MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Profundizar en el legado revolucionario del 8 de Marzo

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Quiero comenzar haciendo un gran reconocimiento a todas las mujeres en general y en particular a todas mis compañeras antorchistas, activistas, plenistas, amigas y compañeras de lucha. Es trascendente el papel que desempeñan nuestras compañeras en las tareas necesarias para construir entre todos una patria más justa. 

Por otra parte, quiero contribuir con mi humilde opinión para mis caros lectores, que es necesario profundizar lo más posible en el legado de ciertas fechas conmemorativas y no dejar que el ambiente y la propaganda capitalista tergiversen y transmuten una conmemoración revolucionaria en un simple festejo, en un acto de consumismo (en el peor de los casos) o, por otra parte, la implementación de actividades que, sin dejar de ser justas y necesarias, quedan reducidas en su alcance, en sus exigencias tan justas, por carecer del apoyo de otros sectores que sufren también injusticias. Me explico.

Carlos Marx también dijo: “Toda la historia de la sociedad humana, hasta nuestros días, es la historia de la lucha de clases… en una palabra, opresores y oprimidos”.

Parafraseando a Marx: "la liberación de la clase trabajadora sólo puede ser obra de la propia clase trabajadora”. La máxima aplica para explicar que, si los trabajadores humildes quieren alcanzar mejoras en sus condiciones de vida, es necesario que se organicen con sus iguales y luchen fraternalmente; sólo así estarán en posibilidades de alcanzar y de ganar las mejoras que necesitan. Nadie, por muy inteligente, valiente y fuerte que se sienta va a poder ganarlo solo: únicamente en colectivo, hombres y mujeres estarán en condiciones de pelear y ganar mejores condiciones de vida. 

Carlos Marx también dijo: “Toda la historia de la sociedad humana, hasta nuestros días, es la historia de la lucha de clases… en una palabra, opresores y oprimidos”.

En contexto está, pues, la conmemoración del 8 de marzo con sus movilizaciones: debemos profundizar y ver las enseñanzas que encierra, y qué tanto impactan en los diferentes sectores de nuestra sociedad.

En los días que corren, el feminismo es una lucha necesaria y relevante en la búsqueda de igualdad y justicia para todas las personas. Por eso, en el marco del Día Internacional de la Mujer, Antorcha respalda la lucha de las mujeres que a lo largo de la historia luchan por un mundo más equitativo.

Algunos ejemplos: es evidente la desigualdad, la discriminación y la injusticia que sufren las mujeres. Según datos de la ONU, en el mundo casi 89,000 mujeres y niñas fueron asesinadas en 2022; la violencia de género afecta a una de cada cuatro adolescentes de entre quince y diecinueve años; y por cada dólar que ganan los hombres a nivel mundial en concepto de ingreso por trabajo, las mujeres ganan tan solo 51 céntimos.

En México, la situación no es muy distinta, según datos de la Red Nacional de Refugios (RNR), sólo en el 2023, más de 16 mil mujeres reportaron violencia física, mientras que hubo 18 mil violencias psicológicas y 10 mil violencias sexuales.

Pero más allá de estos datos, el mes de marzo tiene la característica de registrar en la historia para el movimiento feminista el natalicio de Rosa Luxemburgo, una luchadora incansable por los derechos de las mujeres y de la clase trabajadora en general, quien dijo: “Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres”. Nacida en Polonia y figura destacada del movimiento obrero alemán, Rosa Luxemburgo, advirtió de las limitaciones de la lucha que se reduce a buscar el reconocimiento del voto de la mujer ya que, desde su punto de vista, representa “sólo una parte de la lucha general del proletariado por su liberación”.

Afirmaba que las mujeres no debían luchar de manera aislada, puesto que en la clase trabajadora en general es donde el feminismo tiene “su fuerza y su futuro”. Y así como ella, Mary Wollstonecraft plantea la necesidad de que las mujeres tengan acceso a la educación y a los derechos civiles en igualdad de condiciones que los hombres.

Destacaron también, mujeres como Clara Zetkin, Nadia Krúpskaya, Alejandra Kollontai, quienes desarrollaron la tesis de que no solo había que emancipar a la mujer trabajadora del régimen de explotación fabril, al igual que a los varones proletarios, sino que había que exigir igualdad en el salario y en los derechos políticos, como el derecho a votar, por ejemplo.

Por ello, en 1907, la Primera Conferencia de Mujeres Socialistas realizada en Stuttgart, Alemania, aprobó entre sus principales resoluciones que “Todos los partidos socialistas del mundo deben luchar por el sufragio femenino”.

La Segunda Conferencia celebrada en Copenhague, Dinamarca, en 1910, acordó la celebración anual del Día Internacional de la Mujer, como una jornada de lucha en el mundo entero para reivindicar los derechos de las mujeres trabajadoras. Fue hasta 1977 (66 años después con las mujeres socialistas) cuando la Organización de las Naciones Unidas (ONU) reconoció al 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.

Todo este contexto histórico me sirve para argumentar que este día debe ser reivindicado más allá de una ocasión de festejar a la mujer por el hecho de haber nacido con ese género, como una jornada de lucha contra las injusticias.

En México, tenemos que el actual Gobierno se ha caracterizado como el más antifeminista, el menos empático con la situación que viven las mujeres mexicanas, por lo que en lugar de abrir espacios para la expresión de la problemática de género y de comprometer políticas públicas para garantizar sus derechos políticos, López Obrador levanta muros de acero y apresta a los cuerpos represivos para rechazar las quejas y justas protestas de las mujeres. Pero a todo mundo le consta que la lucha aislada de las mujeres, sin la debida cohesión con el resto de la clase trabajadora, no ha dado los frutos esperados.

En suma, con el capitalismo actual la situación no se resolverá exigiendo simples reformas de Gobierno, aunque se comprometan a acabar con dichas penurias que externan las movilizaciones feministas, porque este mal es producto de la división de clases, característica del capitalismo.

Por eso creo que hace falta preguntarnos: ¿Se conseguirá algo con las marchas ante el actual presidente López Obrador, o las marchas en los estados? Para dar respuesta, nos remitiremos a los hechos y comportamiento de todos los actores, y los hechos nos dicen que a juzgar por la personalidad y el comportamiento del mandatario que todos conocemos, puede asegurarse que no lo conseguirán. 

A mi juicio, el movimiento feminista sólo puede dar frutos valiosos si se concibe como parte integrante de la lucha de todo el pueblo. Deben incluir demandas de carácter económico-sociales, y ponerle mucho énfasis a las demandas políticas, no aislarse de las masas populares, integrase a las filas del pueblo organizado y enriquecer su programa con las demandas de la mujer del pueblo, y lanzarse con este pueblo organizado a la calle a conquistar un mundo mejor para todos. Vale.

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