Como dijo el famoso “Layín”, ex alcalde de Tepic: ¡Sí robé, pero poquito! Así están ahora los cuatroteros del Gobierno federal con Andrés Manuel López Obrador, que dicen que no agarraron 15 mil millones de pesos de Segalmex, sino que sólo se trata de 9,500 millones. Ah, bueno, qué alivio.
Pero ¿qué es Segalmex? Pues la Conasupo, pero con otro nombre, en la cual quedaron integradas tanto Liconsa (la de la leche subsidiada) como Diconsa (las tiendas de abarrotes baratos). O sea que fue saqueada, ni más ni menos, que la empresa del Estado encargada de apoyar a los más pobres, la que, por otro lado, se encargaría de comprar granos básicos a los campesinos respetándoles un precio de garantía, pero terminó, por lo que se sabe, contratando empresas fantasmas para desviar recursos, vendiendo partes de la empresa pública a la privada como en el caso de lechera de Aguascalientes que vendió a Lala, colocado el dinero en bolsas de valores a título personal, para quedarse con él y las ganancias; en una palabra, malversando los recursos de la empresa que iba a garantizar el abasto, la buena y suficiente alimentación de la población y hasta la independencia alimentaria del país. Así las cosas.
Ya el 15 de febrero de 2019, El Universal publicaba que el proyecto de Seguridad Alimentaria Mexicana (Segalmex) que anunció el presidente Andrés Manuel López Obrador nació estrellado. Apenas tiene 28 días que se puso en operación y dentro del nuevo organismo ya comienzan a revelarse confrontaciones, denuncias por corrupción y ventas de activos a empresas privadas.
A pesar de todas las evidencias, en un acto inexplicable, todavía se quiere exculpar al amiguísimo del presidente López Obrador, diciendo que Ovalle, el director general, es inocente y honrado, pero que cometió el error de contratar gente con malos antecedentes. Pero resulta que son precisamente esos funcionarios, a los que ahora se les quieren cargar las culpas, quienes denunciaron ¡a los 28 días de tomar posesión del cargo Ovalle!, la corrupción y malos manejos realizados por este funcionario, ya que incluso antes de que se supiera de su designación oficial al cargo de director general, había vendido ya una planta lechera en el céntrico estado de Aguascalientes a la privada leche la Laguna, conocida como “Lala”.
Es importante señalar que el área bajo su cargo, era nada menos que la de subsistencia de las clases más pobres del país, con insumos de la canasta básica a bajo precio, así como de la venta de leche subsidiada para garantizar la nutrición de la población de más bajos recursos económicos,; pero además, la encargada de garantizar la soberanía alimentaria por la vía de comprar maíz y otros granos básicos a los campesinos y productores directos, ofreciendo precios de garantía para que “se produjera el efecto multiplicador”, haciendo más productivo al campo y haciendo que el consumo de los alimentos no dependiera de lo que podemos comprar hoy a los Estados Unidos, que además de vendernos caro nos vende su maíz amarillo que ellos utilizan para la cría de ganado, y aquí lo hacemos para el consumo humano.
Es decir que, con el robo a Segalmex, se les da un puñetazo en la cara precisamente a los más pobres, a los que dependen mucho de los precios bajos de los productos de la canasta básica porque no les alcanza para más; por otro lado, son ellos quienes resienten en su salud y en la calidad de vida de sus familias, por lo que se ven más marginados de lo que ya estaban, a pesar de que unos cuantos de ellos lleguen a contar con algún apoyo directo por parte del gobierno. De paso es necesario decir que por un lado se les afecta drásticamente a los pobres y por el otro se hace ante ellos reverencia con sombrero ajeno, pues son los impuestos del propio pueblo el que se reparte sólo con fines y criterios electorales para ganar simpatía y comprar votos por anticipado y seguir corromper la democracia.
Por eso, aunque el caso sea poco sonado porque con sus recursos y poder el gobierno silencia, o desvía la atención de las clases populares, es necesario que se sepa, y bien, por esas mismas masas que resultan perjudicadas con toda la política de dádivas en vez de crear empleos para todos los mexicanos, pagar salarios remuneradores en el campo y la ciudad, emplear correctamente el presupuesto anual que es ya superior a los 7 billones de pesos, y una política recaudatoria de impuestos progresiva; que es lo que se necesita. Y deben darse cuenta, además, que su pobreza no representa la falta de riqueza en general, sino la falta de eficiencia para repartirla de manera justa y equitativa entre todos los mexicanos. La solución a su pobreza pues, tienen que ver con el cambio profundo del modelo económico, o mejor dicho del sistema, y no con los paliativos y emplastos sociales para curarlo, que al final, terminan siendo un fraude como la Segalmex, símbolo de la 4T.
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