qatar, siempre ha pasado en otras sedes mundialistas y en todos los lugares donde impera el sistema económico capitalista, que lo permite, por supuesto cuando a sus intereses conviene, lo demás es apariencia e hipocresía, el señor don dinero lo puedo todo, por ello los dueños de Qatar convencieron a los dueños del futbol en el 2010 para que fuera sede del Mundial 2022. Cuando la sede mundialista cumple las expectativas económicas de los que se llevan la mayor parte del pastel, las críticas sociales son lo de menos. El país anfitrión construyó las instalaciones de todo tipo que permitieran realizar este importante evento deportivo más popular del mundo; siete estadios, un nuevo aeropuerto, carreteras, rutas de transporte y una nueva ciudad (Lusail), donde se jugará el gran final del torneo. Para realizar estas asombrosas y costosas obras, fue posible a dos cosas; la inversión millonaria que requirió toda esta impresionante infraestructura y la gran fuerza humana de cientos de miles de trabajadores migrantes de varias partes de mundo, principalmente, hindúes, pakistaníes, Nepaleses, etc., dos elementos sin los cuales no podría hacer estas maravillosas obras de la burguesía de Qatar. La valiosa mercancía llamada futbol exigía instalaciones de primer mundo, mismas que las pagarían los miles de millones de aficionados, al consumir el deporte más rentable del planeta, actividad comercial en la que están involucradas las más altas esferas económicas y políticas del mundo, aquí no importa quién juega mejor, tiene la mejor moral o respeta a las reglas, sino quien es el más rentable, deja más ganancia, porque lo que importan son los billetes, el deporte practicado, fomentado y realizado como un gran negocio, eso es el Mundial de futbol. La mitad de los habitantes del planeta (4,000 millones) practican o disfrutan ver este deporte, esta gran popularidad se convierten en estratosféricas utilidades y ganancias de dinero, que son aprovechadas por unos cuantos empresarios involucrados en torno al gran negocio de este deporte, se calcula que el 47% de la población global sigue al mundial a través de los diferentes medios de comunicación y de forma presencial en los estadios. Las jugosas ganancias millonarias se quedan ente los organizadores, los patrocinadores y los espacios donde se transmiten en vivo los partidos, pues la FIFA tienen el monopolio de una mercancía llamada futbol, que despierta pasiones y decepciones cada cuatro años. Por los derechos de transmisión y retransmisión en los diversos medios de comunicación, los patrocinadores, la venta de mercancías alusivas al mundial, entrada a todos los partidos y la venta de la licencia para utilizar el logotipo. Generando ganancias de miles de millones de dólares para unos cuantos.
En el actual mundial de Qatar como en los anteriores mundiales, decenas de miles de aficionados mexicanos viajan para acompañar a los seleccionados, mismos que han sido eliminados de los octavos de final y esta vez, ni siquiera a esa etapa llegaron, fueron eliminados en la fase de grupos. Más de 60 mil mexicanos viajaron a Qatar para disfrutar el mundial, ubicando a México dentro de los 5 países con el mayor número de vuelos de avión a la sede mundialista. Se calcula que derrama económica de Qatar en México, será de aproximadamente 12,000 millones de pesos; ventas de derechos, boletos en aerolíneas, paquetes de viajes, alimentos en restaurantes, bebidas en bares, apuestas, ventas de mercancías alusivas al evento, etc. Es aplaudible la entrega total de una gran parte de los mexicanos viendo cómo se entregan a apoyar a su selección nacional, pero es una vergüenza ver como se anteponen intereses económicos de una minoría que están detrás de cada jugador y el equipo. Eso ha llevado y la seguirá llevando a nuestra selección a dar los penosos y apasionados espectáculos deportivos que no dejan de ser intensos, pero hasta cierto grado vergonzosos a propios y extraños.
El futbol por su popularidad seguirá siendo una herramienta de manipulación política por los poderosos de este planeta y un medio efectivo para generar jugosas ganancias. Es una vergüenza que se impongan los intereses personales al momento de conformar el equipo de seleccionados, que los dueños de los equipos y los patrocinadores no vean jugadores sino objetos deportivos, es increíble que entre 130 millones de mexicanos no encontremos a 11 jugadores capaces y competitivos que hagan un buen papel. El deporte en su modalidad grupal o individual debe ser un instrumento formativo físico y espiritualmente, que se practique por todos a lo largo y ancho del país, actualmente es una valiosa mercancía secuestrada por intereses económicos de unos cuantos poderosos, que la utilizan como un arma de manipulación y control. Por ello el Mundial de Futbol es un gran negocio para los organizadores del país sede y los países participantes, las emociones, ilusiones y pasiones de los aficionados valen lo que dejan de ganancia económica, lo demás es fugaz y volverá a regresar dentro cuatro años. Los seres humanos necesitamos practicar una disciplina deportiva, la que sea, como una forma de mantener fortalecido nuestro cuerpo y espíritu, vaya que lo necesitamos.
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