Termina una semana más de este 2021 y lamentablemente el número de contagios y defunciones continúa en aumento. En las últimas 24 horas nuestro país sumó 13 mil 51 casos nuevos y mil 368 muertes por covid-19, estamos a punto de llegar a los dos millones de personas contagiadas, y según la Secretaría de Salud, se han registrado 164 mil 290 fallecidos; si se le suman las cifras reconocidas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), al mes de agosto del año pasado, el total asciende a 197 mil 931 mexicanos que han perdido la vida.
No hay que perder de vista que el mes de enero fue el más letal de todos los meses, registrando 32 mil 729 muertes y de lo que va de febrero ya son cinco mil 754 fallecidos, pero ni esto conmueve al presidente Andrés Manuel López Obrador, quien se aferra a su estrategia fallida.
Y a pesar de estas cifras catastróficas, el Gobierno morenista se niega a admitir el fracaso de su respuesta ante esta pandemia; durante todo este tiempo escuchamos cómo en un primer momento desestimaron la severidad de la crisis y pronosticaron el pronto final de la enfermedad, pero la realidad los desmintió y mostró su incapacidad y que se han conducido a través de la ignorancia y la improvisación, por lo que ahora nuestro país se coloca en el tercer lugar a nivel mundial con más muertes de covid-19.
Tenemos una letalidad de 8.6 por ciento, mientras que el promedio mundial es de 2.3 por ciento y somos el primer lugar con defunciones en el personal sanitario. El Gobierno falló con la promoción del uso de cubrebocas, con las pruebas de detección temprana y ahora están fallando con la aplicación de las vacunas y los mexicanos estamos pagando con vidas los errores de esta administración.
Cuántas historias de dolor y sufrimiento hemos vivido y tenido millones de mexicanos en el seno familiar, donde un ser querido se ha infectado o, peor aún, ha fallecido a causa del patógeno. Aunque este Gobierno ha repetido una y otra vez que no hay saturación en los hospitales y que todo está bajo control, recientemente la Unión Interdisciplinaria de Farmacias, Clínicas y Consultorios señaló que incrementó en un 60 por ciento el pago con tarjetas de crédito por parte de las familias de los contagiado por covid-19, debido a que se les ha terminado el recurso y sus ahorros los han tomado para la compra de medicamentos y atención médica, con tal de curar a sus enfermos en nosocomios privados, ante el temor de ir a una institución pública, pues ahí seguro que matan a su pariente.
Por otro lado, nadie desconoce el uso clientelar y demagógico que el Gobierno federal hace con el programa de vacunación y se le suma su retraso. Ayer, el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, reconoció que el personal médico que ya recibió la primera dosis de la vacuna de Pfizer, tendrá que esperar hasta seis semanas a fin de recibir la segunda. Hasta el momento sólo se han aplicado en nuestro país 0.7 millones de inyecciones, al paso que vamos nos faltarían 71 años para alcanzar el 70 por ciento de inmunidad; nuevamente las cifras demuestran que la tragedia está llena de negligencia por parte de la actual administración. A pesar de que no hay vacunas, los "siervos de la nación” que son activistas políticos de Morena, han intensificado su campaña con llamadas telefónicas a las personas de la tercera edad para ofrecerles la ampolla, sin importarles que la salud y la vida, así como la vacunación, es un derecho de los mexicanos.
Finalmente, el Gobierno de México alteró un cartón de Rafael Pineda (caricaturista), donde se burlan de los muertos por covid-19 y aluden un falso triunfalismo en la situación más crítica de la pandemia en nuestro país. No hay vacilación, tienen la fineza y el tacto de un dinosaurio, no hay empatía ni solidaridad con las víctimas ni con sus deudos, pero esta bajeza no sólo la historia le cobrará la factura con creces, sino también el pueblo organizado y consciente.
Por ello, es de suma importancia que en las elecciones que vienen les quitemos la mayoría en la Cámara de Diputados, sino queremos que el desastre sea aún mayor si vuelve a ganar Morena, sin olvidar que nuestra lucha contra la pobreza y desigualdad requiere de un proyecto de país distinto y superior al de este partido; se necesita uno donde el centro de sus preocupaciones sea resolver los problemas y necesidades de la gente, con un reparto equitativo de la renta nacional y la atención real a la salud, la educación, la vivienda, por mencionar algunos, en pocas palabras, que permitan a todos tener una vida mejor.
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