MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Lucha magisterial, pandemia y habilidades socioemocionales

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Durante toda la pandemia provocada por el Coronavirus, los profesiones poblanos integrados a Antorcha Magisterial han acudido, primero en comisiones pequeñas y ahora con la realización de marchas y mítines, tratando de que la Secretaría de Educación Pública (SEP) estatal les resuelva problemas torales y urgentes, ya que ningún día de los ya cerca de 250 transcurridos desde que se inició la pandemia, han dejado de atender al alumnado, a distancia o bien visitando a los más marginados en sus hogares.

 

Solamente que los mencionados mentores carecen de seguridad alimentaria por tener pocas horas asignadas o bien otros han esperado ya bastante tiempo para ser contratados, pero mientras tal cosa sucede, han atendiendo sus planteles y a sus alumnos.

 

También luchan mis compañeros porque se les otorgue la clave de funcionamiento de sus centros de trabajo, mismos que fueron solicitados por los padres de familia y está plenamente justificada su instalación en determinado lugar, ya que cuentan con alumnos, terreno suficiente donado por la autoridad del lugar y con todos los requisitos que la SEP pidió, pero que después de ponerlos sobre su escritorio, tozudamente se niega a la entrega de las tan anheladas claves.

 

Junto con los reconocimientos de los centros educativos, solicitan la mejora de instalaciones, la ampliación de las mismas o la construcción de escuelas, mismas que están funcionando en aulas improvisadas.

 

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Solamente con esto está plenamente justificado el actuar del magisterio antorchista, su lucha es justa y necesaria, necesaria para ellos que buscan un poco de estabilidad familiar, pero más necesaria para la sociedad en su búsqueda de una formación integral y con valores, misma que encuentran en los centros dirigidos por esos maestros que hoy luchan por mejoras sociales.

 

Haciendo un paréntesis, diré que la Nueva Escuela Mexicana (NEM) plantea que solamente con la prevención de la violencia y el fomento de actividades culturales y deportivas será posible limpiar a los nuevos ciudadanos y de disminuir el abandono escolar, cosa totalmente fuera de contexto, ya que el fomento de las actividades socioemocionales no es el problema fundamental ni de México ni de su sistema educativo. Considero que el factor principal y provocador de la violencia en los seres humanos es la injusta distribución de la riqueza social, la que mantiene en la marginación total a más de la mitad de la población de nuestra patria, puesto que quienes cometen ilícitos diariamente o se integran al crimen organizado y a las adicciones de todo tipo, son los más necesitados y lo hacen de todas las edades, y de este estrato proviene buena parte de nuestro alumnado. Las cárceles están llenas de pobres, las correccionales y centros de adicción están llenas de hijos del pueblo trabajador y no porque provengan de hogares deshechos completamente o faltos de valores morales, sino porque la falta de condiciones sociales los hizo delinquir.

 

Cualquiera podrá revisar las estadísticas y verá cómo a medida que se sube a los estratos medio y alto los índices delictivos van disminuyendo y ahí sí los casos que vemos, porque sí se presentan, ahí sí son atribuibles a los elementos biológico y genético, manejados por los programas de la SEP, puesto que los infractores no tuvieron necesidad de cometerlos, fue disfuncionalidad, falta de atención de los padres o influencia de los medios de comunicación, tal y como sucede en Estados Unidos con los jóvenes que atentan contra sus compañeros de clase o maestros.

 

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Con lo anterior no quiero decir que los pobres y el resto de la humanidad no pasemos por las tres etapas críticas reseñadas en los mismos programas: a los tres años los niños se muestran positivos, pero desafiantes; entre los 5 y los 7 presentan problemas del aprendizaje y de los 11 a los 13 años muestran graves rasgos de violencia, etapas que deben ser tomadas en cuenta por los directivos, pero sobre todo por la SEP, para aplicar medidas preventivas oportunas y correctas, en la educación socioemocional y así generar las condiciones, para que en los niveles iniciales se eduque integralmente a los infantes, para que cuando lleguen al nivel medio superior, nos demos a la tarea de reforzar lo previamente adquirido por los jóvenes que tendrán el privilegio de llegar a este escalón de su formación e impulsarlos, con el fomento de ambientes sanos y libres de violencia, para que culminen su nivel superior y a actuar como entes científicos, capaces, productivos y sensibles a las injusticias. Eso es lo que necesita urgentemente nuestra patria y para ello se requiere una equitativa distribución de la riqueza social, de lo contrario, personalmente veo utópicos todos los planteamientos de la "psicología científica", de los neurotransmisores y de la genética humana y sus mapas.

 

Una educación integral, con valores, científica y con la práctica diaria del arte y el deporte, es la que imparten ya desde hace muchísimos años los docentes antorchistas y por eso las comunidades donde laboran los quieren, arropan y defienden, porque además salen a la calle a luchar por mejores condiciones para sus centros de trabajo.

 

Sólo que la 4T ni va a distribuir justamente la riqueza social, ni tiene la intención de resolver las demandas que los grupos organizados le exigen, por lo que el magisterio poblano seguirá dando la batalla, cobijado por la Constitución y los derechos que la misma le marca y desde luego arropado por los padres de familia y comunidades, mismos que no verán de buen grado entregar su voto a los "mesías disfrazados" en la elección de 2021.

 

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