MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Por qué EE. UU. rechaza el plan de paz de China?

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Todos los ciudadanos del mundo preocupados por la suerte del planeta, seguimos atentos los acontecimientos de la guerra en Ucrania porque estamos conscientes de que una escalada de la misma amenaza la paz mundial y nos acercará, irremediablemente, a la tercera guerra mundial.

Por ello, llama poderosamente nuestra atención que el gobierno norteamericano deseche, sin más, el plan propuesto por China y que insista en poner como condición la vuelta a las fronteras de 2014. Sí, como usted lo lee amable lector, Estados Unidos (EE. UU.), a través de su títere el presidente ucraniano, Vladímir Zelenski, dejó clara esa intención.

Zelenski comentó que las Fuerzas Armadas de Ucrania se están preparando para adoptar medidas militares contra Crimea, textualmente dijo: “Hay medidas militares y nos estamos preparando para ellas. Estamos preparados en espíritu y nos estamos preparando técnicamente en lo que respecta a las armas, en lo que respecta al refuerzo y la formación de brigadas de ataque de diferentes categorías y diferente naturaleza”, y subrayó “estamos enviando gente a entrenarse, no solo en Ucrania, también en otros países”. (portal RT, del 25 febrero).

Zhou Rong, observador político e investigador principal del Instituto de Estudios Financieros de Chongyang, Universidad Renmin de China, declaró a Sputnik: “EE. UU. y los países occidentales denunciaron agresivamente a China por su plan de paz sobre Ucrania porque Pekín, contrariamente a lo que esperaban, no condenó a Rusia”. “China se centra más en la ayuda humanitaria a ambas partes del conflicto, abogando por 'apagar fuegos' en lugar de avivarlos. Obviamente, el Occidente colectivo, liderado por EE. UU., no puede aceptarlo. Creo que las acusaciones vertidas por EE. UU. contra China no son justas y no conllevan buenas intenciones” (Sputnik, del 3 de marzo 2023).

El plan de paz, propuesto por el gigante asiático, es un esfuerzo serio por resolver diplomáticamente el conflicto, por lo que consideramos que todos debemos conocerlo para normar nuestro criterio sobre el particular.

China difundió, el 24 de febrero, a través de su Ministerio de Asuntos Exteriores, su propuesta de solución de la crisis ucraniana. Expone 12 puntos que las partes involucradas podrían seguir para poner fin a las hostilidades.

Respetar la soberanía de todos los países. Pekín aboga porque la soberanía, la independencia y la integridad territorial de todos los países sea “efectivamente defendida". "Todos los países, grandes o pequeños, fuertes o débiles, ricos o pobres, son miembros iguales de la comunidad internacional", destaca.

Abandonar la mentalidad de la Guerra Fría: "La seguridad de una región no debe lograrse reforzando o ampliando bloques militares", se indica en el documento, resaltando que los legítimos intereses y preocupaciones sobre la seguridad de todos los países "deben tomarse en serio y abordarse adecuadamente".

Cesar las hostilidades: "Todas las partes deben apoyar a Rusia y Ucrania para que trabajen en la misma dirección y reanuden el diálogo directo lo antes posible, a fin de desescalar gradualmente la situación y, en última instancia, alcanzar un alto el fuego general", señala el texto.

Reanudar las conversaciones de paz: “El diálogo y la negociación son la única solución viable a la crisis de Ucrania", resalta China, que asegura que seguirá desempeñando un "papel constructivo al respecto".

Resolver la crisis humanitaria: Las operaciones humanitarias "deben seguir los principios de neutralidad e imparcialidad, y las cuestiones humanitarias no deben politizarse", reza el texto. Además, se insta a "apoyar a la ONU" para que desempeñe un papel de coordinación en la canalización de la ayuda humanitaria a las zonas de conflicto.

Proteger a la población civil y a los prisioneros de guerra: China apoya el intercambio de prisioneros de guerra entre Rusia y Ucrania, y pide a todas las partes que creen condiciones más favorables para ello.

Mantener la seguridad de las centrales nucleares: Pekín se opone a los ataques armados contra las centrales nucleares y hace un llamamiento a todas las partes para que "respeten el derecho internacional, incluida la Convención sobre Seguridad Nuclear".

