A punto de cumplirse dos años de pandemia de covid-19, y con una cuarta ola que crece aceleradamente día con día, el Gobierno mexicano continúa haciendo todo lo posible porque la gente normalice que esta contingencia sanitaria no es un asunto de seguridad nacional, que no es urgente tomar medidas de Estado en materia económica, que las pruebas de detección del coronavirus SARS-CoV-2 no son necesarias si tienes síntomas, que las vacunas sirven, pero no apremia adquirirlas, y, sobre todo, que te puedes curar con remedios caseros de una enfermedad que hasta ahora no tiene cura. No obstante, a pesar de esos intentos gubernamentales, científicos nacionales y extranjeros, advierten en cada momento que México acumula razones suficientes para no confiarse y actuar pronto en consecuencia.
El llamado de estos últimos no es infundado. Las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), a menos de una semana de haber dado positivo a covid-19 y con alta probabilidad de seguir contagiando, exhiben su ignominia y perversidad: “Yo tomé paracetamol y aunque se rían mis adversarios que cuestionan al doctor Alcocer (secretario de Salud federal) porque dijo que VapoRub, ¡pues sí!; cuando era niño, cuando nos enfermábamos de gripe, mi mamá nos ponía VapoRub en el pecho y en las plantas de los pies. Para la garganta tomo miel con limón, con eso sale uno adelante; además, no están demás las caricias, nunca sobran. Es bastante alentador poder comprobar en carne propia que esta variante no tiene la letalidad, la peligrosidad de la variante anterior (Delta). Esta variante provoca síntomas leves, es el equivalente a una gripe”. La nueva variante, Ómicron, no es ni es el equivalente a una gripa, por lo tanto, no se puede curar igual. Y si se está contagiado de covid-19, lo que menos se recomienda es el contacto físico con alguien sano. Su declaración insulta a cualquier inteligencia y a todas las familias que han perdido algún ser querido por esta enfermedad, y que no bastó un paracetamol, te o VapoRub para salvarlo.
Ver la contingencia sanitaria como lo hace el presidente ha convertido a México en uno de los países de Latinoamérica con mayor número de contagios en la región. Tan sólo esta semana México rompió sus propios récords y el número de muertos ha comenzado a crecer. 13 de enero: 44,187 contagiados y 190 muertes; 14 de enero: 44,293 contagiados y 195 muertos; 15 de enero: 47,113 contagios y 227 muertos; 16 de enero: 19,132 contagios y 76 muertes; 17 de enero: 17,101 contagios y 59 muertes; 18 de enero: 49,343 contagios y 320 defunciones; 19 de enero: 60,552 contagios y 323 decesos; 20 de enero: 50,373 contagios y 278 decesos; 21 de enero: 49,906 contagios 331 muertos. Ómicron no distingue edad y desafía todo a su paso. Ha contagiado a menores, decenas de escuelas han tenido que cerrar, no hay pruebas de detección suficientes y su precio se ha triplicado, el gobierno sigue limitando el envío a hospitales y centros de salud; recientemente, las condicionó a personas que estén vacunadas. Veintitrés municipios del país tienen lleno total de hospitales, cuatro estados reportan alerta roja por ocupación hospitalaria, nueve están en amarilla (Red IRAG) y hay déficit de 300,000 médicos y enfermeras en el país (Proceso), unos porque han sido desempleados por el propio Gobierno morenista, otros porque también han sido contagiados.
Las familias mexicanas no sólo lidian con Ómicron y la crisis sanitaria, sino también con los gastos que conlleva y la crisis económica. Despedimos el año 2021 con la inflación más alta de los últimos 20 años (8%, Inegi) y el 2022 ha traído sus propios regalos inflacionarios. Productos de la canasta básica como el huevo y el limón han quintuplicado su precio (de los 24 pesos hasta los 100), haciendo que la dieta calórica de los mexicanos continúe empobreciéndose y debilitando permanentemente el sistema inmunológico que permite al cuerpo atacar cualquier microorganismo invasor. Los ingresos de la población ocupada han bajado drástica y aceleradamente desde que inició la pandemia, y cada día hay nuevos miles que perciben menos y que se suman a las filas de la pobreza.
