MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Margarita Morán, a seis años de su muerte, vive en el corazón de miles de mexicanos.

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* Fue fundadora de Antorcha y ella le puso el nombre, Antorcha Campesina, en la actualidad Movimiento Antorchista.

México, DF.- La alegría de cientos de artistas y espectadores, todos amantes del teatro del Encuentro Nacional se sentía aún, la tarde llegaba a su fin y la noche pronto cubriría con su manto a la bella luz. Era la tarde de un 25 de octubre pero del año 2009, hace seis años, un día que jamás se olvidará. Esa tarde la noticia voló y llegó, Margarita Morán Véliz, a sus 95 años de edad que fue uno de los fundadores del antorchismo nacional y quien le puso el nombre de Antorcha Campesina, dejaba este mundo y se dirigía a la eternidad del recuerdo, porque hoy vive y seguirá viviendo en el corazón de miles de antorchistas.

Margarita Morán Véliz transformó no solamente la vida cotidiana de los habitantes de Tecomatlán, Puebla, sino la suya propia. Y además entregó sus 10 hijos a la causa más noble que un ser humano puede abrazar, trabajar en beneficio de los demás, principalmente, impulsando la educación de los jóvenes. Los efectos fueron contundentes. La vida de muchos pobladores que tuvieron oportunidad de conocerla cambió para siempre.

Mujer lúcida, firme en su carácter y en sus convicciones, noble, trabajadora, a pesar de la dureza de su situación económica, fue un ejemplo a seguir.

Sus 95 años recorridos, no fueron obstáculo que impidiera mostrar la fuerza y tenacidad necesarias para continuar enfrentando las dificultades de la vida diaria de su familia y sus compañeros de lucha.

Con gran presencia, supo dirigirse a los demás con lenguaje claro y palabras concretas para dar a entender sus ideas.
Margarita Morán Véliz, originaria del municipio de Tecomatlán, Puebla, nació el 10 de junio de 1914. Contribuyó a combatir el rezago económico y social de su pueblo desde siempre, "desde que entendió la injusticia que se vivía en manos del cacicazgo en aquélla época". Su hogar se convirtió en "la casa de todos". Consejos, apoyo moral y hasta económico dentro de sus posibilidades, nunca faltaron para quien lo requiriera. 


Margarita entregó a la lucha a 10 destacados hombres: Aquiles, Hersilia, Eleusis, Ulises, Lorena, Perseo, Dánae, Soraya, Clara -profesora asesinada por la reacción poblana- y Elsa, a quien los caciques le asesinaron a su hijo Edgardo Amilcar Campos Córdova, nieto de Margarita.


Sin embargo, su labor destacable no se limitó a resolver las dificultades propias de su familia, contribuyó también dando impulso a gente del pueblo que se acercó y confió en ella, por lo que además de sus hijos de sangre, adoptó por la vía del hecho y con todo lo que esto implicaba, a más gente, que hasta la fecha la reconoce como madre. Así podría resumirse la opinión de quienes más de cerca la trataron. 



Humanismo y fomento a la educación



"Ya me hubiera muerto a lo mejor porque allá, en aquella época, mis padres eran muy pobres, probablemente no hubiera estudiado, me hubiera enfermado y me hubiera muerto ya, si no hubiera conocido a doña Margarita", comenta Feliciano Córdova de 76 años, su primer hijo adoptivo, mientras sale precisamente de la cocina de doña Mago.


En 1933 conoció a Margarita Morán en Alcomunga en la Sierra Negra de Tehuacán, Puebla, fue adoptado por ella y por su esposo Luis Córdova Reyes, al quedar huérfano, lo impulsaron para que estudiara cuando tenía siete años. Antes de conocerlos, era pastor de chivos, trabajaba con su padre en el campo y sembraba papa, haba y maíz, sólo para comer. Dice que "les cayó bien" por eso lo adoptaron y lo llevaron a Tecomatlán.


Roselia Delgado comenta que varios jóvenes al quedar huérfanos, otros por la situación económica de sus padres no podían recibir educación, iban a casa de Margarita a pedir apoyo, ella los recibía y los mandaba a la escuela a pesar de su gran pobreza y los sostenía así vendiendo tortillas y lavando ajeno. No le importaba lo que tuviera que hacer con tal de que progresaran.


