La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) define la desigualdad económica considerando "la diferencia en cómo se distribuyen los activos, el bienestar o los ingresos entre la población” (de un país o territorio). Esta desigualdad determina la brecha entre las condiciones de vida de los multimillonarios y la de los millones de empobrecidos en el mundo. Para los pobres la desigualdad económica significa falta de acceso a bienes y servicios de primera necesidad como vivienda digna, alimentación, educación o salud, así como otras necesidades espirituales entre las que destacan la cultura, el deporte y el esparcimiento, incluso, sus paupérrimas condiciones los condenan a la manipulación política, a la restricción de sus derechos políticos y su sometimiento a favor de las élites poderosas.
La desigualdad tiene su explicación dentro del sistema de producción capitalista, el libre mercado y las políticas de gobierno neoliberales, ya que económica y políticamente persiguen el incremento de la riqueza para beneficio de los poderosos: individuos, empresas y naciones, dejando en el desamparo a millones de seres humanos. La pandemia por la covid-19 ha sacudido toda la economía mundial, provocando una desaceleración económica, la quiebra de miles de pequeñas y medianas empresas, el aumento del desempleo y la reducción de ingresos entre las familias trabajadoras, pese a ello, los multimillonarios incrementaron escandalosamente su riqueza. Así, la pandemia hizo más ricos a los ricos e incremento la cantidad de pobres y a los ya pobres los hundió en la pobreza extrema. Inaudito, pero cierto.
Según el listado de multimillonarios de Bloomberg (magnet.xacata.com 21 ene. 2021), los primeros 10 multimillonarios del mundo incrementaron su riqueza un 27 por ciento, con un aumento de 540 mil millones de dólares más en 2020 con respecto al año pasado, periodo para el cual el Banco Mundial (blogs.worldbank.org 11 de enero de 2021) estima hasta 124 millones de pobres adicionales en todo el mundo. En el mismo tiempo en que Jeff Bezos, el hombre más rico del mundo, incrementaba su fortuna con 78 mil 900 millones de dólares, 62 millones de personas cayeron en pobreza extrema en el mundo al vivir con menos de 1.9 dólares al día. Es abismal la desigualdad económica en el mundo, entre los que más tienen y los que prácticamente no tienen nada. La riqueza mundial sigue creciendo, pero se concentra en unos cuantos cientos de personas mientras que la miseria, el hambre y la muerte se han expandido entre millones de seres humanos en el orbe.
En marzo de 2020 la OCDE informaba que México era el país con mayor desigualdad económica entre los países que integran al organismo internacional, un año después y dadas las afectaciones económicas por la contingencia sanitaria no podemos esperar que la situación del país presente mejoras, sobre todo porque las políticas de gobierno de la 4T no se han encaminado a fortalecer la estructura económica del país. En nuestro país también crecieron las fortunas de los multimillonarios, por ejemplo, Ricardo Salinas Pliego, el segundo hombre más rico de México, tenía al inicio de la pandemia una riqueza de 11 mil 700 millones de dólares, ahora registra (en bloomberg.com/billionaires/ a partir de 20 de febrero 2021) 13 mil 200 millones de dólares, incrementando en mil 500 millones de dólares su fortuna, en este mismo periodo en nuestro país cayeron en pobreza más de 12 millones de mexicanos por falta de empleo, de ingresos y la falta del sustento alimentario.
Según datos publicados por el Centro de Estudios Económicos y Sociales (Cemees, 15 de enero 2021), México incrementó la desigualdad en 2020, pues la masa salarial y el ingreso laboral disminuyeron 12 por ciento, así también, que el 20 por ciento con los ingresos más altos paso de ganar 34 a 146 veces más que el 20 por ciento más pobre; es decir que antes de la pandemia por cada peso que ganaba un pobre un rico ganaba 36 pesos, ahora por cada peso que gana un pobre el rico está ganando 146 pesos. Esta brecha en la repartición de la riqueza en nuestro país se profundiza aceleradamente incrementando a ese ritmo la pobreza y pobreza extrema, así como todos los males sociales que ello acarrea.
Se tienen que tomar medidas para detener la profunda desigualdad que impera en el mundo, porque de otra manera condenan a la inanición y a la miseria a millones de personas. El problema es que no hay organismos internacionales con la fuerza y capacidad política para imponer las medidas que permitan una distribución más equitativa de la riqueza, por ello, la medida debe tomarse desde abajo, a partir de la organización y la fuerza de las masas empobrecidas, ya que son estas las que sufren los males de la desigualdad y por lo tanto son las que sienten la necesidad de alcanzar una sociedad equitativa y justa en la repartición de la riqueza social. Por consecuencia, los mexicanos debemos organizar la fuerza social que sea capaz de tomar las riendas del país y adoptar un programa de gobierno que permita, en los hechos, mejorar las condiciones de vida de todos los mexicanos, promoviendo el desarrollo de todos los aspectos de la vida nacional. Cuando más tarde la conformación de esta fuerza popular y su lucha por el poder político más lacerante será su padecimiento de la desigualdad social y económica.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario