MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Malas y caprichosas decisiones

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El 3 de enero de 2019 el gobierno encabezado por López Obrador anunció la suspensión definitiva de las obras para construir un Nuevo Aeropuerto Internacional (NAIM), que se construía en el lecho del exlago de Texcoco y que debía servir a la capital del país (éste había iniciado su construcción en 2014). AMLO utilizó como pretexto para su cancelación una consulta "nacional” realizada para decidir el destino del NAIM, en la que después se supo que participó solo el 1% de la población mexicana.

El NAIM fue considerado una de las mayores obras de infraestructura en la historia reciente del país, y fue el proyecto más grande y ambicioso del expresidente Enrique Peña Nieto, verdadera razón por la que el inquilino de Palacio Nacional lo aborreciera. En su primera etapa la terminal aérea costaría US$13.000 millones, de los cuales al momento de su cancelación se habían invertido US$6.000 millones, según datos oficiales. La obra presentaba un avance del 31.5% de su construcción, cuando el gobierno de la Cuarta Transformación lo canceló.

A la cancelación del aeropuerto el gobierno de AMLO ya había ganado tiempo porque desde el pasado 27 de diciembre de 2018 se ordenó al Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), responsable del proyecto, que iniciara el proceso para cancelar anticipadamente los contratos y desde octubre se venía gestando esta cancelación. 

A pesar de la decisión de suspender el proyecto, las obras continuaron mientras se negociaba la compra de bonos por US$1.800 millones para así evitar posibles acciones legales derivadas de llevar la cancelación del Aeropuerto en Texcoco.

Los mexicanos continuamos sufriendo el impacto de las malas decisiones de la 4T, como esta de cancelar la construcción del NAIM por obstinamiento. Y en su momento fue la advertencia para los inversionistas de que el sentido común en México con el arribo de AMLO al poder se había ido de vacaciones y que, a partir de ese momento, deberíamos esperar decisiones similares de la 4T.

Faltan todavía unos cuantos años para enfrentar las consecuencias en la aviación comercial por la cancelación del NAIM. La inoperancia de lo que se supone será el aeropuerto de Santa Lucía está anunciada desde el principio. 

Hace días se dio a conocer el reporte de la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en la que se deja ver el tamaño del costo del capricho de la cancelación del NAIM. "La dependencia consideró la inversión ejecutada y el valor de la terminación anticipada de los contratos, pero no incluyó las implicaciones derivadas del esquema de financiamiento definido para la construcción, ni los costos legales involucrados&rdquo, se lee en el informe.

De por sí ya era un escándalo que la 4T adelantara un costo de 100,000 millones de pesos para la cancelación de la construcción del aeropuerto de Texcoco cuando su único pecado era ser el proyecto de Enrique Peña Nieto y no de Andrés Manuel López Obrador. La 4T con su obsoleto discurso se cansó de buscarle los grandes casos de corrupción y hasta la fecha no ha podido presentar a la luz pública uno solo.

Con la revisión a la Cuenta Pública del 2019, sabemos que el costo de la cancelación del NAIM es de 331 mil 996 millones de pesos, monto tres veces mayor a los 100 mil mdp anunciados por la 4T en 2019 y equivalente a 232% más de lo originalmente estimado. Cantidad que, por supuesto no incluye los costos extraordinarios, que como parches hace el ejército a la terminal militar de Santa Lucía para, supuestamente, hacer un aeropuerto internacional. Cantidades que seguramente no habremos de conocer en muchos años porque es información clasificada.  

Todos sabemos que lo más conveniente era que se mantuviera la construcción del NAIM, que con su "báculo sagrado” la 4T limpiara esos supuestos casos de corrupción, y que con el poder que tienen como gobierno federal se concluyera el aeropuerto. Pero, una vez más el autoritarismo y la ignorancia del gobierno de la 4T mandó de vacaciones a las decisiones lógicas.

Es urgente que todos los mexicanos se enteren de que los caprichos de López Obrador están saliendo muy caros al país y a todos sus habitantes. No es posible que este hecho quede enterrado por la 4T y que se siga afrentando contra todos los miles de muertos que en México hemos tenido por la pandemia de covid-19 que nos azota, por la falta de atención e inversión del gobierno mexicano y que ahora, con los recursos públicos se deba pagar esa enorme cantidad sólo por satisfacer al señor López, en vez de que estos se inviertan en salvar vidas.  

Esto es una falta de respeto a todos los mexicanos, quienes debemos levantar la voz y no permitir que el Gobierno de la 4T, que debe fungir sólo como administrador de nuestros recursos públicos, decida cómo y en qué se gastan estos recursos.   

 

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