Hace unos días, la Editorial Esténtor publicó una colección de lujo de los cinco primeros tomos de Antorcha dice…, escritos por Aquiles Córdova Morán, líder nacional del Movimiento Antorchista. Desde octubre de 1987, la organización ha reunido en siete libros, hasta el momento, la actividad periodística del líder nacional.
Los cinco libros de esta colección de lujo contienen cientos de artículos publicados en medios poblanos y nacionales, desde 1986 hasta 1999. Se trata de la historia antorchista narrada a través de los artículos periodísticos del fundador de la organización que analizan la política nacional e internacional y, en concreto, los problemas del Movimiento Antorchista en los pueblos y colonias en donde ya hacíamos trabajo político.
El líder poblano, Juan Manuel Celis Aguirre, entonces responsable de la Comisión Nacional de Publicaciones, prologó el Antorcha Dice… I y el 29 de octubre de 1987 escribió: “Tal vez ustedes hayan leído uno o varios de sus artículos y han experimentado, al igual que yo, la misma impresión de ánimo, de lucha, de aliento que de los mismos se desprende, porque cada uno de ellos es una enseñanza, una reflexión profunda o una oportunidad de defensa de la organización de los parias de la ciudad y del campo. Sin embargo, en conjunto, esos mismos artículos se convierten en algo superior, puesto que nos permiten apreciar de un modo global la línea política e ideológica en que se sustenta nuestra lucha”.
El diario nacional unomásuno, del 16 de marzo de 1992, publicó un artículo de Omar Carreón Abud, entonces vocero de Antorcha, que anunciaba la publicación del Antorcha dice… III. Ahí, Carreón Abud explicaba las cualidades combativas y literarias del líder de una organización que crecía, se desarrollaba y se extendía por todo el país: “Luchador social durante más de tres décadas, ha sido capaz de combinar la extenuante lucha práctica por unir, organizar y dirigir hasta a los más pequeños y modestos grupos de campesinos con la vigorosa y persistente argumentación teórica de los procedimientos y objetivos del Movimiento Antorchista. Sus compañeros -y hasta algunos que no sólo no lo son, sino que son o han sido sus adversarios- le reconocen, además de su sólida formación teórica y formidable capacidad de análisis, una cualidad muy poco común en los tiempos que vivimos: la consecuencia absoluta entre el decir y el hacer. Es esta una cualidad no sólo escasa, sino tan poco apreciada, que ha llegado a ser considerada como un defecto del hombre moderno, pues se estima más al que sabe fingir y llevar una doble vida en la que lo público nada tiene que ver con lo privado y hasta lo contradice. La consecuencia de Aquiles Córdova Morán, su humanismo y profundo compromiso con los empeños de los oprimidos de la tierra, es evidente en sus escritos y constituye, a no dudarlo, una de las causas de que el Movimiento Antorchista haya surgido, crecido y llegado a ocupar el lugar que ocupa en la vida política de México; de que haya -como dijo un destacado político a quien no le gustaría ver su nombre escrito aquí- llevado a cabo, una verdadera hazaña política”.
Para Aquiles Córdova, igual que para los grandes líderes del pueblo humilde a lo largo de la historia, “sería imposible conducir la lucha revolucionaria sin disponer de un medio de divulgación a través del cual el partido pudiera pronunciarse sobre cuestiones políticas y situaciones concretas de la vida social”. En algún momento, ese medio de divulgación fue un periódico nacional. Ahora, con la modernización de la prensa, deben ser los impresos, la radio, la televisión y, muy importante, las redes sociales.
En su ¿Qué hacer?, publicado en 1902, Lenin explicó cuál debería ser el público de la propaganda revolucionaria: “Este auditorio ideal para las revelaciones políticas es precisamente la clase obrera, que tiene necesidad, antes y sobre todo, de conocimientos políticos amplios y vivos, y que es la más capaz de aprovechar esos conocimientos para emprender una lucha activa”. En algún discurso de hace unos meses, el propio Maestro Aquiles Córdova afirmó que los escritores de la lucha social no son ratas de biblioteca, que comen libros y cagan textos que serán leídos por los intelectuales “que los entienden” en sus “altas reflexiones”, sino que son periodistas que buscan suscitar afinidades e impulsar a los lectores a una participación política inmediata. Lenin diría: para que haya movimiento revolucionario debe haber teoría revolucionaria.
