MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Posicionarnos con Palestina

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Palestina es una nación, prácticamente, sin territorio, su población es extranjera en su propio país. Desde 1948, paulatinamente, con la fundación del Estado de Israel (patrocinado por los países capitalistas) miles de familias fueron desplazadas hacia el extranjero y las que han decidido quedarse a vivir en la tierra de sus padres viven agazapadas, sobre todo, en dos territorios: Gaza y Cisjordania. El resto de la población se encuentra diseminada en territorio controlado por Israel; sin embargo, el Estado Israelí no les concede los mismos derechos; fomenta y/o tolera acciones de discriminación y hostilidades por parte de algunos grupos de colonos judíos sobre aldeas o asentamientos palestinos; de tal modo, que la proliferación de colonias israelíes bien desarrolladas transcurre ante la grotesca carencia de miles de hogares palestinos que no cuentan con los servicios básicos de agua potable y  de salud, por ejemplo.
 
En donde hay mayoría palestina y se les reconoce alguna autoridad política de autogobierno la situación no es mejor. Estamos hablando de zonas que, por si fuera poco, se hallan custodiadas como campos gigantescos de concentración. Como es el caso de Gaza. Apenas unos 40 km de largo y unos 11 km de ancho, sobrepobladada y con una alta densidad poblacional; 7 de cada 10 son refugiados y sin permiso de salir de allí. Igual a una prisión, sus fronteras mantienen puestos de control militarizados, protegidos por francotiradores. Cuando el gobierno de Gaza fue tomada por una fuerza política adversa a los intereses de Israel, este bloqueó económicamente la zona, impidió la pesca, el comercio, y la actividad económica en general y la única planta de energía fue bombardeada. El resultado: la tasa de desempleo más alta del mundo y con una proporción monstruosa de pobres. Esto lo sabe de sobra la ONU quien dijo que si la situación no mejoraba, Gaza sería inhabitable para el 2020.

La mitad de la población en Gaza son niños: saben que sus casas pueden ser destruidas y nunca reconstruidas por el bloqueo; no sabrán de escuelas, ni siquiera lo que es un día completo sin energía eléctrica. 

Pero, lamentablemente, Gaza es solo un ejemplo. 

Agreguemos, la impunidad de delitos que cometen algunos colonos judíos en contra de población Palestina en general, que va desde la agresión física, cualquier tipo de abuso y humillación, hasta la expropiación y despojo de tierras y posesiones. En pocas palabras, estamos ante un caso de sometimiento de un país poderoso sobre un pueblo sometido. El primero, plenamente constituido con ejército altamente modernizado, y el segundo prácticamente desmantelado sin ejército regular.  

Israel es respaldado ampliamente por el imperialismo de los Estados Unidos y de sus potencias aliadas, este respaldo, desde luego, obedece a la conveniencia de los intereses económicos mutuos sobre la región del cercano y Medio Oriente. Después de la Guerra Fría, incluso, varios integrantes de la Liga Árabe fueron aliados incondicionales de los occidentales. Hoy, la situación ya cambió. 

Con todo, es importante señalar, que independientemente de la correlación de fuerzas en la geopolítica, la resistencia Palestina es permanente, porque, lógicamente, la opresión lo es. Pero las confrontaciones reflejan la disparidad de los contendientes; el número de víctimas en 2020 según datos de la ONU, fue de 2841, de los cuales solo 61 eran de origen judío (el 2 por ciento).

Algunas veces, las respuestas hacia este sometimiento lo realizan fuerzas radicales patrocinadas por países enemigos de Israel y que han tomado el poder en Gaza, por ejemplo; son partidos políticos con sectores armados, como es el caso de Hamas o de Hezbollah. 

En teoría, la Autoridad Palestina gobierna toda la población palestina, pero Hamas tiene a Gaza y pretende hacerse del control de todo el país y ser la única fuerza que enfrente a Israel. Ciertamente, gran parte de la población recibe con agrado esta respuesta, y no es para menos, el orgullo de un pueblo, a pesar de la miseria y las vejaciones, es el motivo que le impide morir completamente. 

Se espera una respuesta agresiva por parte del gobierno de Israel que encabeza Netanyahu, sobre todo en la lastimada Gaza. El terror cotidiano de los palestinos escalará, por si no fuera suficiente. Y acompañado de esto, la guerra mediática más sucia. El amarillismo más hipócrita de la prensa occidental (incluida la mexicana) dónde exaltarán los actos patrióticos de Israel y no se cansarán de repetir, una y otra vez, como cacatúas amaestradas, que la resistencia Palestina es simple y vil terrorismo, alimentando los prejuicios de xenofobia y racismo de la población occidental en general. La ignorancia de los pueblos es el grillete del sometimiento más atroz: podemos aplaudir a los tiranos y denigrar a las verdaderas víctimas. Tomar posición en el conflicto es, antes que todo, estudiarlo de fondo. 
 

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