Qué falta nos hace salir de esta tragedia sanitaria, y qué ayuda nos dan siempre las Espartaqueadas antorchistas. Hace unos días el Ing. Omar Carreón Abud, dirigente de los antorchistas en el estado de Michoacán, dedicó un artículo completo para hablar del evento cultural más importante del antorchismo, y me atrevería a decir que del país. Vuelven las “Espartaqueadas antorchistas” fue el título de aquella invitación abierta a todos a la que no le quitaría ni agregaría nada, leanla y contágiense del mismo ánimo que me transmitió la fraterna invitación que nos hace uno de nuestros compañeros más experimentados.
Coincide la Espartaqueada Cultural 2022 con muchos eventos que nos hacen valorarla cada vez más, todos los que a ellas asistimos al menos alguna vez, ya sea como participantes, espectadores o en rol periodístico, sabemos perfectamente que este evento se ha caracterizado por tener siempre un ambiente familiar, lleno de una competencia sana, cargado de energía y del cual siempre salimos con una sonrisa en el rostro y ganas de regresar a la siguiente edición.
Hoy que la pandemia (que no ha terminado) nos obliga a seguir a la distancia, hoy que somos testigos de cómo la “cultura” occidental se ha rebajado a algo tan absurdo como la bofetada que un actor le propina a un comediante en cadena, hoy que nos enfrentamos en nuestro país a terribles crisis en economía, salud y seguridad. Hoy ante esas y más adversidades, las Espartaqueadas se extrañan más que nunca.
Quiero recordar una vez más que las Espartaqueadas tienen siempre detrás de sí un esfuerzo admirable por parte de miles de jóvenes provenientes de escuelas antorchistas de todos los rincones del país que se preparan por horas a lo largo de todo el año para competir en encuentros de danza, música, canto, poesía o teatro. Queda constancia para antorchistas y ajenos que las horas que los jóvenes invierten en su formación artística han redituado de distintas formas, ya sea desde alejarlos de vicios, contribuyendo a su salud o afianzar su desarrollo artístico, hace algunos años por ejemplo, el conocido comediante Franco Escamilla se refirió a las Espartaqueadas como un espacio donde compitió en su juventud, algo similar ha pasado en varias generaciones que en su momento compitieron en las instalaciones de Tecomatlán, Puebla, y ahora comparten sus experiencias a sus hijos o en algunos casos a sus alumnos, no dudo que muchos instructores artísticos hayan encontrado o reafirmado en estos encuentros su vocación.
En resumen, las Espartaqueadas han sido un semillero de talento y un campo donde han explotado las capacidades de miles de mexicanos de los senos más humildes, aquellos artistas que nunca podrían brillar en Bellas Artes o los foros privados más grandes del país han encontrado en los espacios de Tecomatlán las puertas abiertas y un público siempre respetuoso y agradecido, ese mismo que estará presente en los próximos ocho días en los espacios virtuales de las redes sociales.
El esfuerzo del pueblo organizado que ha materializado con sus propias manos este evento cultural desde hace más de 20 ediciones es el que hoy quiero destacar, justo en estos días, cuando se quiere vender al pueblo de México la idea de que con la participación en la revocación de mandato se está participando en un hecho histórico y sin precedentes en la transformación del país y etc., etc., etc., es donde me atrevo a decir lo peligroso de banalizar y mal explicar los procesos históricos y la participación social.
No mexicano, no permitas que te engañen, que ofendan tu inteligencia y te hagan creer que solo con tu voto contribuyes a un “proceso histórico”. Todo el bombardeo de propaganda con que se tapizó tu barda, tus postes y los espectaculares de tu ciudad están llenos de mentiras, nadie quiere que se vaya el presidente, todos queremos que se ponga a trabajar y se deje de mentiras mañaneras, nadie te quiere quitar tus programas, pero sí debes entender que esas migajas no te sacarán de pobre ni vienen del presidente, sino de tus propios impuestos, nadie ataca irracionalmente al presidente, simple y sencillamente no ha dado ningún resultado, puro rollo, nada de hechos.
No quiero pelearme contigo, no, solo quiero que sepas que nada más con un voto en la consulta no estás “haciendo historia”, solo alimentas la vanidad de un “caudillo”, de un presidente que ya fue elegido por seis años, un presidente que no está dando el ancho y trata de llenar los huecos con toneladas de propaganda. Si algo debo reconocer, es que el pueblo sí debe ser el protagonista de las transformaciones, pero estas no se darán solo limitándose a votar en cada elección y esperando las dádivas que caen a través de una tarjeta. Urge para una verdadera transformación una posición activa de la sociedad, abrazando la cultura y la educación como armas de transformación que no se usen solo un día cada año, sino todos los días, todo el tiempo. Los muchachos a los que veremos a lo largo de estos ocho días bailar, cantar, declamar y actúan en las Espartaqueadas de Antorcha no tocan un arma, no son parte de ese terror que se respira en las calles, esa juventud quiere un México distinto, ese México de educación, arte y cultura para el pueblo es al que aspira Antorcha. Estás invitado mexicano, la Espartaqueada es la hermandad del pueblo, y ahí te esperamos.
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