En el escenario de un auditorio enclavado en un cerro ensaya la Orquesta Sinfónica de Ixtapaluca, al frente de ellos se encuentra el director ruso Vladimir Sagaydo, quien cada tanto los detiene, los corrige y comienzan de nuevo la canción que interpretan.
Jorge Andrés Flores Téllez, director de la Escuela de Bellas Artes, campus Ixtapaluca, responsable de la Orquesta Sinfónica, observa el ensayo y comienza a contar la historia detrás de esta agrupación. En 2012, la entonces diputada federal, Maricela Serrano, impulsó una Casa de Música, espacio que se construyó en la colonia Cerro del Tejolote, con la intención de que jóvenes y niños de las comunidades cercanas pudieran sumarse a este centro cultural en dónde tendrían acercamiento con algún instrumento de cuerdas, metales y percusión. Esta Casa de Música fue el germen de lo que hoy es la Orquesta Sinfónica de Ixtapaluca.
Con la intención de difundir y promover todas las artes en las colonias populares, este proyecto busca jugar un papel fundamental en la parte social; pues, así como existe desigualdad económica y social, también hay desigualdad cultural, por lo tanto, hay gente de las colonias populares del oriente del Estado de México que, difícilmente, tiene acceso a clases para aprender a tocar un instrumento de música de concierto.
“A lo largo de la historia de nuestro país la música ha estado dedicada a las clases más altas, escuchar una orquesta es algo complicado en la cuestión económica, formar parte de ella y que te den clases maestros destacados es difícil en nuestro país, por lo tanto, el proyecto es abatir esa desigualdad cultural y que las colonias populares tengan este acceso”, comenta Jorge Flores.
Vladimir Sagaydo, nacido en la extinta Leningrado, hoy San Petersburgo, Rusia, actual director de la Orquesta, estudió en el Conservatorio Estatal de Rimsky-Korsakov. Se formó primero como pianista, violonchelista y después en la composición y dirección de orquesta, teatro, ópera y ballet, continuó sus estudios en la Universidad Estatal de Moscú; Tecnologías en Diseño y Artes, terminó la maestría en Arte e Interpretación de Concierto, además tomó clases magistrales y cursos de perfeccionamiento de Dirección Orquestal en el Conservatorio de Viena en Austria y en el Pierre Monteux School and Music, en Maine, Estados Unidos, una de las escuelas de dirección orquestal más importantes del mundo de la cual salieron los directores más celebres del siglo XX.
Ha participado en orquestas sinfónicas, orquestas de cámara, escuelas de música, conservatorios, también en el ámbito de danza folclórica, ballet clásico, opera y en la música popular mexicana.
Ha trabajado con ingenieros de sonido en la producción musical, logrando 10 grammys y participó en la Sinfónica de San Luis Potosí como miembro fundador, después realizó participaciones como solista y concertista internacional en México con las principales orquestas del país. Trabajó en la UNAM y en el Instituto Nacional de Bellas Artes como docente, estuvo tres años en la dirección de la asistencia de la Dirección Musical en el Palacio de Bellas Artes para la Compañía Nacional de Ópera y para la Compañía Nacional de Danza.
“Me contactan para dar clases de violonchelo, llevaba ocho meses y poco a poco me empezaron a invitar a dirigir la orquesta porque supieron de mi trayectoria; era una orquesta de nivel muy básico y su repertorio no variaba mucho; el director que estuvo antes de mi, no llegó a un concierto por lo que tuve que dirigir a la orquesta y así fue como ocupé su lugar y comenzó mi relación con los jóvenes; de hecho el primer violinista en ese entonces tenía nueve años ahorita tiene 20”, cuenta Vladimir.
Después de formalizado el nuevo cargo de Vladimir, como director de la agrupación que pasó de ser la Orquesta Infantil y Juvenil de Ixtapaluca a la Orquesta Sinfónica de Ixtapaluca.
Un proyecto de orquesta tarda muchísimos años desde que se inició en 2012 hasta hoy 2022, se ha avanzado durante 10 años y de acuerdo con Jorge Flores, aún siguen en desarrollo.
