En el campo de Coahuila el sol cae a plomo, ganaderos y agricultores imploran por ver unas cuantas nubes cargadas con lluvia, pero todo pinta mal. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), esta entidad es la segunda con mayor grado de sequía y esto significa que la producción agrícola está en peligro, los campesinos ya casi la dan por perdida.
En los establos, cabras y vacas han empezado a ser sacrificadas; es una situación dramática para la comunidad y principalmente para las familias que viven de la ganadería, y de seguir la sequía será peor. Natividad Navarro Morales, dirigente de la Confederación Nacional Campesina (CNC), lo tiene claro. “De no caer una lluvia, antes de septiembre, la situación se va a poner del carajo”, dice.
El monitoreo de la Conagua, correspondiente a la primera quincena de abril, arrojó que todo el estado tiene un nivel de afectación de sequía en un 24 por ciento anormal, 23.3 por ciento moderado, 21.3 por ciento severo, 29.7 por ciento extremo y un 1.7 por ciento excepcional. La franja fronteriza es la zona más afectada.
Como consecuencia de lo anterior, las condiciones en el campo de Coahuila ya son de desolación; la tierra no produce y las familias no tienen cosechas ni para vender, ni para su autoconsumo.
Como explicó Navarro Morales, en el campo no hay nada que perjudique “más que la falta de lluvias, pues el binomio tierra-agua es el que sostiene a miles de familias, que ya temen no contar siquiera con alimento para sí mismos”.
La sequía no es nueva porque de 2020 a 2021, según registros de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), es la segunda más grave de la que se tiene registro en México, llevó a que los niveles de las presas cayeran al grado de no cubrir la demanda de agua para los campesinos en las diferentes regiones agrícolas de la entidad.
Peor aún, el fenómeno de La Niña, pronosticado para este 2022, dijo la diputada Claudia Rodríguez Márquez, podría ocasionar otra sequía similar a la del período antes mencionado, por lo que ya no solo peligran las cosechas de este año, sino también las del venidero 2023.
De manera particular en La Laguna, la gente ya ni siquiera recuerda cuándo fue la última ocasión que cayó agua de lluvia, así lo dijo el legislador Raúl Onofre.
“Ya ni me acuerdo cuándo cayó la última lluvia en La Laguna porque las precipitaciones son esporádicas en esta región, ahora solo son ventarrones los que se presentan”.
Campesinos echan de menos los apoyos agrícolas
El dirigente de la CNC mencionó que algo de lo que adolecen los productores, es de la falta de apoyos agrícolas, pues desde la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador, en 2018, por sus órdenes, el Gobierno federal ya no les entrega nada.
Explicó que antes tenían un “colchoncito” porque sabían que “si no llovía te cubrían el costo de las semillas, pero esto se acabó y si no llueve pronto muchos campesinos ya no podrán sembrar forrajes, maíz, ni frijol y será un año perdido para los temporaleros”.
Los campesinos se sienten abandonados a su suerte por parte del Gobierno federal y, ante los pronósticos climáticos, se muestran escépticos. Su única esperanza es que pronto llegue la lluvia para que puedan trabajar y comer con tranquilidad y sobrevivir del que consideran es su amado oficio, pues si bien el gobernador Miguel Riquelme les ofrecerá empleo en la rehabilitación de caminos, ellos lo que desean es seguir en sus tierras.
Consciente de esto último, Riquelme indicó en entrevista que el Gobierno local busca apoyar la siembre y cultivo de todo lo que se pueda sembrar de temporada, sumado a la entrega de forraje para el ganado.
No obstante, algo en lo que ya coincidieron autoridades, tanto del Poder Ejecutivo como Legislativo, es que se deben implementar, en todas las esferas, acciones de ahorro, uso eficiente del agua, así como la captación del agua de lluvia, pues este es el tercer año consecutivo en el que las condiciones de sequía empeoran en Coahuila.
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