Hoy más que nunca, México requiere de hombres y de mujeres de nuevo tipo; de hombres y de mujeres bien preparados, pero, al mismo tiempo, sensibles, capaces de detectar el dolor de un pueblo que sufre de hambre, de miseria, de falta de empleo, de violencia, de falta de vivienda, en general, de falta de una vida digna.
Los hombres y las mujeres de nuevo tipo deben tener una identidad profunda con su patria y con nuevos valores basados en un cambio que revolucione la vida de los mexicanos. Para ello es fundamental que el mexicano de nuevo tipo esté educado en las artes y tenga una cultura amplia que le permita transmitirla al pueblo para generar, con ello, una identidad social que lleve a los mexicanos a ser solidarios y a estar dispuestos a cambiar profundamente la realidad para la construcción de una sociedad nueva y mejor.
Es por eso que esta generación de jóvenes, en positivo, abona al país en esa dirección, pues el Instituto Macuil Xóchitl intenta formar hombres y mujeres con un perfil profesional competente, pero, al propio tiempo, con la sensibilidad para poder contribuir en la educación del pueblo necesitado de México. Toca a esta generación de la Macuil Xóchitl sumarse a la tarea de llevar la cultura al pueblo de México, de generar su identidad ideológica mediante la cultura; toca sumarse a los esfuerzos para contribuir en la tarea de masificar la cultura y evitar que sea, como ha sido hasta ahora en las políticas de todos los gobiernos, una acción elitista.
La cultura debe estar al alcance del pueblo, debe ser popular; sin embargo, a los gobiernos que hemos tenido poco les ha importado masificar el arte en serio y han convertido las acciones culturales en una cuestión de lucimiento, pero no en una tarea para educar y organizar al pueblo. El pueblo lo sufre todo: pues, además de trabajar para recibir una mínima parte de la riqueza que genera, está condenado a no poder disfrutar del arte, pues, literal, o come o disfruta del arte, pues para adquirir la canasta básica debe trabajar tres jornadas laborales, o bien, ganar tres salarios mínimos al día; pero el 63% de los trabajadores ganan dos o menos salarios mínimos, por tanto, no les ajusta para su canasta básica y ello les aleja objetivamente de la posibilidad de hacer y disfrutar del arte. Por ello, las acciones educativas realizadas por esta institución, deben llevar a los egresados a concluir que su tarea social, después de haber adquirido los conocimientos en esta institución, es convertirse en los prometeos culturales que le lleven al pueblo el arte y la cultura.
Hoy vivimos tiempos difíciles. Son tiempos de manipulación y caminamos directamente hacia la vía dictatorial de ejercer el poder. Como consecuencia de las malas políticas de este gobierno, hoy los precios de los productos están por los cielos y la condición del pueblo, por los suelos. El deterioro de la vida de los trabajadores se demuestra en relación directa con su poder adquisitivo. Mientras en 1987 con un salario mínimo se podía comprar un poco más de una canasta básica y media; en 1997, sólo podía adquirir 54% de una canasta básica y en 2021, en la época de la 4T, sólo puede adquirir 46% de una canasta básica, esa es la condición en la que nos encontramos.
Además de ello, encontramos un lastre social terriblemente arraigado y, lamentablemente, impulsado en parte por este gobierno: la violencia. ¿Los mexicanos son malos por nacimiento? La respuesta es evidente: no. Es el contexto social el que lleva a la gente a delinquir. Hoy los jóvenes dicen preferir una vida corta, pero llena de lujos, que una vida larga llena de miseria. He aquí cómo se demuestra, nuevamente, el gran potencial que tiene la masificación de la cultura, pues si se le acompaña de una educación adecuada y de una mejor distribución de la riqueza, para que ésta no se concentre en unas cuantas manos y se le educa al pueblo en la idea de una sociedad modestamente acomodada como plantean los chinos; entonces, habrá condiciones para derrotar a la violencia en favor de la paz social. En este sentido, la labor cultural también es fundamental, pues permite abrir los ojos, sensibiliza, evita la manipulación y hace de los que la ejercen hombres y mujeres buenos y mejores.
Por ello, promover la labor cultural masificada es ahora más importante, pues este gobierno, que se autodenomina transformador, no le invierte a la cultura: en 2013, todavía con el gobierno de Enrique Peña Nieto le destinó a la cultura 23,642 millones de pesos; sin embargo, en 2022, ya con este gobierno “transformador, se le destinaron 15,028 millones de pesos; es decir, una reducción de 8 mil 614 millones de pesos en términos absolutos; una reducción del 36%. Si la inversión en los tiempos de Peña Nieto en cultura era totalmente insuficiente, con este gobierno se revela más su desprecio hacia la cultura. En lugar de ello los mexicanos estamos pagando obras inútiles como el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y la refinería de Dos Bocas. ¿Por qué tampoco este gobierno le invierte a la masificación de la cultura? Por el eterno temor de los gobiernos al poder popular, al poder del pueblo. Saben que, como dijo Ignacio Manuel Altamirano: “el pueblo culto será rey, ignorante, vivirá bajo una vergonzosa tutela”; o como dijo José Martí, “ser cultos para ser libres”. Quieren, por tanto, al pueblo ignorante, quieren al pueblo con los ojos vendados, quieren al pueblo sometido.
Para ello estamos los antorchistas, para darnos a la tarea de liberar al pueblo, educarlo, organizarlo y elevarlo. Imagínense ustedes que en cada plantel educativo -desde el nivel preescolar hasta el nivel licenciatura hubiera un profesor de artes en cada una de las bellas artes. En pocos años los niños y niñas de México serían diferentes, serían mejores, abrirían con mayor facilidad los ojos, no serían fácilmente manipulables. Pues ningún gobierno hasta ahora se ha interesado en ello. Por lo mismo, el Movimiento Antorchista sostiene que sigue haciendo falta un cambio que revolucione a nuestro país en una dirección de progreso y cultura. En una dirección de mejor distribución de la riqueza en el país.
Por ello, la graduación de los jóvenes del Instituto Macuil Xóchitl, como queda dicho, es un paso más en la dirección correcta, en la dirección de masificar la cultura, pues además de que ellos en sus prácticas visitaron al pueblo: bailaron, cantaron, pintaron, declamaron e hicieron teatro para el pueblo, ahora toca hacerlo en calidad de maestros de arte. A educar al pueblo jóvenes, para que, en estos tiempos sombríos, en los que pareciera que no quedaran opciones para salir del atraso, sepan que hay una esperanza y esa esperanza está en el pueblo organizado y educado, elevado por el arte y la cultura que le llevarán ustedes jóvenes, los nuevos prometeos culturales del pueblo de México.
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