“Este proyecto tiene mucho potencial, falta que termine de consolidarse, ha tenido varias presentaciones con obras sencillas; un niño mínimo tarde de tres a seis meses para hacer una obra pequeñita; y después para que cada integrante de una orquesta trabaje cada quien en su instrumento se tarde como un año para poder hacer un concierto con obras básicas, es decir, para tener un trabajo de orquesta presentable se requieren mínimo tres años y para consolidarla muchos más años”, explica Flores Téllez.
Vladimir Sagaydo detalla que el echar a andar un proyecto tan ambicioso como una Orquesta Sinfónica puede durar toda la vida. “Depende como riegues la planta porque si la abandonas puede secarse, digamos que este tipo de proyectos se necesita aparte de apoyo económico, se requiere de instalaciones que afortunadamente aquí lo tienen, tienen un auditorio, un gran teatro que no todas las ciudades en el mundo y en México, tienen el privilegio de tener y afortunadamente la organización se preocupa mucho por tener su propio espacio cultural esta es una condición importantísima”.
Con la experiencia que tiene y caracteriza a Vladimir, cuenta como orquestas del país no poseen una sala propia de ensayos y mucho menos de concierto, muchas de las orquestas capitalinas tienen que combinar una sala de ensayos y después pasarlos a otra sala de conciertos y esto afecta en cuanto a la preparación y el sonido.
Con la visión de Jorge Flores, como responsable del proyecto de orquesta, y la trayectoria de Vladimir en el ámbito musical, además de pisar los mejores escenarios han podido lograr que esta orquesta haya trascendido y es que se ha convertido en un proyecto versátil, actualmente se encuentran ensayando un repertorio de música popular mexicana como: cumbias, salsas, pero también cuentan con una lista de más de 100 obras sinfónicas para diferentes instrumentos que pueden interpretar, incluso para solistas.
Sin embargo, nada ha sido fácil para estos jóvenes artistas ni para quienes encabezan la responsabilidad de esta orquesta, y es que los obstáculos que han tenido que enfrentar son varios entre ellos el desconocimiento de la gente hacia las artes, pues teme acercarse a estas actividades, el segundo es la parte económica para hacer cualquier actividad artística se requieren recursos, ha habido momentos en que el apoyo gubernamental tanto federal, estatal como municipal no se da hacia la cultura; y es que tener una orquesta significa tener instrumentos, darles mantenimiento, comprar cuerdas, atriles, tener espacios listos etc., y este ha sido uno de los obstáculos que el Movimiento Antorchista ha tratado de abatir con la gestión y también con actividades económicas tanto de los padres de familia, de los maestros, activistas y de quienes participan en la orquesta.
Otro obstáculo ha sido que en la comunidad no existen maestros con suficiente experiencia y por ello han tenido que recurrir a maestros de lugares más alejados que complica la formación y desarrollo de los artistas ya que los maestros no pueden destinar todo su tiempo al proyecto puesto que tienen otras actividades.
Las primeras presentaciones de la orquesta que comenzó como infantil y juvenil, fueron en el Cerro del Tejolote, precisamente en la Casa de Música, lugar que los vio nacer, posteriormente, conforme fue creciendo, se ha presentado en plazas públicas, ferias en Ixtapaluca, iglesias, en eventos como aniversarios, en el Castillo de Chapultepec, en el Centro Nacional de las Artes, entre otros, aproximadamente han tenido cerca de 180 presentaciones en diferentes escenarios y con distinto tipo de público.
“Siempre se puede hacer mejor porque la perfección es infinita”: Vladimir Sagaydo
El desempeño de esta orquesta integrada por jóvenes de extracción humilde, de jóvenes que tuvieron la oportunidad de sumarse a este proyecto humanista, es extraordinario pueden interpretar “La obertura de 1812 de Tchaikovski” y después ejecutar canciones populares mexicanas como “Carnaval”, de Celia Cruz.
“Cada que la orquesta sube a un escenario y comienza a interpretar una pieza, es un orgullo, porque se ve materializado el esfuerzo de todos los que han trabajado por hacer realidad este proyecto que comenzó en 2012”.
Hoy, la Orquesta Sinfónica se sigue preparando en el auditorio In Xóchitl In Cuícatl, ubicado en el Cerro del Tejolote, aquel cerro que les dio vida y les brindó la oportunidad de hacer arte y cultura. Seguirán formandose para conseguir ser una orquesta reconocida integrada en su mayoría por jóvenes humildes provenientes de colonias populares que ponen al servicio del pueblo su talento, haciendo así arte con sus propias manos.
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