Desde la noche del lunes 23 de noviembre se aglomeraron las noticias acerca del incremento de los niveles, circularon videos de las camionetas de Protección Civil y Seguridad Pública "advirtiendo” a los pobladores (esto en Macuspana) sobre el peligro inminente de nuevas inundaciones. Es la tercera inundación, o por lo menos así lo refieren los pobladores de ese castigado estado, quienes ven impotentes cómo el agua viene para arriba nuevamente, con una angustia que solo ellos pueden comprender y nosotros pálidamente adivinar en sus lamentaciones.
La temporada de huracanes formalmente acaba de terminar, pero fue la más activa de la historia (31 tormentas y huracanes) y en realidad podemos esperar más (ya se anuncian nuevos frentes fríos y lluvias). En efecto, los tabasqueños están en medio de una tercera oleada, pues en la mayoría de los poblados el agua nunca se fue. La primera no fue causada por la creciente de los diferentes afluentes sino por la acumulación de la copiosa precipitación que trajo Amanda, que después regreso convertida en Cristóbal, y el abandono de los mecanismos para desalojar las aguas, a causa de la irresponsabilidad de ayuntamientos, Gobierno del Estado y la Federación.
Antes de que comenzaran a bajar los niveles del agua, en la primera y segunda semanas de noviembre, vinieron los huracanes Eta e Iota que provocaron fuertes precipitaciones en la sierra de Chiapas y en Tabasco, debido a un deficiente manejo de prevención, tuvieron que desfogar la presa Peñitas, sabiendo que eso significaba inundar medio estado, y solamente se pudo "proteger&rdquo, y a medias, la ciudad de Villahermosa, desviando el 70 por ciento de las aguas del río Carrizal hacia el río Samaria, gracias a las compuertas de El Macayo, obra de infraestructura hidráulica que se construyó con ese fin exclusivo, programada desde el sexenio de Vicente Fox, construida en la segunda mitad del de Felipe Calderón e inaugurada por Enrique Peña Nieto.
Andrés Manuel López Obrador la usó, sabiendo que eso agravaría las afectaciones en la zona norte de la Chontalpa; eso no fue la causa, pero si hizo más grave la inundación en esta zona del estado, aumentando sus dimensiones y alcance. Además, las lluvias fueron demasiado abundantes, los ríos Usumacinta, de la Sierra, Tulijá, etc., que no tienen ni programada ni realizada ninguna obra de infraestructura hidráulica, se desbordaron también, provocando las inundaciones en la zona oriente y noreste del estado.
Con el paso de los días, en las partes más altas, bajaron un poco las aguas y los pobaladores pudieron entrar a sus pueblos. Encontraron una capa de lodo de un metro de espesor en calles, dentro de sus casas, por todos lados; ya se disponían a ponerse a limpiar esos estanques de lodo que llaman casa, cuando el agua viene de nuevo para arriba por tercera ocasión; la mayoría de los afectados están "en el agua” desde el principio; par ellos solo han bajado y subido. La esperanza de regresar a la normalidad se ahoga en esas mismas aguas.
Todavía el viernes 20 los "especialistas” calculaban que las aguas se irían totalmente en por lo menos 20 días… pues ni se van y llegan más. Cientos de miles (razónelo bien, cientos de miles) de familias perdieron todo. Y no es solamente el ropero, el colchón o el refrigerador (que para una familia pobre cuesta muchísimo sacrificio conseguir), sino todo aquello con lo que trabajan para mantener a sus hijos. El del taller perdió su herramienta, su materia prima, su inversión, el de la tiendita su mercancía, la doña su máquina de coser, sus utensilios de cocina… Los que trabajan en el campo, ¿a dónde van a trabajar si todo está inundado?, los animalitos, si se pudo salvar a algunos, fueron pocos, ¿dónde van a comer?, apenas hay para darle tortilla y frijoles a la familia. Perdieron sus empleos (algunos desde que inició la contingencia) y su habían ahorrado algo, le aseguro que muchos pudieron "ahorrar” algo solo en un cochinito de barro, y ya se lo acabaron hace semanas… ¿cómo le van a hacer?
Claro, podemos razonar como la pedante y maleducada clase media venida a más y decir con aires de inteligencia o de "fuerza moral”: "lo material se repone, lo que hay que cuidar es la vida&rdquo, pues sí, ellos y los poderosos dueños de este país pueden decirlo porque no tienen su casa cubierta de agua hasta el techo, ni han perdido nada, y si así fuera lo pueden volver a comprar con cargo al erario como lo hace Layda Sansores, tienen seguro su ingreso, y no conocen el hambre más que en definición.
Los nuevos paladines de la honestidad y defensores de los pobres, los de la 4T, ¿sabe usted cuánto tiempo llevan viviendo del erario? Décadas, son los mismos de siempre, pero disfrazados de "izquierda” y jamás han producido un átomo de riqueza. ¿Acaso le ha sabido algún trabajo productivo a Manuel Bartlett, o a Mario Delgado?, Sí, esos mismos que le piden a usted con acento flemático y voz pausada, "si ya tienes un par de zapatos, no quieras tener otro” y te dicen que comas frijoles y tortillas porque son tradición mexicana. Pero ellos usan zapatos de miles de dólares, ropa de diseñador, relojes Rolex, se hacen su Check up de 16 mil pesos en hospitales privados porque "No sabía que también lo hacía el ISSSTE&rdquo, comen cortes gourmet como la presidenta de la CNDH, mientras las familias no tienen ni para llenarse bien, aunque sea de "arroz cuchareado&rdquo, batallan para llevar al hijo a las farmacias de consultas económicas, compran medicamentos genéricos, por ser más baratos, a veces ni esos y recurren a hierbas y emplastos, mientras ven con angustia indescriptible crecer a sus criaturas en medio de la más sórdida carencia. Fueron AMLO, Morena y su 4T quienes extinguieron el Seguro Popular, el Fonden, los programas sociales, las obras de infraestructura (incluidas las del Plan Hídrico de Tabasco), y tienen sumido al país en medio de la pandemia por su mal manejo y su criminal austeridad
El Gobierno federal demuestra sobradamente, pues, que no le preocupan los pobres, el pueblo mexicano en general, se preocupa más, ocupa más recursos humanos y económicos en elaborar, imprimir, promocionar y repartir una "Guía ética” que representa una verdadera burla para las familias afectadas y para todo mexicano bien nacido, cuando se debiera hacer algo concreto para auxiliar a las familias inundadas.
No lo van a hacer, y los más humildes deben abrir los ojos, entender que este gobierno (como los anteriores) no es del pueblo y deben organizarse para salir del atolladero. Por lo pronto, urge apoyar a nuestros hermanos de Tabasco en desgracia, nosotros los pobres de todo el país los vamos apoyar. Participa en esta campaña nacional de acopio de ayuda humanitaria para mandarles a los afectados, que promueve el Movimiento Antorchista.
Pero sobre todo, organicémonos para luchar por que se apliquen los recursos humanos, científicos y monetarios para lograr, así tardemos años, que algún día ya no se vuelvan a inundar ni los de Tabasco ni los que ahora sufren los embates de los desastres naturales. Se puede y se debe, y es necesario empezar por comprender que la tarea es del mismo pueblo, pero organizado y en lucha.
Después, debemos entender que ese mismo pueblo debe convertirse en poder público, para no tener que estar esperanzado en la inexistente voluntad de los poderosos para con los que menos tienen.
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