Otro caso es el de Nivardo Hernández, ex presidente municipal de Tecomatlán, quien relata que desde los ocho años recibió su apoyo: "llegaba a mi casa a invitar a mi familia a que se organizara, mis padres no tenían dinero para sostener mi primaria, ella le dijo a mi papá que fuera en las tardes a su casa a leerle a su esposo, el maestro Luis, porque ya era una persona de edad y yo fui; así sostuvo mis estudios, nos daba ropa, calzado, comida para mí y para mis hermanos, ya que en mi casa no teníamos".


Se acomoda en su silla, los ojos se le llenan de lágrimas, pero no llora y agrega: "doña Margarita me mató el hambre, como decimos aquí. Yo llegué un día sin desayunar y en lugar de correrme me ofreció de comer, yo puedo decir que Margarita Morán fue la madre de todos los pobres en ese tiempo, porque no sólo atendía a su familia sino a gente externa como yo".
 Nivardo platica que doña Mago ayudó a mucha gente para que estudiara. No hay un número concreto, pero recuerda a Basilisa Véliz, Pedro Véliz Benítez, Lola Benítez, Celestino Hernández, Francisco Jiménez, a "La Iguana", a "El Maracas" (que en paz descanse), a toda la gente de El Calvario, aquí en Tecomatlán; así como a Odilia Jiménez, a su hermana Rebeca, a Eleucadia y a mucha gente más a la que le tendió su mano. "Por eso hay una deuda grande con ella", dice Nivardo.



Sus hijos



"Era una señora muy pobre, sufrió mucho para ayudar y sacar adelante a sus hijitos, con mucho sacrificio, gracias a Dios, lo logró internándolos en algunas escuelas de fueras, incluso, Aquiles se graduó en la Universidad Autónoma Chapingo", relata Josefina Véliz, amiga desde la juventud de doña Margarita.


Todos los jóvenes que llegaron a ser profesores, incluidos sus hijos, tenían que salir de Tecomatlán e internarse en escuelas de los municipios de Champusco, Teteles, Hueyapan, cerca de Atlixco, hasta la Universidad Chapingo.


 "A mi hermana Nallely, de seis años, la picó un alacrán. No teníamos dinero, y aquí un piquete de alacrán en tiempos de secas era la muerte, así que fui con doña Mago, ella le pidió dinero a la maestra Elsa, quien rompió su cochinito y nos dio sus ahorros para curarla".


Siempre procuró que a sus hijos nadie los humillara, ella iba a planchar a la casa de Rogelio Morán (ex presidente municipal) y si llevaba a algunos de sus hijos les decía que la esperaran afuera: "aquí te quedas hijo a esperarme, no entres, no quiero que desees nada de lo que veas, yo me voy a ganar unos centavos y saliendo te compro lo que quieras", relata Roselia.



Multifacética



"Una vez que tú la conocías, que convivías con ella, era como tu madre, tu hermana, tu maestra, una mujer muy comprensiva. Le podías platicar desde temas sentimentales, problemas de trabajo, de cualquier cosa y ella siempre te daba una alternativa", afirma la señora Delgado.


Pedro Domíguez, quien llegó a ser presidente municipal, dijo que Margarita Morán pudo hacerse rica si esa hubiera sido su intención, pudo beneficiarse aprovechando la educación que adquirieron sus hijos, sin embargo, "no lo hizo, al contrario los puso al servicio de los pobres, de ahí que destaque su labor como luchadora social".


Los nietos, nueras e hijos manifiestan su gran amor y admiración por ella, "era muy rápida para guisar y tenía muy buen sazón, el mole era su especialidad, pero todo era exquisito, se esmeraba en esas cosas".



Gustos y recuerdos…


Anselmo Hernández Vidals tiene 70 años y es campesino de Tecomatlán. Recuerda los momentos vividos con ella. Dice que fueron del Comité de Padres de Familia de la Escuela Primaria Oficial "Miguel Hidalgo y Costilla", la describe como una persona muy activa, "les enseñábamos a los demás miembros del comité a trabajar, también le gustaba cantar mucho, nos reuníamos en su casa cuando había oportunidad, su canción favorita era ¿Qué mi negra?, ya no recuerdo el autor, pero ésa le gustaba".


Odilia Jiménez agrega que cuando se reunían en el patio de su casa con su familia, doña Mago se deleitaba con la canción Flor de mayo y escuchaba la Marcha Zacatecas.



