Durante 45 años hemos visto los antorchistas que el rezago social que padecen, sufren y viven nuestros pueblos es el resultado de políticas económicas que no favorecen a los humildes, aplicadas por los gobiernos de diferentes partidos políticos desde el poder; sólo ellos y nadie más son los verdaderos culpables de esta desgracia en la que nos encontramos sumergidos; ellos, que se han hecho millonarios a costa del erario público, que viven en mansiones, tienen grandes ranchos, son los dueños de grandes empresas exitosas que antes eran públicas y hoy son privadas. Allí tiene usted a 16 familias mexicanas dueñas de medio México, que aparecen en la lista de la revista Forbes dentro de las 100 familias más ricas del mundo, que han tenido y tienen el control económico y político de nuestro país, que han trazado un modelo económico a su gusto, intereses y ambiciones; que nos explotan como trabajadores pagando míseros salarios: ello son los verdaderos culpables de nuestra desgracia cotidiana en lo económico y social, les guste o no, lo acepten o no.
Así, pues, las organizaciones campesinas, estudiantiles, obreras, populares, etc., somos consecuencia y no causa de esa lacerante realidad, a la que de una u otra forma luchamos por acabar. Si queremos llamarle a las cosas por su nombre, estos Midas, que acusan a través de sus poderosos medios de comunicación a las organizaciones sociales de belicosas, paramilitares, corruptas, chantajistas, culpables de las desgracias del país, queriendo desviar la atención y ocultarse detrás de la careta de bondadosos empresarios, son en realidad los verdaderos culpables de la desgracia social en la que vivimos. Por tanto, por justicia elemental no se nos debería culpar a nosotros de algo que no creamos, no hicimos. Por eso, nuestros constitucionalistas, adelantándose a sus tiempos, se dieron cuenta que ante el poder del Estado había que crear una fuerza social capaz de luchar contra él cuando se cometieran injusticias, atropellos, abusos de poder: esa fuerza es la organización popular, estipulada como un pleno derecho constitucional que nos permite defendernos ante las embestidas del Estado y de los malos funcionarios.
En esta brega, durante 45 años hemos aprendido que los auténticos movimientos sociales a lo largo de su historia siempre han sido satanizados, calumniados, desprestigiados por las clases poderosas, por representantes de los sectores más adinerados y élites conservadoras; que, aunque se agazapen, se escondan, se cubran con piel de cordero y se digan defensores de los que menos tienen, aunque se organicen en partidos de falsa izquierda con discursos populistas y se rasguen sus vestiduras ante sus gobernados, sólo simulan; en los hechos ellos crean leyes que beneficien a las élites en el poder y oprimen a las mayorías, hacen acuerdos económicos para dejarlas a su suerte y beneficiarse sólo ellos: así son las cosas en México y así las está dejando también este gobierno federal morenista.
Por eso surgimos desde hace 45 años, para luchar contra la gran desigualdad social. Uno de nuestros motivos de existencia era, es y será, la gestoría permanente ante las instancias de gobierno municipal, estatal y federal, entregando pliegos de peticiones con las demandas de los que nada tenemos más que la fuerza de trabajo para venderla todos los días y sobrevivir. Andamos tocando puertas, visitando oficinas, propiciando mesas de trabajo con los funcionarios en las que planteamos nuestras necesidades, las carencias que hay donde vivimos; damos seguimiento puntual a los compromisos. Pero cuando no hay respuestas razonables, protestamos como lo hicimos con nuestro plantón de 12 días, del 29 de agosto al 9 de septiembre pasado. Así es como hasta ahora, hemos logrado beneficios concretos en 17 municipios sonorenses, tales como apoyo al mejoramiento de la vivienda, electrificaciones, aguas potables, drenajes, escuelas, salud, cultura, pavimentos, entre otros servicios.
