Ensimismados como estamos, buscando el pan de cada día para nuestros hijos, en medio de esta terrible crisis económica, que no se ve cuándo termine, y que día a día nos agobia, pues los altos precios de la canasta básica no ceden, no nos ponemos a pensar qué pasa en el mundo, y que dicha guerra promovida por Estados Unidos (Estados Unidos de América) está a punto de arrastrarnos a una guerra que, si se desata, llevaría a los contendientes al uso de armas nucleares, que en cuestión de minutos acabarían con la existencia humana.
En estos momentos de gran tensión mundial que muchos mexicanos desconocen, estamos al borde de la Tercera Guerra Mundial. Debemos alzar la voz desde diferentes espacios y trincheras para llamar al mundo y, principalmente, a la clase trabajadora mundial a parar la guerra.
La historia ha demostrado que las guerras suelen tener raíces económicas profundas y que las grandes potencias buscan imponer sus intereses a través de la violencia.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el brazo armado de los imperialistas, está ya alistándose para iniciar la Tercera Guerra Mundial, de la cual nadie saldrá ganando y la humanidad se convertirá en cenizas. Es hora de alzar la voz; mañana será tarde.
Las guerras siempre tienen un origen e interés económico, que la mayoría de las veces se esconde bajo formas que hacen aparecer al que las genera como el defensor de la humanidad ante un tirano, como el salvador de la democracia, como el liberador de los oprimidos por un dictador, entre otros.
Ejemplos de esto hay muchos a lo largo de la historia: la Primera y Segunda Guerra Mundial, la invasión del ejército estadounidense a Irak, a Libia, a Afganistán, a Siria, y actualmente, los ataques de Israel a Palestina, con la venia del gobierno de Estados Unidos de América.
El pueblo de México tiene que saber que, de estallar la guerra, los responsables tienen nombre y apellido: el imperialismo norteamericano y sus aliados Alemania, Japón, Inglaterra, Francia, por mencionar algunos. Lo hacen porque no han podido superar a China y Rusia en lo económico y han optado por la guerra, como siempre lo han hecho para vencer a sus enemigos.
Sin embargo, Rusia y China no son pueblos indefensos; les responderán a los imperialistas al tú por tú, y si se llegaran a usar armas nucleares, no quedará piedra sobre piedra. La humanidad quedará en cenizas.
En esta disputa entre Estados Unidos de América y sus aliados, contra Rusia y China, la razón histórica está con estos últimos, quienes pugnan por un mundo multipolar, donde todos los países contribuyan unos con otros para un desarrollo justo y equitativo, que saque del subdesarrollo a decenas de países que por siglos han sido saqueados por las potencias imperialistas en turno (Inglaterra, España, Portugal, Francia, Estados Unidos de América).
México, nuestro país, no hay que olvidar, fue saqueado por los españoles en la etapa colonial, y actualmente por el capital norteamericano principalmente, a través de la explotación de la mano de obra con salarios de hambre.
Nunca en la historia los gobiernos estadounidenses han llevado desarrollo y bienestar a los pueblos del mundo; por el contrario, han llevado guerras, destrucción y muerte, destruyendo países como lo hicieron en Irak, en Libia, Siria, Afganistán, y últimamente en Palestina, a través del gobierno títere de Israel.
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