De acuerdo con el Inegi, al cuarto trimestre de 2019, de los 55 millones 58 mil 450 mexicanos con trabajo que recibían hasta un salario mínimo: 12,243,040; más de 1 hasta 2 salarios mínimos: 18,257,028; más de 2 hasta 3 salarios mínimos: 8,165,415; más de 3 hasta 5 salarios mínimos: 3,600,298; más de 5 salarios mínimos: 1,474,697; no recibió ingresos: 3,057,886 y no especificado: 6,533,065. Al tercer trimestre de 2021, de los 55 millones 834 mil 230 de mexicanos ocupados; aumentó el número de personas que recibían hasta un salario mínimo: 13,800,307; asimismo, los que recibían más de 1 hasta 2 salarios mínimos: 19,641,674. En consecuencia, comenzó a descender el número de personas que ganaban más de 2 hasta 3 salarios mínimos: 7,383,664; los que recibían más de 3 hasta 5 salarios mínimos: 3,564,333 y los que ganaban más de 5 salarios mínimos: 1,294,722. De igual forma, aumentó drásticamente el número de los que no recibieron ingresos: 3,357,316 y los no especificado: 6,794,214. Millones de familias se ven imposibilitadas todos los días a comer bien, a pagar servicios indispensables y atenderse completamente de cualquier enfermedad. El gobierno, por su parte, captará menos ingresos; hecho que también se ha encargado de silenciar como si no fuera a traer consecuencias fatalaes. Y por si esto no fuera suficiente, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) reportó que las mujeres han sido las más afectadas por el desempleo y adelantó que esta tendencia se mantendrá en los próximos años.
Ante esta contingencia nacional que el presidente se ha encargado minimizar, México sigue sin tomar medidas drásticas para contener la pandemia: continúa recibiendo viajeros sin solicitar prueba anticovid y, obligado ante la evidencia, recientemente anunció que 15 entidades retroceden a Semáforo amarillo. Mientras tanto, Ómicron se expande sin control a lo largo y ancho del país.
En esta crisis sanitaria, económica y política, el presidente de México considera que no hablar de los problemas que enfrenta México o hacerlo faltando a la verdad hará que desaparezcan o que no los miremos, pero los mexicanos informados o medianamente informados tenemos que seguir contándole, diciéndole e, incluso, informándole, a todo el mexicano que nos lo permita y que no tenga acceso a la prensa y a los medios de comunicación, que el presidente miente y que ya son muchas voces autorizadas que nos llaman a prender las alarmas. En materia económica, empeorarán las expectativas de crecimiento en México para este año y se pronostica que la creación de empleos alcanzará su nivel pre pandémico hasta dentro de dos años; es decir, en 2024. En materia sanitaria, el informe del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington dijo: “se espera que más del 55% de la población mexicana se infecte con Ómicron en las próximas tres o cuatro semanas”. El doctor en Matemáticas, Arturo Erdely, con cifras más conservadoras, pero igual de alarmantes (considerando que no se sabe a ciencia cierta el número de pruebas que se están realizando, pero, sobre todo, que se desconoce a los millones de contagiados que no se han podido hacer alguna y a los asintomáticos), estima que llegarán a infectarse entre 20 o 24 millones los contagiados. La Organización Panamericana de la Salud, menos optimista, alerta: “la dinámica de esta variante en las próximas semanas y meses a nivel regional dependerá de la implementación estricta y sostenida de las medidas de control en salud pública y del uso de mascarillas. Lo que no está pasando en México. No obstante, en individuos no vacunados y con alguna condición de riesgo la enfermedad aún puede ser grave e incluso llevar a la muerte”.
La receta contra Ómicron que recomiendan el presidente y su secretario de Salud México, “sólo sirve para que más gente se contagie”, advierte Xavier Tello, analista de políticas de salud: “lo que en realidad le ayudó a presentar una sintomatología leve fue que contaba con su esquema completo de vacunación, incluida la dosis de refuerzo contra covid-19. Su rápida recuperación prueba que la vacunación funciona y que reduce la severidad de las infecciones por covid, y, sobre todo, alejan la gravedad de las hospitalizaciones y la muerte”. Al día de hoy, 44% de los mayores de 18 años no han sido vacunados y menos del 10% de la población mexicana cuenta con la dosis de refuerzo. Amigo lector, atiende la alerta de la comunidad médica seria, nacional e internacional; corre la voz; infórmate y no le creas al presidente, porque probablemente tú que no cuentas con tu esquema de vacunación completo no tengas sintomatología leve o no te salves como él.
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