Por segundo año consecutivo, los programas sociales del “Bienestar” vuelven a estar bajo la lupa de la Auditoría Superior de la Federación por operar en la opacidad, ser insuficientes y de no tener el alcance que otros programas en sexenios pasados. Esos programas que no atacan de raíz la pobreza y la marginación de los mexicanos, quitan más el antifaz al morenismo, a la 4T y AMLO, y los orilla a exhibirse como la corrupción oficial y gubernamental más grave de la historia de la nación.
De acuerdo con la organización Gestión Social y Cooperación (GESOC), 81 de los 96 programas sociales del Gobierno Federal son ineficientes, entre los que figuran los programas estrella del presidente: Sembrando Vida, Becas para el Bienestar Benito Juárez y Jóvenes Construyendo el Futuro. Es decir, el 84% de todos los programas de AMLO no sirven para atener las necesidades de los mexicanos. A pesar de ello, la 4T busca darle a la Secretaría de Bienestar más dinero en el PEF 2022, lo que en términos reales será un tiradero de dinero.
Sin embargo, la Federación busca concentrar la mayor parte del presupuesto para ser ellos quienes manipulen las conciencias de las personas a través del dinero público y por ello se ha recortado a los estados parte de sus asignaciones correspondientes, dejándolos, así, más vulnerables que en los dos años pasados. Tomando en cuenta que los ahorros que hará el Gobierno Federal no serán destinados a verdaderas necesidades, podemos preguntarnos: ¿en dónde quedará ese dinero?
La Subsecretaria de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, Victoria Rodríguez, dio a conocer que el total que se les asignará a los estados asciende a un billón 19 mil millones de pesos, según ella, un incremento de 100 mil millones más, pero la advertencia de López Obrador es mucho más aterradora, pues este pide que los gobernadores y municipios gasten menos.
Sin observar la realidad, en su discurso se ve claramente un actuar ruin e inhumano ante las carencias de los más pobres. La aparente desconexión de la realidad del presidente va más allá de la ignorancia, pero tiene el fin de conservar el poder con las antiguas prácticas de los partidos gobernantes.
La gente pobre y humilde será la que pagará los platos rotos. Marginará a los que no tienen viviendas dignas, electrificaciones, agua potable, drenaje, servicios de salud, educación, dejará morir al campo, a las industrias, etc., mientras el dinero circula en las redes de corrupción que generan sus programas sociales.
Los gobernadores, siendo la mayoría morenista, no hay duda de que las órdenes del lopezobradorismo seguirán al pie de la letra el exterminio de los apoyos gubernamentales, cerrando puertas a los necesitados. Así, los recortes se convierten en la excusa perfecta para cumplir con los compromisos de sus electores en las pasadas elecciones y ser parte de los caprichos de la 4T.
La conclusión no es difícil: López Obrador quiere gobernar a como dé lugar en los próximos sexenios, como lo hizo en la Ciudad de México. Conservar a alguien de su círculo cercano es continuar con su legado, perder el poder será costoso políticamente. El “bienestar” de los programas sociales, con sus malos resultados, demuestran que no lo hay y que la 4T se convierte en la fabricadora de pobres más grande de la historia. Por el momento, querido lector, es todo.
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