Nuestra gestión, organización, educación y disposición al trabajo va en el camino correcto: la realidad lo corrobora; nuestro compromiso permanente ante las masas, seguirá siendo encabezar las auténticas demandas de cada sonorense, visitar a los vecinos de cada colonia y ejido, para invitarlos a luchar: debemos convencernos que merecemos otro México, donde se viva mejor, donde la riqueza se reparta más equitativamente, donde no haya tanta opulencia ni tanta pobreza.
Antorcha plantea que esto se puede lograr aplicando los cuatro ejes del modelo económico que conforman nuestra propuesta a la nación, sólo esto pueden salvar a México de un colapso social, y hoy con motivo del 45 aniversario conviene a todos recordarlos y posicionarlos ante las masas sociales y luchar juntos para materializarlos. Impuesto fiscal progresivo, que pague más impuesto quien tiene más; trabajo para todos, que todo aquel que esté en edad de trabajar pueda hacerlo; pagar mejores salarios que alcancen para sostener honrosamente una familia cubriendo todas sus necesidades; finalmente, inversión en infraestructura social básica, que a nadie le falte un servicio básico, es decir, incrementar y redistribuir de mejor manera el gasto social. Para lograr esto, se requiere de la unidad de los sectores sociales más desprotegidos; comerciantes, transportistas, ejidatarios, estudiantes, profesionistas, artistas, deportistas, campesinos, obreros, pescadores. La solución a los gravísimos problemas sociales está en sus mayorías, necesitamos darnos cuenta de que somos el motor de cambio más importante y decisivo para curar a este México enfermo. No podemos confiarnos de gobiernos improvisados ni de gobiernos amañados, sin políticas económicas claras que resuelvan de raíz los problemas sociales. Por eso, nuestro 45 aniversario es un grito de protesta ante los ataques y viles calumnias de AMLO y un grito de unidad, fuerza y lucha de los que menos tenemos.
En resumen, sin ser tan románticos y presuntuosos, podemos decir con satisfacción que hemos logrado mucho en beneficio de los nuestros, pero si atendemos a lo que falta, es mucho; a pesar de ello, aquí continuamos, con paso firme, mirando de frente a los falsos políticos que se dicen de izquierda y defensores del pueblo, pero en los hechos defienden a los explotadores; no le debemos ni le hemos robado o mentido a nadie, todo mundo sabe que siempre hemos puesto nuestros modestos esfuerzos físicos, poca o mucha inteligencia colectiva al servicio del pueblo, no nos avergonzamos de nada y de nadie, porque nuestros años de vida lo hemos entregado sin condición alguna para la liberación de los explotados. Sabemos que nuestra gota de sacrificio, de sudor y de ejemplo, aunque caiga en un desierto social poco fértil, tarde o temprano encenderá la conciencia de los que menos tienen y como un torrente imparable, algún día hará que cambie este mundo tan injusto. A 45 años de nuestro surgimiento, los logros obtenidos para unos son pocos, para otros mucho, para unos buenos y para otros malos, pero nadie más que nosotros, los antorchistas, sabemos de la verdad justa y necesaria que defendemos, incluso con nuestra propia vida, tarea que no ha sido fácil, pero con decisión inquebrantable, sin titubeo, como un ejército de vencedores, quizá no tan rápido como quisiéramos, pero no hay duda de que vamos tejiendo un mejor porvenir.
Por todos los esfuerzos de los que seguimos de pie y de los que se nos han adelantado, pero que murieron con ese sueño, aquí seguimos ondeando su bandera, la de los ideales más humanistas que puede poseer el hombre, por eso, antorchistas sonorenses, con orgullo, dignidad y valentía vamos juntos a celebrar con un programa político cultural, el próximo 20 de octubre ante 20 mil antorchistas en Tijuana, fiesta a la que estamos convocados, para recibir a nuestro querido maestro, el Ing. Aquiles Córdova Morán y escuchar su importante mensaje. Que nadie falte a esta fiesta de los humildes, a ésta, nuestra fiesta.
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