Florián Reyes Rafaela, como muchos guerrerenses, soñaba con tener un patrimonio que le permitiera brindar seguridad a su familia, contar con lo más indispensable para vivir dignamente y asegurar una vida en la vejez donde no tuviera privaciones. Es un sueño al que toda persona aspira al llegar a una determinada edad. Eso pensaba nuestro amigo y compañero Florián, cuando desde muy joven abandonó su comunidad para buscar nuevos horizontes. Originario de la comunidad de La Dicha, del Municipio de Cuautepec, en la Costa Chica de Guerrero, ahí quedaron sus padres y hermanos, con la promesa de regresar algún día para ayudarlos. Ellos, al igual que sus paisanos vivían sumidos en la pobreza, a pesar de que todos los días trabajaban de sol a sol para ganarse la vida. Viajó a la capital del estado, después a la Ciudad de México, ahí trabajando y estudiando con mucho esfuerzo y privaciones terminó la licen
Las circunstancias lo llevaron a enterarse que al oriente de la ciudad, un nuevo asentamiento urbano se estaba creando en un predio llamado la Yerba Buena, ahí, con la esperanza de establecerse definitivamente compró un lote, nunca se imaginó que lo que verdaderamente estaba comprando en ese día, era un problema que lo llevaría a la muerte. El licenciado Florián, al igual que cientos de familias formaron la colonia Nueva Revolución. Pero la persona que lotificó y vendió no era el verdadero dueño, las humildes familias fueron victimas de un fraude. Los supuestos “nuevos dueños” no reconocieron los contratos de colonos y uno a uno fueron desalojados violentamente por la policía, sin ninguna orden judicial. Muchos jefes de familias abandonaron sus lotes perdiendo todo; otros decidieron luchar por su patrimonio ydirigidos por Florián Reyes buscaron el asesoramiento y respaldo del Movimiento Antorchista, desde 2012 se dio la lucha legal y política, se logró la suspensión de los desalojos y se exigió que el Ayuntamiento Municipal regularizara la colonia y se empezó a luchar también por los servicios, como el agua potable, electrificación, ruta de transporte, etc. todo eso se logró. Muy pronto, con el asesoramiento de Antorcha, Florián Reyes se convirtió en un autentico líder, no solo de la colonia Nueva Revolución, sino también de otras colonias de la ciudad. Esto no fue del agrado de los vividores, que se aprovechan de la necesidad de la gente y los defraudadores, dirigidos por el supuesto dueño Gilberto Gutiérrez Viguri, su apoderado legal y con la ayuda de un grupo de malvivientes comenzaron a amenazar y a correr a las familias, quitándoles los lotes.
La gente organizada en Antorcha resistió, pero la represión aumentó y fue cuando en la noche del 4 de octubre del 2015, un grupo armado entró a la casa del licenciado Florián Reyes ubicado en la colonia Nueva Revolución y se lo llevaron, al día siguiente apareció muerto a causa de un balazo en la nuca con muestras de haber sido torturado, fue asesinado por instrucciones directas de los defraudadores, que se veían amenazados por la presión de la lucha organizada, todo indicaba que Gilberto Gutiérrez y su apoderado José Rodríguez Martínez fueron los autores intelectuales. A los quince días de ese cobarde asesinato, asumió la gobernatura el licenciado Héctor Astudillo Flores, la dirigencia estatal del Movimiento Antorchista habló con él, hizo el compromiso de intervenir y dio indicaciones a su secretario General de Gobierno para que se expropiara el predio y se regularizara la colonia, de igual manera, instruyó al titular de la Fiscalía, para que realizara la correspondiente investigación del asesinato y se castigara a los responsables.
Estamos a cuatro días de que termine el mandato de Astudillo Flores y la justicia nunca llegó, los autores materiales e intelectuales siguen gozando de completa libertad, siguen actuando bajo la protección y el amparo de la autoridad estatal, no hay justicia, el asesinato de Florián Reyes sigue impune. Florencio Salazar Adame, secretario General de Gobierno, jamás trató el asunto de la regularización con responsabilidad y con intenciones de solucionar a favor de los colonos, viejo político, conocedor del teje y maneje de los asentamientos urbanos de la ciudad, al igual que Astudillo Flores, pues éste último fue dos veces alcalde del municipio, el asunto es que ambos se pasaron seis años maniobrando para no integrar el expediente de expropiación, pidiendo requisito tras requisito, para desesperar a los colonos y a sus líderes, pero éstos nunca se dieron por vencidos. Después de permanecer tres meses en plantón, lograron la ampliación del plano rector de desarrollo municipal de la ciudad de Chilpancingo. Después de una serie de pretextos, el Gobierno estatal se negaba a publicar dicho acuerdo del cabildo en el diario oficial del estado, fue necesario marchas y mítines y por fin el 28 de septiembre se publicó y a partir de ese momento entraba en vigor. Pero aun falta lo definitivo, el decreto de expropiación es un asunto que la admiración estatal deja pendiente. Astudillo Flores se burló de humildes colonos que solo querían que la autoridad les garantizara seguridad en su pequeño patrimonio. Los antorchistas de la Nueva Revolución seguirán su lucha, porque están conscientes que en este país no existe justicia para los pobres, pero saben que unidos y organizados harán valer sus derechos, también aprendieron que los gobernantes están al servicio de los poderosos. Los colonos seguirán luchando, no sólo por sus lotes, seguirán luchando por poner en alto su dignidad, eso que no quepa ninguna duda, lucharán hasta lograr su objetivo o quedaran en el camino si es necesario, seguirán el ejemplo Florián Reyes Rafaela que en este mes cumple seis años de su asesinato.
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