MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Migración mexicana, diáspora sin control

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La diáspora mexicana, vergonzosamente, es una de las más grandes del mundo, pues solamente en 1917 hubo 13 millones de personas migrantes, solo antecedida por la India, que fueron 15.6 millones, situación que da cuenta del peso y presencia de la población mexicana en el exterior.

La mayoría de nuestros connacionales emigran hacia Estados Unidos de América y no se van precisamente por gusto, sino por necesidad en busca de trabajo y mejores condiciones de vida. A pesar de que ha habido un incremento sustancial en la participación de las mujeres en el periodo 2010 a 2017, los hombres siguen siendo mayoría.

La mayoría de nuestros connacionales emigran hacia Estados Unidos de América y no se van precisamente por gusto, sino por necesidad en busca de trabajo y mejores condiciones de vida.

En cinco o seis semanas se sabrá quién ganó las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Entonces podremos saber, y desde luego tener una perspectiva más o menos clara de cuál será la política migratoria a partir del 20 de enero de 2025.

Los candidatos a la presidencia de los Estados Unidos hablan mucho sobre el problema migratorio, no para darle solución, sino para la adquisición de votos, pues no siempre hacen lo que prometieron.

Tenemos el caso, por ejemplo, de George W. Bush, republicano, y Barack Obama, demócrata, que ofrecieron en campaña realizar una reforma migratoria, y ninguno de los dos lo hizo. Hubo razones y circunstancias que no lo permitieron, como el ataque a las torres gemelas y las secuelas de la crisis hipotecaria, pero la verdad es que no cumplieron en lo más mínimo.

En particular, sobre el tema migratorio, Obama no habló de deportaciones en sus campañas, pero en ocho años alcanzó a sacar a dos millones 858 mil personas que no acreditaron su estancia legal en Estados Unidos, 47 % sin antecedentes penales. En contraste, Donald Trump prometió que deportaría a tres millones de personas y terminó deportando a 936 mil.

Se estima que en los próximos años la diáspora mexicana siga en incremento, aunque no de manera sostenida, debido, entre otros motivos, al envejecimiento de la población y a la desaceleración de la migración mexicana hacia Estados Unidos.

En lo que respecta al muro fronterizo, también marca la diferencia entre lo que se propone y lo que se hace: el presidente demócrata Bill Clinton, que no prometió levantar muros en la frontera, dejó poco más de 100 kilómetros. Bush agregó casi 750 y Obama poco más de 200, con lo que se llegó a los mil 50 que había cuando Trump, en campaña, dijo que completaría el muro, para lo que requería construir dos mil cien kilómetros; luego dijo que sólo la mitad, pues de lo demás se encargaba “la propia naturaleza”.

Al final, solo se construyó 727 kilómetros, según datos de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), pero según esta misma fuente, la mayoría fueron sustituciones o reparaciones de tramos ya existentes, así que en realidad solo aumentó la extensión del muro en 129 kilómetros, es decir, que terminó construyendo el 12 % de lo prometido.

Por todas las veces que en materia migratoria los presidentes de Estados Unidos han hecho prácticamente lo contrario de lo propuesto en campaña, es que hay que tomar con reserva lo que dicen los candidatos actuales.

Trump ofrece construir más muro, restringir los asilos y llevar a cabo el “programa de deportación más grande de la historia” para lograr “seguridad nacional” y “estabilización de la frontera”. De ser el caso, puede preverse que derivaría en un acentuado ambiente de prejuicios y racismo, así como arrestos injustificados y violaciones a derechos humanos.

En México, la crisis humanitaria se agudiza y las políticas de contención migratoria no lograrán frenar la llegada de miles de personas.

Con Kamala Harris no hay mucha esperanza de que se solucione el problema migratorio, pues ha dicho que reforzará la seguridad en la frontera, aumentará el número de agentes de la Patrulla Fronteriza e implementará tecnología avanzada para combatir el tráfico de drogas.

No nos engañemos, la causa principal de la migración es la pobreza. Solamente acabando con este flagelo se solucionará el problema migratorio, donde todos tengan trabajo y salario digno.

No queda otro camino que organizarse, para que en un futuro no muy lejano la clase trabajadora tome el poder político y, de esta manera, también cambiar el modelo económico por uno más justo y equitativo.

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