MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Para que nuestra voz se escuche

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Desde que la sociedad se dividió en dos clases, que es el tener o no tener, Cervantes, dixit. La lucha entre ambas clases no ha cesado. Y así ha sido hasta nuestros días. Amos y esclavos; patricios y plebeyos; señores y siervos, maestros y oficiales, obreros y capitalistas. Explotadores y explotados se han enfrentado siempre, se ha mantenido una lucha constante, que ha tomado diversas formas, ocultas o abiertas, según la época; abierta, la Revolución de Espartaco; clandestina, la Revolución Rusa; todas estas luchas han terminado siempre con la transformación revolucionaria de la sociedad, la Revolución francesa, por ejemplo. O el hundimiento de las clases en liza, como el Imperio Romano. 

La rebelión de Espartaco es la más conocida de las relaciones esclavistas, pero no la única; la invasión de México por los españoles, los españoles expulsando a los musulmanes en Siglo XV, las luchas por la independencia encabezada por Hidalgo, More Bolívar. La lucha que encabezó Napoleón Bonaparte, no fue más que un reflejo de la Burguesía Francesa triunfante para extender su dominio. Estados Unidos, el campeón de la democracia, también ha tenido sus luchas: basta recordar el exterminio de los indios de Norteamérica; la lucha por su "independencia", la guerra de secesión, no es más que un reflejo de esa lucha de clases. 

En México, los que siguen haciendo historia por las pendejadas que hacen, piensan que, en México, esa teoría no aplica. Que aquí, siempre hemos vivido en completa armonía, que lo único que hacía falta, era un líder carismático que nos uniera a todos. Y con el perdón en la mano, lograría que todos, lo siguiéramos caminando como al flautista de Hamelin. Que los mexicanos somos ovejas esperando al buen pastor. Pero ni siquiera los religiosos después de más de 400 años de dominación han logrado suprimir la inconformidad que genera la injusticia. 

La doctrina del amor, siempre ha sido una doctrina de los poderosos, a través de diferentes medios: amaos, los unos a los otros, por ejemplo. En México, una de las cosas, por las cuales los españoles pudieron conquistar México, fue por la división que existía entre las diferentes tribus mexicanas. Los tlaxcaltecas contra los aztecas, principalmente. Después de la conquista, los indígenas se convirtieron en esclavos de los españoles.

Desde esa fecha, la lucha ha venido tomando diferentes formas. En aquel tiempo los indígenas, no tenían voz ni voto; en el norte fueron eliminados, literalmente. Si había elecciones a los ayuntamientos sólo eran tomados en cuenta los españoles, y dentro de los españoles no se tomaba en cuenta a las mujeres. Por supuesto que los indígenas no dejaron de luchar y fue una lucha armada, rebelión maya de 1848, que estuvo a punto de triunfar y puso en fuga a todos los españoles. Por supuesto, que la represión posterior no puede escribirse sin temor a recordar con odio, que siempre que una revolución no triunfa, con la represión corren ríos de sangre de gente inocente. 

La lucha por la independencia también adquirió el carácter de lucha armada, desde el grito de dolores, donde miles de mexicanos se levantaron con hoces, martil picos, palas, machetes para combatir con el ejercito realista, hubo por supuesto, momentos gloriosos, como la toma de la Alhóndiga de Granaditas, la toma de Oaxaca, entre otros. Muchos de los que encabezaron la lucha pagaron con su vida el hecho de querer luchar: Hidalgo, Allende, Aldama y More que fueron fusilados y su cabeza colgando en diferentes partes, para escarmiento. 

En el periodo de la Reforma, con el nacimiento de las primeras empresas, surgieron las primeras sociedades mutualistas, para la defensa de los intereses de los artesanos, para el apoyo de accidente o muerte o perdida de patrimonio. Durante el Porfiriato, a pesar de la fuerte represión de los rurales y de la policía porfiriana, aún así hubo hombres que lucharon para defender los intereses de su clase, que pagaron con sus huesos en San Juan de Ulúa y otros más en los campos de henequén o los campos de Jalisco. 

La Revolución mexicana, que no comenzó el 20 de noviembre de 1910; la intensa labor del Partido Liberal, ante la falta de solución de las demandas de los diferentes sectores, desencadenó en una lucha armada. Pero gracias a esa revolución se permitió la formación de los primeros sindicatos, para defender los intereses de la clase trabajadora y también la posibilidad de formar partidos políticos para la defensa de los intereses, todo ello, plasmado en la Constitución Política, en los artículos 8° y 9° y otros más. 

Por supuesto, que ahora esos sindicatos, que deberían ser una herramienta valiosa de los trabajadores, se han convertido en cadenas de los mismos trabajadores. Los partidos se han convertido en satélites de la clase en el poder, cuando no participan los trabajadores con sus opiniones e intereses. Es necesario, que los trabajadores veamos con nuevos ojos, la historia de México, para que nos demos cuenta de que lado están nuestros intereses, para que no nos engañemos que esta es la cuarta transformación de nuestra historia. Y que aprendamos a usar todas las herramientas legales que hay en nuestra constitución, como el derecho a la Organización y petición, reunidos en cientos de miles, para que nuestra voz se escuche; de lo contrario, nos seguirán engañando de uno en uno.

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