Seguir guardando silencio y mostrar indiferencia ante el gravísimo problema de la falta de agua en el Valle del Mayo debería poner los pelos de punta a los diferentes gobiernos. Sorprende el silencio sepulcral de las diferentes autoridades municipales como las de Navojoa, Etchojoa, Huatabampo y Villa Juárez en torno a esta problemática. Cuando menos del año pasado a la fecha, la prensa escrita y digital da cuenta de notas de denuncia social y protestas en estos municipios cuando menos una vez al mes, sin que después de estas denuncias haya pronunciamiento alguno de las autoridades competentes, cuando mucho se limitan a quejarse de ser este un problema histórico.
Si bien es cierto que el problema de la escasez de agua es un tema de prioridad mundial, en Sonora debemos comenzar a impulsar una cultura social sobre lo preocupante del tema, puesto que, desde un ángulo más humano deberíamos sensibilizarnos y sentir empatía por los cientos de familias que se quedan sin agua por más de una semana, y es que en el caso de Sonora, se presentan dos agravantes: el estado sigue en Semáforo naranja, de los cuales Navojoa en riesgo máximo y Huatabampo en riesgo alto; el otro tema es la ola de calor que está rompiendo récord este año con temperaturas máximas de hasta 48°.
Los recursos naturales de nuestro planeta son finitos; es decir, se agotan. Si los distintos gobiernos del estado, los municipales y federales a través de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) no toman decisiones de mayor calado en infraestructura hidráulica dentro de unos 30 años más estaremos ante un posible colapso social en zonas focalizadas de nuestro estado y del país. Y es que ya no se trata de si los rezos al dios de la lluvia se hacen como se deben, debemos asumirnos como los causantes de una serie de problemas de contaminación y alteración del medio ambiente que han provocado la escasez del vital líquido.
La población mundial sigue creciendo con todo y la covid-19. Expertos señalan que a 30 años la población mundial aumente en 2,000 millones de personas más. Sonora no es la excepción, seguirá creciendo la población, por lo que debemos hacer un alto en el camino y preguntar ¿hay agua suficiente para los próximos 30 años? La verdad sea dicha, hoy en día el agua con que cuentan las 10 presas en el estado ya no cubre la demanda diaria en muchos municipios. Las 10 presas son: Abelardo L. Rodríguez (Hillo), Rodolfo Félix Valdés (Hillo), Adolfo Ruiz Cortines (Álamos), Cuauhtémoc (Tubutama), Ignacio R. Alatorre (Guaymas), Agua Caliente (Cajeme), Álvaro Obregón (Cajeme), Plutarco Elías Calles (Soyopa), Lázaro Cárdenas (Nacozari de García) y Bicentenario Los Pilares (Álamos).
¿Cuál es la situación de estas presas? De acuerdo con la Organismo de Cuenca Noroeste de la Conagua la situación es la siguiente: “De manera individual, en la cuenca del Río Yaqui, la presa “Lázaro Cárdenas” se encuentra al 48.85% de su capacidad; la “Plutarco Elías Calles” al 28.59%; la “Álvaro Obregón” al 30.42% y la “Abraham González” al 30.19%, para este 15 de julio. Mientras tanto, en la cuenca del Río Mayo, la presa “Bicentenario” se encuentra al 9.50% de su capacidad y la presa “Adolfo Ruiz Cortínez” registra para este jueves un 7.17% de su almacenamiento total.
En la cuenca del Río Sonora, la presa “El Molinito” cuenta con un 3.10% de su capacidad, mientras que la presa “Abelardo L. Rodríguez” registra 0.10%, el nivel más bajo de almacenamiento durante esta temporada. Finalmente, en la cuenca del Río Asunción, la presa “Cuauhtémoc” registra un almacenamiento del 3.10% y en la cuenca del Río Mátape, la presa “Ignacio R. Alatorre” se encuentra al 4.19% de su capacidad”.
Salvo la región del Valle del Yaqui, el resto de presas y municipios que dependen de ellas tienen problemas para resolver el día a día de la población con el agua para uso doméstico y qué decir para el caso de los productores del campo y crianza de ganado. Alrededor de 600 mil cabezas de ganado muertas por sequía y cerca de 140 mil hectáreas quedarán sin sembrar en este ciclo agrícola. Sequía, muerte, abandono, incertidumbre, migración social, son sólo algunas de las consecuencias de la peor sequía de que se tiene memoria desde hace 60 años.
De todo esto que se expone y más que se vive cada semana afuera de los ayuntamientos con protestas de familias y colonias enteras afectadas por la falta del vital líquido, nada dicen las autoridades. Están rebasadas por el problema. En un intento por ganar simpatías hubo quienes han propuesto ideas como la de traer agua de Sinaloa o Chihuahua a través del método de agua rodada, lo cual son puras palabras hasta la fecha.
Todos los colectivos, sindicatos, agrupaciones, organizaciones y líderes sociales están obligados a luchar por sus demandas, pero, hago la invitación extensa a que se voltee a ver este mal del siglo que es la escasez del agua. Te parte el alma ver ancianos sin agua por más de 6 días, familias grandes subsistiendo con medio tinaco, o familias completas que tienen que huir a otras ciudades exiliadas por la falta de agua y de empleo. Duele en el alma la indiferencia de las administraciones municipales del sur de Sonora y de la gobernadora Claudia Pavlovich. Si ahora la situación es desesperante no imagino que será dentro de 30 años. La solución debe buscarse ahora para no lamentar después.
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