Córdova Morán puede explicar, con profunda sencillez, temas harto complicados de la filosofía, la economía, las leyes o la política, para que la gente humilde los entienda los haga suyos.
Córdova Morán no busca exhibir virtuosismo de ninguna manera. Y su genio logra penetrar, con su estilo y forma de razonar, en la cabeza del más humilde de los hombres para el entendimiento de problemas complejos. Sus artículos son, siempre, la voz de la gente sencilla que va y habla con él, que le cuenta sus problemas y sus necesidades, que le explica sus carencias o que le revela las injusticias que debe sufrir un día sí y otro también en su trabajo, su escuela, su colonia o su pueblo. Es una pluma al servicio del pueblo. Contrario a la moda actual, no es una pluma que se venda al gobierno o a la burguesía, en espera de las bolsas de billetes. Los dueños de la verdad, en este país, no son los dueños de las empresas o el poder y no tienen, por tanto, dinero. Los dueños de la verdad son los más pobres, aquellos que no pueden pagar una defensa mediática, porque apenas les alcanza para comer. ¿Por qué? Porque Antorcha sabe que la propaganda, en cualquiera de sus formas, “es el arma más poderosa del partido para llegar a la clase obrera [campesina y estudiantil] todos los días y a toda hora”.
En un folleto publicado hace varios años, intitulado “La manipulación ideológica de las masas”, se dejó plasmado: “Así que el objetivo principal de la manipulación mediática, ese juego perverso que se hace con la mente de la gente, lo que busca es que el pueblo, como reza el título del entremés cervantino, se quede “cornudo, apaleado y contento”.
“Eso es lo que busca la manipulación, que la gente ya no se dé cuenta de su pobreza, que no se preocupe por una vida mejor, que sea mansa, sumisa y que acepte lo que le quieran dar, y si no le dan nada, que también se quede sumisa. Eso es lo que busca todo este aparato de manipulación. Por eso, nosotros planteamos que hay que hablarle a la gente de otro modo, por eso hablamos aquí de lo que estamos hablando, porque, ¿quién lo hace aparte de nosotros? ¿Quién le abre los ojos a la gente? ¿Quién le explica la verdad? ¿Quién está educando limpiamente la mente del pueblo? ¿Quién lo está haciendo? Si nos permiten que lo digamos tajantemente, nadie aparte de nosotros.
“Nuestra organización es la única organización que se preocupa por hablarle con la verdad a la gente, es más, nos atreveríamos a decir que es la única que tiene claro el problema y que conoce los peligros de este problema. Por eso, nuestra organización es la única organización que, con sus escasos medios, con fuerza mínima si quieren, está luchando con todo para que el pueblo abra los ojos y se dé cuenta de la manipulación ideológica en la que lo tiene sumido todo el aparato propagandístico del sistema. Alguien le tiene que hablar al pueblo, lo tiene que despertar, le tiene que decir al gigante dormido: ¡No te dejes!”
Para lograr el objetivo de educar al pueblo mexicano, Aquiles Córdova no solo escribe artículos periodísticos, además, entre su producción literaria podemos encontrar obras sobre poesía, teatro, la danza, la música, la literatura, así como textos sobre filosofía, la ciencia, economía y mucho más.
Sus textos no son para leer nada más. Es necesario estudiarlos, comprenderlos y, sobre todo, copiarle en el buen sentido el por qué de su insistencia en educar a los pobres mexicanos. El país está llegando a una coyuntura política en que la derecha se ha quedado sin argumentos y la izquierda partidaria pierde el apoyo que la llevó al poder, debido que comete los mismos errores de sus antecesores en el gobierno. Está llegando el momento de Antorcha y la vanguardia que revolucionará a este país. Esa vanguardia, para impulsar con inteligencia y valentía los cambios necesarios, debe estar educada. Leer la obra periodística del genio tecomateco, del líder de los pobres mexicanos, nos enseñará a razonar dialécticamente.
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