Tecomatlán

Tecomatlán, Puebla, está en la Mixteca Baja Poblana, lugar que estaba sumido en la miseria y en el atraso en todos los aspectos. Los caciques del pueblo tenían el control político y económico, acaparaban todos los productos agrícolas, ahogaban el campo mexicano y no dejaban a los lugareños ninguna opción más que vivir en la más profunda de las pobrezas.

La vida en Tecomatlán entre 1945 y 1950 fue muy difícil, el pueblo estaba incomunicado, no había alimentos, cuando mucho frijoles y tortillas; no había quien vendiera, tampoco quien comprara porque no había empleos, fue hasta 1970 aproximadamente, cuando construyen la carretera principal y ya en 1974 cuando surge Antorcha Campesina que empiezan algunas mejoras en el pueblo, aunque claro está que no fue en lo inmediato, relata Anselmo Hernández.

Pedro Domínguez comenta que doña Margarita hacía activismo, era una luchadora social, además de atender su casa, iba a visitar las casas de las del pueblo para platicar con las familias y les decía que para salir adelante había que organizarse y luchar para no seguir dependiendo de los caciques: Francisco Ramos Jiménez, Leobardo Campos Bravo y "Chico" Campos, agente del Ministerio Público, entre otros. 

Roselia por su parte dice que fue una persona muy humana, en Tecomatlán era como la madre de todos, porque a todos cobijaba, a nadie desamparaba, al contrario, "cuando ella se daba cuenta de que los problemas no se resolvían, incluso ya en fechas recientes que estaba en cama por su enfermedad, se molestaba mucho, fue una mujer ejemplar que mucho merece pasar a las páginas de la Historia".



Surgimiento de Antorcha Campesina 



"Hubo muertos, tuvimos problemas para que se hiciera Antorcha Campesina, ha corrido sangre, se murió una hija mía y un nieto" dijo en algun ocasión la propia Margarita Morán fundadora de esta organización.


En 1974 nació Antorcha Campesina, 30 personas decidieron formar el grupo, en Tecomatlán, por eso se le conoce como "la cuna de Antorcha".


La fundación se realizó por Aquiles Córdova Morán, algunos de sus hermanos, tres profesionistas, y el resto eran campesinos. Lo que revela que Antorcha Campesina nació de los campesinos, de personas muy modestas que vieron en este proyecto la posibilidad de hacer progresar a su pueblo.


Las cosas, desde el nacimiento de Antorcha a la fecha, aseguran los habitantes de Tecomatlán, sí cambiaron, acabaron con los caciques y se puede observar las mejoras tanto en las obras materiales como en la generación de empleos con los que antes no se contaba.


 "Yo le puse Antorcha Campesina" afirmó doña Mago con gran entusiasmo y orgullo, "y surgió porque el campesino no tenía con qué alumbrarse y se alumbraban con un palo que se llama tionoshtle, porque no había velas, no había para el petróleo, así fue como se me ocurrió, yo le puse Antorcha Campesina porque era la lumbre que daba luz al camino de los campesinos pobres".



El adiós y su ejemplo



Ya en sus últimos días, relata Pedro Domínguez, ella dijo "´sé que voy a morir, todo el tiempo que viví traté de que se organizaran y fueran conscientes, tengo unas pequeñas pertenencias y si se hace necesario para beneficio de la organización, véndanlas y utilicen los recursos´", es decir, vuelve a entregar todo.


"Yo jamás voy a negar lo que hizo por mi doña Margarita Morán y tampoco voy a negar la labor altruista que realizó con la gente pobre, para mí representa una heroína determinante para el desarrollo de Tecomatlán" comenta Nivardo.


Solidaria, con la sabiduría que la misma vida le dio, la intensidad de sus palabras, sus profundas convicciones y sus sabios consejos en el terreno educativo, Margarita alentó y organizó a la gente del pueblo para que transformaran sus sufrimientos en acciones, contribuyendo con ello decisivamente, a la creación de Antorcha Campesina, organización política que defendió y defiende los derechos de campesinos, colonos, obreros y estudiantes. Lejos de intimidarse siempre enfrentó a los poderosos y su valentía la convirtió en esta gran mujer.

Hoy a seis años de su muerte, Mamá Margarita como miles, quizá millones de mexicanos la ubican, no ha muerto, vive y vivirá eternamente mientras sobre la tierra exista un antorchista, pues ella sólo se adelantó, pero ella vamos todos, allá nos reuniremos algún día.

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