MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Milei contra la realidad

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Davos, localidad suiza, nuevamente fue sede del encuentro anual del Foro Económico Mundial que se celebró este año bajo el lema “Reconstruyendo la confianza”.

Este encuentro ha servido a empresarios, gobiernos, organizaciones internacionales, académicos y representantes de la “sociedad civil” como una plataforma global para abordar las cuestiones que consideran más críticas y relevantes con el fin de “crear iniciativas para la cooperación y el progreso”. En esta ocasión, el discurso del presidente argentino, Javier Milei, llama particularmente la atención.

Me limitaré a realizar aquí, por ahorro de tiempo y espacio, sólo cuatro citas. Pero quien guste, puede consultar el discurso completo, pues mi intención no es sacar de contexto las palabras del presidente argentino, sino poner de relieve por qué considero que, en esencia, su discurso es corrosivo, engañoso y muy peligroso. 

Primero:

“El capitalista, el empresario exitoso, es un benefactor social que lejos de apropiarse de la riqueza ajena contribuye al bienestar general. En definitiva, un empresario exitoso es un héroe”.

Segundo:

“El capitalismo de libre empresa no solo es el único sistema posible para terminar con la pobreza del mundo, sino que es el único sistema moralmente deseable para lograrlo”.

Tercero:

“Lejos de ser la causa de nuestros problemas, el capitalismo de libre empresa como sistema económico es la única herramienta que tenemos para terminar con el hambre, la pobreza y la indigencia a lo largo y a lo ancho del planeta”.

Cuarto:

“Gracias al capitalismo de libre empresa hoy el mundo se encuentra en su mejor momento. No hubo nunca, en toda la historia de la humanidad, un momento de mayor prosperidad que el que vivimos hoy”.

Es decir, Milei aboga por el capitalismo y, evidentemente, por los capitalistas, tildándolos incluso de “héroes”, claro, a los que son exitosos, porque los que fracasan al entrar al mercado y no poder competir con los grandes capitales que ya se han repartido el mercado y terminan siendo eliminados como competencia, esos no son exitosos. Entonces ¿héroes para quién?

Reza un dicho popular que el buen juez, por su casa empieza; sin embargo, para el mandatario argentino esto no es así. Prueba de ello es que este 24 de enero “miles de personas han tomado las calles de Buenos Aires y de otros puntos de Argentina para decirle no al desmantelamiento del Estado impulsado por el presidente Javier Milei”.

Esta es la tercera protesta masiva contra Milei y el primer paro que la principal central sindical del país convoca en cinco años; la última fue en 2019 durante la administración de Mauricio Macri. 

Este hecho es una respuesta de rechazo contra las medidas que el Gobierno de Milei impuso desde que llegó a la Casa Rosada. Primero fue una devaluación de la moneda del 50 %; la suspensión de subsidios a la energía y el transporte se sumaron después de un “megadecreto” que está en vigor, pero que es cuestionado en la justicia por quienes lo consideran “inconstitucional” —un tribunal ya suspendió la reforma laboral incluida en el decreto—, y el proyecto de ley con más de 600 artículos será votado en el Congreso en sesiones extraordinarias.

Hemos visto pues, en el discurso y los hechos, la ideología del Gobienro argentino. La respuesta de sus gobernados no se hizo esperar: sindicatos, organizaciones sociales, políticos de oposición, camioneros, trabajadores de la salud, empleados de las oficinas del Estado, jubilados, inquilinos, asociaciones de teatro, editores de libros, activistas ambientales o defensores de los derechos de las personas con discapacidad, el peronismo de Unión por la Patria y el Frente de Izquierda y de los Trabajadores se han manifestado en contra de dichos proyectos. 

Por si esto no bastase, veamos lo que dice la Oxfam. En su informe sobre la desigualdad en el mundo, Desigualdad S.A., que lleva por subtítulo “Una enorme concentración de poder empresarial y monopolístico está exacerbando la desigualdad en la economía mundial”, señala que la riqueza conjunta de los cinco milmillonarios más ricos del mundo se ha duplicado con creces desde el inicio de la década actual, mientras que la riqueza acumulada del 60 % de la humanidad se ha reducido.

Ítem más. “Existe un peligro muy real de que estos extremos tan alarmantes se este?n convirtiendo en la nueva normalidad. Como muestra este informe, el poder empresarial y monopolístico es una ma?quina implacable de generación de desigualdades”, prueba material de ello es que siete de las diez empresas ma?s grandes del mundo tienen un director general milmillonario, o a un milmillonario como su principal accionista. 

Suma y sigue:

“A base de exprimir a sus trabajadores y trabajadoras, evadir y eludir impuestos, privatizar los servicios públicos y alimentar el colapso clima?tico, las empresas esta?n impulsando la desigualdad y generando una riqueza cada vez mayor para sus ya ricos propietarios”.

¿Dónde está, pues, el benefactor social del que habló Milei en Davos? ¿Cómo es que este modelo de producción está terminando con el hambre y la pobreza? ¿Cómo es que, según Milei, este es el mejor momento de la humanidad, cuando millones de personas mueren de hambre? ¿Dónde está el heroísmo del que habló Milei? 

El capitalismo de libre empresa sólo es deseable —y buscan perpetuarlo a toda costa— quienes son dueños de esas grandes fortunas que se construyen con la vida de la clase trabajadora. Sólo ellos están en el “momento de mayor prosperidad” y cómo no, si cada uno de los cinco hombres ma?s ricos llegara a gastar un millón de dólares diarios; les tomaría 476 an?os agotar su riqueza.

Los datos son verdaderamente estremecedores. El 1 % ma?s rico de la población mundial posee el 43 % de los activos financieros globales. Es decir, las personas ma?s ricas no sólo son las mayores beneficiarias de la economía global, sino que también ejercen un control notable sobre ella en la medida en que controlan las finanzas mundiales.

Por otro lado, apenas el 0,4 % de las mil 600 empresas ma?s grandes e influyentes del mundo se comprometen públicamente a pagar a sus trabajadores un salario digno; los monopolios aumentan el poder de las empresas en detrimento del resto de la población. 

“Organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) coinciden en que el poder de los monopolios va en aumento y que ello contribuye a la desigualdad. Los ma?rgenes de beneficio promedio de las grandes empresas se han disparado en las últimas de?cadas y, desde 2021, su poder monopolístico en muchos sectores altamente concentrados les ha permitido coordinarse de manera para subir los precios y aumentar así sus ma?rgenes. Esto se ha reflejado en las enormes subidas de precios en los sectores de la energía, la alimentación y el farmace?utico”.

El cómo piensan quienes controlan la economía no es una sorpresa para nadie; las consecuencias tampoco, por lo menos no para quienes las sufrimos directamente. ¿Qué nos queda? Buscar gobiernos que dejen de ser cómplices y buscar medidas que permitan a la clase trabajadora tener una vida digna. Por el bien de todos. 

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