Cada día que pasa se agrava aún más la situación de los marginados; la gran masa social, los pobres, los trabajadores del campo y de la ciudad que se cuentan por millones de familias quienes viven al día y en la miseria, que arriesgan su salud y vida todos los días para conseguir “el sope o la gorda” diario para la familia, exponiéndose a todos los males y los riesgos; a las inclemencias del tiempo, al frío, al calor, a la lluvia; a la inseguridad, a los robos, asaltos con violencia etc.; mucho peor aún, en estos tiempos exponiéndose a contagiarse del virus mortal de la pandemia covid-19.
Este mortal virus que no duerme ni anda de vacaciones está al acecho, latente; la posibilidad de toparse con él es de todos los días en el momento menos pensado; los de a pie, los que sudamos gota a gota el sudor de la frente, como luego se dice, para conseguir el pan de cada día, somos los más vulnerables a contagiarnos y enfermarnos, al tener contacto cercano con los compañeros de los centros de trabajo, dentro de la grandes fábricas o maquiladoras, o con los transeúntes que van y vienen a su propio destino, trajinar inevitable por la necesidad misma.
La economía del país se colapsa y se estanca; suben los precios de la canasta básica y se reciente en la economía familiar, por muy optimista y alegre que sea una perorata mañanera de AMLO (Andrés Manuel López Obrador), la realidad, que no conoce de rodeos y solo tiene datos estadísticos crueles que reflejan la pobreza en qué está sumido el país, y el pueblo trabajador y que suman por miles cada día en nuestro país. Urge pues, la reactivación de nuestra economía; pero, ¿se está pensando en la salud y la economía de los pobres? Creo yo que no.
Veamos. Cada día que pasa, aumentan los que buscan el sustento diario en los cruceros de las venidas y calles de la ciudad; y ya se volvió esto una forma de vida, no porque así lo quieran ellos, sino porque las circunstancias difíciles de la economía los obligan a buscar otras alternativas para completar los gastos de la casa, que, después de ocho horas de trabajo el salario no alcanza para sufragar las necesidades del hogar, ni aun trabajando en la mayoría de las veces la madre de familia.
Decía yo, que vemos en las calles gritando al panadero ofreciendo su producto, a la señora vendiendo frutas de temporada: guayabillas, guamúchiles, el tepache, los raspados, el tejuino; buscando de manera honesta hacerse de unos pesos. Y en los cruceros de las avenidas, el limpiaparabrisas, el tragafuego, el malabarista, que, junto con el improvisado mago, llaman la atención para agraciarse la simpatía, y ser merecedores de una moneda del automovilista. Por otro lado, también vemos más gente que recicla cartón y botellas de plástico en improvisados carretones; un cuadro de imágenes que nos muestran que los discursos mañaneros, de que “ahora estamos mejor”, es una mentira, es una falsedad.
Como ejemplo trágico, la falta de vivienda propia en el municipio de Tecomán, Colima, es muy grande. Es lastimoso ver las vecindades pobres, mal construidas y mojándose lo poco habido en ellas; como sucedió en estos días por el paso de huracán Grace, y otras tormentas de lluvia. Urge que el gobierno de Nacho Peralta resuelva las peticiones de mejoramiento de vivienda que el pueblo solicita. Exigimos láminas de asbestos para los techos destruidos; que resuelva la solicitud de apoyo alimentario que está pendiente, que ayuda y mucho en esta temporada de lluvias, ya que el trabajo del campo no se a normalizado por el paso de los ciclones. Familias que viven amontonadas en casas rentadas o con familiares, esperan la solución de su demanda de un lote donde puedan construir su vivienda; con pancartas reclaman la leyenda: “Nacho en Tecomán necesitamos vivienda”, desde sus hogares manifiestan sus peticiones.
La obra cumbre de la literatura española, escrita por don Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha, constituye una denuncia pública de la situación precaria en que vivía el pueblo ibérico de entonces; las injusticias sufridas por los pobres en carne propias, los abusos de la iglesia contra el pueblo, la avaricia de los comerciantes y la explotación eterna de la nobleza de aquel tiempo. Hoy, a más de 400 años después de haber aparecido esta magistral obra, cobra vigencia real; vivimos en un país con un pueblo abandonado a su suerte, en la injusticia que describió el Quijote; con un gobierno que prometió gobernar para los pobres, pero en la realidad, no hay una política de salud de Estado pensada para el pueblo, no lo hay; los enfermos de covid, ahora jóvenes, se están muriendo; no hay vacunas para ellos y existe negligencia en el sector de salud nacional. No hay ni paracetamol para bajar la fiebre corporal del enfermo, no hay medicamentos para los enfermos de covid, no hay nada.
Tenemos que organizarnos y luchar por mejorar nuestras condiciones de vida. Invito a mis escasos lectores a escuchar cada jueves a las 7 de la tarde noche, a través de Facebook, la videoconferencia del maestro Aquiles Córdova Morán, que nos permite conocer la realidad social en qué vive nuestro país. Estamos a tiempo.
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