Según el presidente Andrés Manuel López Obrador, el programa “Sembrado Vida” fue creado en 2018 para atender la pobreza rural, la degradación ambiental, y pueden acceder a él los mayores de edad que habiten en localidades rurales de municipios con rezago social y propietarios de 2.5 hectáreas disponibles para trabajarlas en un proyecto agroforestal. “El objetivo, dijo, es convertir los ejidos y comunidades en un sector estratégico para el desarrollo del campo, incrementar la productividad, sustentabilidad, desarrollo regional y reducir su vulnerabilidad. Hasta ahora el programa tiene alcance en 20 entidades, diseminado en 23,507 localidades, 884 municipios y 8,917 ejidos.
A los pocos meses de iniciado su gobierno, en 2019, el canciller Marcelo Ebrard dio a conocer ante los medios de comunicación que destinarían 100 millones de dólares para implementar el programa “Sembrando Vida” en tres países de centroamérica: El Salvador, Guatemala y Honduras, comprometiéndose a hacer transferencias económicas a personas inscritas en programas sociales. Allí destacó que con este programa se pretende revertir las consecuencias que ha tenido el calentamiento global en la región y que ha sido uno de los motivos que ha impulsado la migración de personas de esos países a Estados Unidos. ¿De dónde sacarían López Obrador y Marcelo Ebrard los 100 millones de dólares? No dijeron.
Ya en 2021 López Obrador dio a conocer que propondría al presidente estadunidense, Joe Biden, ampliar su “maravilloso” programa a los países de centroamérica para frenar migración donde según su propuesta, los centroamericanos podrían obtener una visa de trabajo estadounidense después de participar con éxito en el programa durante tres años y, posteriormente, tendrían derecho a solicitar la ciudadanía estadounidense. Desde mi punto de vista, de acuerdo con lo que está pasando en la realidad, con estas declaraciones es muy que evidente que tanto Biden como López Obrador andan totalmente perdidos.
En primer lugar porque esto evidencia que la política económica neoliberal instrumentada por los organismos financieros internacionales bajo la batuta de los Estados Unidos y los poderosos países occidentales, no ha dado más resultados que el empobrecimiento de los países más atrasados como los de centroamérica, incluido México, que obligan por hambre a sus poblaciones a tener que emigrar en busca de empleo para el sostenimiento de sus familias; que su programa estrella “Sembrando Vida” y los recursos repartidos por López Obrador a los paises centroamericanos no son más que un mecanismo diseñado por el gobierno de Joe Biden con López Obrador en su desesperción por evitar la emigración de decenas de miles de personas empobrecidas hacia su país.
Que la política migratoria del gobierno de los Estados Unidos ha resultado un verdadero fracaso a pesar de usar al gobierno de México para que le cuide su frontera en los estados del norte y desde el sureste del país, excediéndose en el uso de la fuerza a través del Instituto Nacional de Migración, de las policías estatales, locales y de la Guardia Nacional, como se ha visto muchas veces a través de los medios de cominicación, violando sus derechos humanos, después de que el mismo López Obrador los alentó a que vinieran a México y hasta empleo les ofreció.
Dicho en otras palabras, que a pesar de que López Obrador ha insistido en sus mañaneras que él no es pelele de nadie, como siempre han querido sus adversarios, como cuando se inundó gran parte del estado de Tabasco, confirma el dicho de que “a confesión de partes, relevo de pruebas”. Se hace cada vez más evidente que el gobierno de la 4T está totalmente entregado al gobierno de los Estados Unidos a cambio de algunas limosnas como las vacunas que ha recibido como pago por los servicios prestados.
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