Este tema por lo regular siempre es tratado desde un punto de vista aislado, echando culpas (en la mayoría de las ocasiones) sólo a los malos hábitos de las personas y a que les encanta la comida rápida, las bebidas altas en azúcar, amantes de la comida chatarra o al hecho de no ser disciplinados en el ejercicio, pero me gustaría que profundizamos un poco más en este tema, ya que tiene otras causas y por supuesto, las consecuencias en muchas ocasiones suelen ser mortales.
Así mismo, los nutriólogos, cuando se presenta la ocasión ya sea en la radio, en la televisión y ahora la internet, nos sugieren comer saludablemente, para que nuestro organismo funcione de igual manera, saludablemente. La dieta mexicana y del mundo, creo yo, es rica en carbohidratos como la tortilla, las papas, los tamales, el pan, el arroz, los frijoles y las frutas, sólo por mencionar algunos ejemplos. Estos alimentos proporcionan nutrientes al cuerpo que le benefician, y no provocará obesidad si se consume sin excesos.
Sin embargo, ¿a qué se deberá, que México ocupe el primer lugar en obesidad infantil, y el segundo país en el mundo en adultos? Probablemente algunos sufren de este mal porque se excedieron en el consumo de los alimentos arriba mencionados. Sin embargo, no creo que sea lo principal.
Iniciemos analizando algunos factores que me parecen importantes mencionar, 1) el exceso de difusión de productos de consumo. No hay día que pase sin que recibamos el bombardeo constante a través de la televisión, la radio, la internet y redes sociales incitándonos a consumir eso que nos ofrecen por estos medios. Pero, además, son muy baratos. ¿Qué alimentos son estos? Son las denominadas comida chatarra. Y lo es porque no le proporcionan nutrientes al organismo. Todo lo contrario, lo perjudica.
¿Y se puede evitar este tipo de alimentos en la dieta mexicana? Cómo evitarlo, si en cada esquina de una cuadra nos encontramos con un changarro repleto de productos de este tipo llamándonos a consumirla. Es imposible. A la coca cola y demás nos hemos vuelto adictos, a los doritos y nachos. Es más, la clase obrera lleva consigo en su morral o bolsa, una o dos sopas maruchan para que en sus horas de alimento las consuma como comida fuerte.
Es un hecho que una alimentación así, inevitablemente nos conlleva a una obesidad fatal generalizada, como hoy está ubicado nuestro país sobre este flagelo a nivel mundial. La pregunta que surge aquí es ¿se puede o no se puede contrarrestar este mal nacional? ¿De qué depende la solución? ¿Quién debería regular el consumismo innecesario en el país?
Mientras persista la política que rige hoy el país, es un hecho que el actual panorama no mejorará, todo lo contrario, el vaticinio es aún peor, como consecuencia del sistema capitalista de producción, que con su hambre de obtener ganancias cada vez más, no le importa si lo que le vende al consumidor le es útil o no a su organismo.
Y mientras no tengamos un verdadero representante en el poder de la nación, capaz de moldear esa política agresiva que daña la salud del pueblo, por otra que salvaguarde la integridad de sus compatriotas, seguiremos sufriendo estas y más flagelos que nos dañan. ¿Quiere decir, entonces que hoy no tenemos un gobierno popular? Por supuesto que no.
Por lo tanto, lo urgente y definitivo para que cambien las cosas, es que el pueblo se organice y ponga en el poder a un verdadero representante popular, que vea con recelo que es beneficioso o no para su pueblo. Que regule que sí y que no debe de consumir la población. Que sí y qué no debe de difundirse en los medios de comunicación.
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