Reducir los riesgos estratégicos: El documento aboga por prevenir la proliferación nuclear y evitar las crisis nucleares. "China se opone a la investigación, desarrollo y uso de armas químicas y biológicas por parte de cualquier país y bajo cualquier circunstancia", subraya.

Facilitar las exportaciones de grano: Todas las partes deben aplicar "plena y eficazmente y de forma equilibrada" la Iniciativa sobre los cereales del mar Negro, firmada por Rusia, Turquía, Ucrania y la ONU.

Poner fin a las sanciones unilaterales: El Gobierno chino sostiene que las sanciones unilaterales no pueden resolver la cuestión, solo crean nuevos problemas. "China se opone a las sanciones unilaterales no autorizadas por el Consejo de Seguridad de la ONU". De igual forma, pide que los países relevantes dejen de abusar de ellas y de la "jurisdicción de armas largas".

Mantener estables las cadenas de suministro: "Todas las partes deben mantener seriamente el sistema económico mundial existente y oponerse a utilizar la economía mundial como herramienta o arma con fines políticos".

Promover la reconstrucción post-conflicto Finalmente, Pekín insta a la comunidad internacional a tomar medidas para apoyar la reconstrucción posconflicto. "China está dispuesta a proporcionar ayuda y a desempeñar un papel constructivo en este empeño", sostiene.

Repasando el plan, brota con más fuerza la pregunta inicial de ¿cuáles son las razones del gobierno norteamericano para rechazarlo? El investigador chino mencionado más arriba subrayó que de tal respuesta se desprende que, también en este caso, el objetivo de Washington es prolongar la guerra. "Todo lo que quieren es debilitar o incluso dividir a Rusia, y satisfacer sus intereses del complejo militar-industrial a costa de las vidas de los pueblos de Rusia y Ucrania".

Por su parte Joseph Kishore y David North, redactores del sitio W.S.W. escribieron 4 enero de este año: “La guerra de EE. UU. y la OTAN contra Rusia es un hito en el camino hacia una Tercera Guerra Mundial. La causa esencial y la naturaleza de una guerra no dependen del país que “disparó el primer tiro”, sino por los intereses socioeconómicos y geopolíticos de las clases que controlan los países involucrados en el conflicto. La corrupta oligarquía capitalista de Ucrania ha puesto el país a disposición del imperialismo estadounidense y europeo para una guerra por delegación. El objetivo es la derrota de Rusia y los propósitos son 1) desmembrar este enorme país y hacerse del control de sus inmensos yacimientos de recursos naturales críticos, 2) eliminar todos los obstáculos para el dominio imperialista, bajo la égida de Estados Unidos, del sub continente eurasiático, y 3) completar el cerco alrededor de China y su subordinación al imperialismo estadounidense, por medio de una combinación de medidas económicas y militares”.

Los mismos autores aclaran que “la propaganda de la prensa capitalista, que gira en torno a la acusación contra Rusia de una invasión no provocada de Ucrania el 24 de febrero de 2022, se basa en mentiras, verdades a medias y la supresión de información vital. Separa el conflicto de toda la historia de antecedentes y de los últimos 30 años de guerras e invasiones lideradas por EE. UU”.

Estos testimonios son botón de muestra de una corriente de opinión que sostiene que existen cuatro razones para que el gobierno norteamericano se oponga a cualquier plan de paz en Ucrania venga de donde venga, porque la prolongación de esta guerra le permite: vender cantidades fabulosas de armas y, de ese modo, le imprime dinamismo a su economía amenazada de recesión; refuerza la dependencia militar de los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) que necesitan cada vez más las armas norteamericanas; debilita económica y políticamente a sus aliados porque los países europeos están condenados a producir caro (por los elevados precios de los combustibles), sufren procesos crecientes de desindustrialización (las empresas migran a otros continentes) y enfrentan el descontento progresivo de sus habitantes, sobre todo por la carestía, pero también por su apoyo al régimen de Kiev; desangra a Rusia por las sanciones económicas y los gastos de la guerra. Entonces, tendremos guerra para rato.

El cinismo con el que las élites que gobiernan a EE. UU. imponen al mundo sus intereses de dominación, causando tantos sufrimientos, muertes y destrucción, necesitamos denunciarlo sin desmayo; que todo el mundo se entere, que los ciudadanos concienticen la urgencia de actuar. Solo la protesta masiva, la lucha organizada de los pueblos que buscan la paz y el desarrollo, puede detener esta debacle.

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