La emergencia sanitaria ocasionada por el coronavirus SARS-CoV-2 ha puesto a prueba la capacidad de reacción o la sensibilidad política de los gobernantes a nivel mundial para evitar la mayor propagación de la enfermedad, asimismo, para implementar las estrategias de desarrollo social que abarque los ámbitos del ingreso, salud, educación y alimentación de la población. En este sentido, hemos visto la rápida reacción de los gobiernos de Rusia, China y Cuba para atender a su pueblo, brindándoles las condiciones necesarias para que se mantengan aislados, restringiendo la vida social, resguardándose en su domicilio, al mismo tiempo, implementaron programas de alimentación para que los ciudadanos se mantuvieran en cuarentena, mismas que han servido para aplanar la curva de contagios; crearon espacios especiales para la atención de la pandemia y aceleraron la investigación científica para encontrar la vacuna que controle el virus, mismas que han sido utilizados actualmente para vacunar al mundo entero. Su contribución a nivel internacional, así como el uso de la vacuna, enviaron brigadas de médicos a los países con mayor contagio como por ejemplo a Italia y España. La rápida reacción de los gobiernos de Rusia, sin ser declarado comunista, y de los gobiernos comunistas de China y Cuba, para atender a su pueblo y al mundo, pone en evidencia su calidad de gobierno y sirven de ejemplo de cómo gobernar, aplanaron la curva, evitaron la mortandad de miles de ciudadanos y descubrieron la vacuna para controlar el virus.
A pesar de los avances en las políticas de desarrollo social impulsado por los países progresistas en mención, la Unión Europea y los Estados Unidos de Norteamérica les ha generado molestia y temor que el resto del mundo vea como ejemplo a seguir y han impulsado una campaña de descalificaciones y calumnias, haciendo ver a Rusia, China y Cuba como los malos de la película, por lo tanto, son pocos los países que han tomado algunas de las estrategias aplicadas por dichos países, el resto del mundo están a las órdenes de los grandes capitales, recibiendo instrucciones para que la producción de no se detenga, el capital siga incrementando a expensas del sacrificio de la clase trabajadora.
Por ejemplo en México, el gobierno del licenciado Andrés Manuel López Obrador (AMLO), la política de su gobierno y las políticas para aplanar la curva de la pandemia de la covid-19 ha sido errático, nunca aplanó la curva de la pandemia, al contrario, dejo el libre tránsito del virus, ha dejado al pueblo trabajador que se las arregle como pueda, no ha impulsado ningún programa económico que subsidie los gastos alimenticios y la salud de la clase trabajadora, todo lo contrario, en los inicios de la pandemia fomentó los abrazos y besos, salir a las calles y la convivencia entre las familias y los amigos, el resultado es de más de dos millones de casos acumulados y el número de fallecidos es de más de 230, 000, somos el cuarto país de América Latina con más casos confirmados de covid-19. En cuanto a los ingresos, la situación es crítica, de acuerdo al Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre 2018 y 2020, el porcentaje de la población en situación de pobreza aumentó de 41.9% a 43.9%, mientras que el número de personas en esta situación pasó de 51.9 a 55.7 millones y respecto a la pobreza extrema presentó un incremento de 7.0% a 8.5% y el número de personas aumentó de 8.7 a 10.8 millones. Respecto a la educación, el Gobierno mexicano con su política de “llueve, truene o relampaguee, iniciarán las clases presenciales”, lo único que ocasionará es la mortandad de miles seres indefensos e inofensivos niños. Ante la política errática del gobierno de la 4T encabezada por AMLO, el pueblo trabajador solo le queda dos cosas por hacer: educarse políticamente y organizarse para luchar por la toma política, dirigir al país y seguir el ejemplo de los países progresistas como Rusia, China y Cuba.
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