Prólogo

En el Movimiento Antorchista estamos empeñados en desarrollar el trabajo cultural, pero con un propósito muy distinto de lo que se acostumbra en nuestro país. En México, evidentemente, existen organismos (tanto de carácter oficial como de carácter privado) muy importantes, con mucha experiencia, con recursos y con personal muy capacitado, que hacen trabajo cultural, pero normalmente el objetivo final presentar un espectáculo (de teatro, música, danza, poesía) mediante un pago; es decir, se trata de recaudar o de ganar dinero a través del arte y, claro, al mismo tiempo difundirlo, porque eso no se puede evitar.
Los antorchistas nos hemos planteado el problema de esa manera. Nosotros buscamos difundir el arte entre la gente más modesta, aquella que no ha podido asistir a la universidad y que si alguna educación tiene muchas veces es solo secundaria o preparatoria, siendo la mayoría colonos, campesinos, obreros o estudiantes, en fin, lo que pudiéramos llamar la masa del pueblo mexicano. 

Antorcha quiere difundir el arte entre el pueblo, que lo conozca, lo saboree, aprecie y le guste de tal modo que lo haga suyo, logrando así que el arte regrese a su verdadera matriz, a su verdadero creador, que aquí y en el mundo entero -y eso es reconocido hasta por los especialistas más destacados- es el pueblo. Porque el arte nace del pueblo, es éste realmente la madre, la matriz de donde nace, y el artista es un gran plagiario- como dijo alguna vez Juan Ramón Jiménez- porque recoge lo que el pueblo dice, lo que canta, lo que siente, lo que llora lo que celebra o lo que alegra y con ese talento trasformador, haciendo uso de las distintas disciplinas artísticas, le da forma, produciendo así la obra de arte.
…

Este libro tiene el propósito de acercar, lo mejor que se pueda, algunos temas culturales a la gente, principalmente a los que sean o quieran ser declamadores y poetas, para que los lectores se vayan interesando, poco a poco (porque nadie puede pegar un salto mortal desde el suelo hasta el cielo), en la poesía; tiene la intención de cautivar a la gente, paso a pasito, pero sin descanso, sin desmayo, hasta lograr que la poesía tome cartas de naturalización entre ella, hasta lograr que no se oiga la poesía a fuerza, sino que realmente se aprecie, se escuche con gusto, con placer y con deleite, que se entienda y, al hacerlo, los lectores se conmuevan con ella y se vayan convirtiendo en amantes de la poesía, de tal manera que más adelante no solamente la escuchen, sino que la exijan y la propongan llegar a ser verdaderos declamadores populares. Esto no es fácil, pero esa es la intención.

Es necesario aclarar, sin embargo, que yo no soy un especialista, no soy un poeta que se haya dedicado toda su vida a escribir poesía y que, por lo tanto, esté hondamente empapado de su problemáticas, que es un tanto completas. Yo soy, hasta cierto punto, un aficionado de la poesía y nada más, y lo que expresaré en el libro es parte de lo que considero que debe conocer cualquiera que tenga algún contacto con la poesía y algún interés por realmente entenderla y no, como suele hacerse, que solo la conocen porque, por ejemplo, el 16 de septiembre les dieron una poesía para declamarla y ésa es toda su relación con ella o porque un alumno tiene como tarea estudiar una poesía y la ensaya una o dos veces y no lo vuelve; señalo esto porque es una relación muy insuficiente, muy superficial y muy somera con la poesía no permite una valoración mínimamente intelectualizada de ella, una apreciación con cierto conocimiento del material que se está manejando.