La jornada de vacunación en su segunda fase, que contempla la aplicación de la dosis a los adultos mayores, transcurrió en su mayoría entre el desorden y la indignación de quienes hicieron filas de hasta 6 horas para ser atendidos. Los municipios de Ecatepec en el Estado de México, Cortázar de Guanajuato y San Andrés Cholula en Puebla, son el ejemplo de la pésima organización implementada por el Gobierno federal, estos lugares, a consecuencia de la aglomeración, se convirtieron en focos de contagio.
Se vacunaron alrededor de dos millones de mexicanos, teniendo un equivalente del 1.7% de la población, sin perder de vista que, de estos, a sólo poco más de 500 mil gentes, se les aplicó la segunda dosis, siendo el 0.4%.
En este sentido, el secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, aseguró hace unos días que para el mes de abril estarán vacunados 34 millones de mexicanos, y que para julio se llegará a más de 80 millones, representando la totalidad de gente prevista, pero al ritmo que va, es prácticamente imposible. Hasta hoy el promedio de inyecciones aplicadas diariamente es de 33 mil personas, para lograr la meta se requiere incrementar a 513 mil por día, sin embargo, aún no tenemos las vacunas ni la infraestructura para lograrlo, por lo que se sigue jugando con la esperanza y la salud de la población.
Aunque el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) prosigue presumiendo que todo está bajo control y que se tiene domada la pandemia, para nadie es desconocido que nuestro país continúa siendo calificado como uno de los peores en su manejo. El ranking de Bloomberg, actualizado al 25 de febrero, mostró que México se ubica en el último lugar de 53 países en la atención a la endemia, mientras que a nivel mundial, haciendo referencia a la población vacunada, ocupamos el puesto 65 de 104 países. Chile, por ejemplo, ocupa el lugar 17, liderando a los países de América Latina y ya no digamos de Israel, con el 87% de sus habitantes vacunados, ocupando el primer sitio.
Millones de mexicanos siguen pasándola mal, pues los números van en aumento. En las últimas 24 horas se incrementaron siete mil quinientos contagios más y 782 defunciones por covid-19, para un total de 184 mil fallecidos, según las cifras de la Secretaría de Salud; pero si le sumamos la diferencia reportada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) rebasamos la cifra de 218 mil muertes, prácticamente cuatro veces más de las que según el Dr. Hugo López-Gatell significarían un número catastrófico; no hay duda, el Gobierno federal esconde su negligencia, aplaude su incapacidad y se aferra a no cambiar su estrategia, dejando a la sociedad que se cuide por sí sola y evite más perdidas.
De acuerdo con datos del mismo Inegi, en abril del 2020 se perdieron 12 millones de empleos y sólo se recuperaron 8.6 millones, lo que significa que aún falta por rescatar 3.4 millones y si a esto le sumamos que durante el cuarto trimestre del 2020 creció en un 3.4% el número de familias que no cuentan con los ingresos suficientes para comprar la canasta básica, lejos de disminuir la pobreza, como lo ofreció este Gobierno, los mexicanos seguirán sumidos en la miseria y la desesperación. Para colmo, la revisión de la cuenta pública del primer año de Gobierno de AMLO, demostró que eso de que se "iba a barrer la corrupción de arriba para abajo", lejos de eso se ha incrementado enormemente.
La Auditoría Superior de la Federación informó irregularidades en el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, y la Secretaría del Trabajo entregó becas hasta a los muertos, en total se habla de 67 mil millones de pesos que fueron utilizados de manera irregular.
El programa de los llamados "servidores de la nación&rdquo, que no son otra cosa que los activistas políticos del Presidente, presentó inconsistencias por más de 561 millones de pesos durante el 2019, donde no se sabe si existen las personas, son aviadores o son fantasmas usados para el desvío de recursos. Cosas de este estilo pasan en las tres obras faraónicas de López Obrador, siendo escandaloso lo que ocurrió con el aeropuerto de Santa Lucía, que nos costará lo que nunca nos imaginamos. En resumen, el actual Gobierno se llena la boca en su lucha contra la corrupción, pero sólo como una cortina de humo para esconder la suya.
En conclusión, la actual administración morenista no es igual a los anteriores, son peores y esto nos obliga a intensificar la tarea de organizar y educar al pueblo trabajador, por lo que ha llegado el momento de que hagamos a un lado a este falso mesías y que nos dispongamos a cambiar de rumbo, tomando el poder de la nación y construyamos un Gobierno nacional como el que hemos construido en Tecomatlán, Chimalhuacán e Ixtapaluca, donde demostramos que Antorcha sí sabe gobernar.
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