A mediados de año, el Servicio Meteorológico pronosticó 54 frentes fríos de septiembre 2020 a mayo 2021, hasta ahorita, han golpeado México 12, y 6 de ellos en el sureste del país.Se suman los huracanes Gamma, Cristóbal, Zeta, Eta y Delta, donde a su paso han provocado deslaves, inundaciones y desastres, perjudicando a familias del sureste de México y en particular de Tabasco, la entidad más afectada.
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Los frentes fríos, las tormentas y los huracanes pegan con mayor frecuencia, las temperaturas bajan, las lluvias son constantes, el agua parece infinita, que ni en los hogares se puede uno refugiar, pues estos se han inundado o se han destrozado, ya que son de láminas; los árboles, palmeras, cables y postes de luz se mueven por los fuertes vientos, así se la están pasando familias del sureste del país.
Cuatro meses viviendo en la zozobra, más los dos meses de pandemia por covid-19, y recientemente el de la influenza, han golpeado de diferente forma a miles de familias, sólo tienen en común, que el Gobierno federal morenista no ha tomado acciones para hacerles frente o apoyar a la gente.
Tabasco, uno de los estados ubicados al sureste mexicano, con una población alrededor de 2 millones 395 mil 272 habitantes, es, hasta el momento, el más perjudicado con cinco fallecidos, más de 77 mil personas afectadas y 13 mil viviendas dañadas, según datos de Protección Civil.
La tarde noche del 29 de octubre, una fuerte lluvia atribuida a los efectos del frente frío número 9 provocó que la ciudad de Villahermosa, Tabasco, se quedara, de nueva cuenta, en el agua, en medio de una inundación que afectó a decenas de viviendas y locales comerciales.
Al ver las imágenes, el panorama es desolador, uno podría creer que es Venecia, pero no, sino la capital de Tabasco que estaba bajo el agua, que llegó al metro y medio, metiéndose a las casas y tapando aquellos baches que el Gobierno nunca cedió a hacerlo o en su caso haciendo pantanosa la tierra de las calles sin pavimentar.
Entre aguas negras, las familias se abrían paso sobre las calles que alguna vez transitaron, para rescatar sus pocas pertenencias que no fueron dañadas en su totalidad, sacándolas con pequeñas canoas o tablas flotando; los patrimonios que con tanto esfuerzo construyeron, aunque sea de láminas, destruidas, colchones, sillones, estufas, las cobijas de tigres mojadas, algunos objetos en pérdida total.
Los días pasaron, uno, dos, tres y el apoyo gubernamental brillaba por su ausencia y la desesperación de los tabasqueños con ella llegó, manifestando su sentir y pidiendo apoyo a tan lamentables sucesos, optaron por la denuncia pública, la respuesta del Gobierno estatal morenista fue con la Ley garrote.Limitándose el Ejecutivo federal a decir que no se manifiesten, que los apoyos llegarán.
A diez días de ese trágico suceso, que no se veía desde el 2007, los afectados continúan sin recibir apoyo, lejos de eso, los diputados morenistas y el Gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador, olvidando a sus paisanos, eliminaron el Fondo de Desastres Naturales (Fonden).
"Necesitamos luz, necesitamos agua, le pedimos a las autoridades, al presidente, al Gobernador, que nos tomen en cuenta, porque hay muchas personas que perdieron sus cosechas", fueron las palabras del señor Maximiliano.
Hoy, el presidente de México dice a sus paisanos que busquen refugio con familiares o busquen lugares altos donde se puedan proteger, olvidando que es el Gobierno quien tiene que proveer de esos apoyos.
Y si esto no bastara, este fin de semana, sólo se limitó a sobrevolar los lugares dañados, sin dar soluciones concretas, olvidando que durante años el mandatario federal denunció a los gobiernos que permitían este sufrimiento de los tabasqueños.
La desolación, tristeza, incertidumbre, cólera, es parte del sentir de los tabasqueños al ver un Gobierno que no se preocupa por su bienestar, que sólo los buscan en tiempos de elecciones y que hoy que viven entre aguas negras y lagartos, como les dicen ellos, que nadan en las calles que alguna vez transitaron y que hoy son quienes habitan sus hogares que están sumergidos en el agua, son olvidados y quienes se tienen que "rascar con sus propias uñas".
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