MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Más tragedias sobre las espaldas de la población menos favorecida  

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De hace tiempo, aunque particularmente los últimos tres años los mexicanos ya no sentimos lo duro, sino lo tupido frente a tantos graves acontecimientos, que se agravan y afectan a las mayorías que menos tienen y más desprotegidas que cuentan con ayuda oficial. La triste y desesperante situación económica por falta de empleos y ausencia de apoyos del gobierno, una pandemia fuera de control y el alarmante problema de seguridad trae consigo la imparable oleada de asesinatos a diario, todos, problemas sin solución. Ahora, la presencia de los fenómenos de la naturaleza, huracanes, intensas y abundantes lluvias, inundaciones, desbordamientos de ríos, presas, y un temblor, viene a complicar la situación que ya antes era delicada para las grandes mayorías de la población.    

Necesitamos explicarnos bien porqué nos ocurren las desgracias que nos pasan. Cómo explicarnos la falta de apoyos prontos, seguros y suficientes que mitiguen y den esperanzas a los miles y miles de mexicanos que han perdido seres queridos, sufrido terror y calamidades por la fuerza incontrolada de los fenómenos naturales que nos han asolado, si no directamente, sí viendo y sintiendo las angustias y calamidades que se ciernen en los afectados por lo inesperado. El desgajamiento de toneladas y toneladas de gigantescas rocas del Cerro del Chiquihuite en Tlalnepantla, Estado de México la tarde del 10 de septiembre, riesgo que desde 2018 se reportó por los vecinos sin que las autoridades oyeran, sepultó completamente tres viviendas de la colonia Lázaro Cárdenas situada en este cerro y arrancó la vida dentro de ellas, a una ama de casa, sus dos pequeños hijos y a una joven estudiante de la UNAM. Tres días antes, producto de las intensas lluvias habían pasado ríos de grava, tétrico avisó de lo que pasaría después. A causa del desgajamiento de rocas sobre sus viviendas, 126 familias tendrán que ser reubicadas.    

En Tula, Hidalgo, a 60 kilómetros de nuestra ciudad, el 6 de septiembre empezando la noche se desbordó el río inundando en un abrir y cerrar de ojos el Hospital del IMSS que se encuentra a solo cien metros de distancia, en donde murieron 17 pacientes de COVID al interrumpirse la corriente eléctrica y suspenderse el oxígeno de su tratamiento. Los habitantes de esta ciudad anegados con las aguas negras del río provenientes de la Ciudad de México y contaminadas de plomo claman: “Nos dejaron solos, nadie nos avisó del peligro”, mientras trataban de salvar algunas de sus pertenencias, días después del siniestro. A causa de estas inundaciones, 30 mil habitantes esperan ayuda.  

Recorriendo de un vistazo las consecuencias de huracanes y las fuertes y copiosas lluvias que trajeron consigo en varios estados de la república, las afectaciones a vidas y patrimonios, los habitantes perjudicados esperan exasperados por la ayuda de los gobiernos estatales y federal, y otros exigiendo con bloqueos carreteros la atención a sus pérdidas materiales y de vidas humanas. La respuesta oficial es la desatención y los oídos sordos para todos. El presidente López Obrador repite una y otra vez que su gobierno apoya como nunca a los damnificados, pero, ¿esto es cierto? No, sus declaraciones son otras mentiras, es cierto que por el Ejército y la Guardia Nacional han estado removiendo rocas y lodo, pero eso no es suficiente, los afectados necesitan verdadera ayuda para recuperar sus pocos bienes, que les son sumamente indispensables para sobrevivir. A partir del momento en que López Obrador determinó desaparecer con el apoyo entusiasta de la mayoría de Morena en la Cámara de Diputados, el Fondo Nacional para Desastres Naturales, el FONDEN, creado  en 1997 para auxilio y apoyo en casos como los que estoy comentando y que contaba con importantes recursos monetarios, cancelación que realizó junto con otros 108 fideicomisos porque había “corrupción”, dinero que ha utilizado para sus obras fastuosas como el Tren Maya, la Refinería Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía, por eso, se acabó el dinero para enfrentar rápido y con recursos suficientes, desgracias como las vividas hoy por miles y miles de seres humanos en el país.  

Por qué no ha sustituido el FONDEN con otro organismo similar donde no haya “corrupción”, para resolver tragedias como las que vivimos, tragedias que están castigando más a los desfavorecidos de nuestra patria. López Obrador deberá cargar, aún después del fin de su gobierno, con la crítica de los mexicanos conscientes, de los medios y de personajes de otros países que lo juzgan y critican por su ignorancia al gobernar y dejar al garete a sus gobernados cuando piden ayuda. La historia no olvida y los pueblos tampoco.        

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