Después del maratón Guadalupe-Reyes, que han sido 26 días de consumismo, banquetes y viandas exquisitas que las familias han disfrutado de acuerdo con sus ingresos económicos, seguramente algunos mexicanos lograron unos kilitos de más, ya que se acostumbra a realizar diversos festejos y convivios por celebraciones religiosas, despedida del año 2022 y recibimiento de 2023.
Sin duda las tradiciones son ya antiguas, incluso el escritor Ignacio Manuel Altamirano en su novela Navidad en las montañas, dice que “eran las posadas, con sus inocentes placeres y con su devoción mundana y bulliciosa; era la cena de Navidad con sus manjares tradicionales y con sus sabrosas golosinas; era México, en fin, con su gente cantadora y entusiasmada. Era una fiesta que aún me causaba vértigo”. Hasta la fecha a la mayoría de la población le emocionan y motivan las fiestas decembrinas, pero pasando a otro tema muy importante que debe preocuparnos: la obesidad. Y con las comidas suculentas, el exceso de calorías consumidas por estas fechas está cobrando factura, situación que pocos reflexionan, ya que algunos no identifican la magnitud del problema, el subir de peso hace que se acentúe después de estos convites la adiposidad.
Es necesario hacer frente a la realidad y aceptar que la obesidad en México es un problema de salud delicado que ha avanzado en los últimos años; por eso es urgente que la sociedad analice de manera más profunda las cifras, causas y consecuencias del sobrepeso, ya que afecta gravemente la calidad de vida de los mexicanos.
Todo ser humano debe alimentarse para sobrevivir; sin embargo, hay que tener una adecuada alimentación para evitar tener obesidad. La profesora del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM, Marcia Hiriart, recordó “que la energía se obtiene durante la digestión, porque todo lo que se come es degradado en elementos más simples al ser absorbidos en el intestino y también juega un papel importante el cerebro”, para producir se necesita energía, esto es lo que da valor al trabajo humano.
También puntualizó “que existen productos como los refrescos que utilizan fructuosa concentrada a los que se les debe parte de esta epidemia de obesidad. Cuando nosotros almacenamos azúcar, una vez que tenemos el glucógeno completo, esta azúcar se va a transformar en grasa y se va a guardar mejor”. Con esto queda claro que las bebidas edulcorantes sí dañan la salud, pero las empresas refresqueras juegan su papel de vender sin importar la salud de la población y también los medios de comunicación invitando a las personas a refrescarse y disfrutar de una buena comida acompañada de un trago de gaseosa.
La realidad de las mayorías por sus ingresos y actividad laboral es que el 60 por ciento de lo que se come día a día son carbohidratos; por ejemplo, una torta de tamal con un champurrado de agua es una bomba. Según datos del IMSS, una torta de tamal convencional suma más de 1,000 calorías, pero el consumo energético promedio recomendado para adultos es de 2 mil calorías diarias. Así es que equivale a la mitad de la ingesta diaria.
Agregó “que la glucosa es el azúcar simple más abundante en la naturaleza” es muy elemental ya que a partir de ella el organismo obtiene energía de rápida utilización; es muy abundante en muchas frutas; también se encuentra en la savia de las plantas y en el torrente sanguíneo humano, donde se conoce como azúcar en la sangre. La concentración normal de glucosa en la sangre es de aproximadamente 0.1 por ciento, pero se vuelve mucho más alta en personas que sufren de diabetes.
Se debe tener presente que nuestra dieta está compuesta por carbohidratos, grasas y proteínas; se recomienda que lo mejor es tener una dieta balanceada en la que se coman todo tipo de proteínas y se tenga un buen plato de colores o lo que se denomina plato del buen comer que está formado por los tres grupos de alimentos básicos que son verduras y frutas, cereales y tubérculos; leguminosas y alimentos de origen animal.
Por último, dijo que “no es que las grasas sean malas, sólo pueden ser peores unas que otras y, muchas veces, la entrada energética no es igual a la salida energética; además, puntualizó que la meta de la medicina es, primero, prevenir que las personas engorden y después, prevenir que llegue a síndrome metabólico, la diabetes y la muerte”; sin duda datos muy interesantes.
Para mejorar la calidad de vida se necesita tomar como ejemplo la valentía, el coraje y disciplina de los jóvenes que asistían al Calmécac en la novela Tlacaélel, de Antonio Velasco Piña, ya que cada ser humano puede implementar acciones, en especial poner en práctica la disciplina y buenos hábitos: cambiar de rutina, hacer ejercicio, alimentarse de manera sana integrando el plato del buen comer a su mesa, hacer tres comidas y dos colaciones al día, tomar suficiente agua, dormir las ocho horas recomendadas, practicar alguna actividad recreativa y realizarse chequeos médicos al menos una vez al año; suena bien, algunas dependen de la voluntad de las personas, pero las principales dependen de otros factores, se necesita un empleo estable con una jornada de no más de ocho horas y tener mayores ingresos económicos.
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