Hace algunos años, tres o cuatro sexenios, la figura presidencial en nuestro país era considerada casi como un símbolo patrio, quien tenía el honor de ostentar este cargo y portar la banda presidencial, cuidaba las formas y cuando menos en apariencia, se comportaba de acuerdo a los protocolos que su investidura lo exigía; cuando el personaje daba un discurso a sus gobernados, lo hacía con respeto, sin ofender a alguien en particular y mucho menos a dividir a los ciudadanos de su nación entre fifís, conservadores o clase aspiracionista, nunca se dirigían a alguien con palabras ofensivas y mucho menos poniéndole apodos y jamás se montaban teatros para “consultar” al pueblo sabio, si se castigaba a alguien por corrupción; pues la leyes que rigen nuestra nación ya pasaron por ese proceso, éstas sólo se tiene que ejecutar. Todo eso y más, ha hecho el presidente Andrés Manuel López Obrador en los tres años de su gobierno, en todo este tiempo, no ha tenido ningún acierto digno de reconocerle, no vemos nada donde los mexicanos nos sintamos orgullosos de su gestión; por el contrario sentimos pena ajena por los hospitales que ha inaugurado, pues estos están sin equipo, sin personal y sin medicinas; de los caminos tan cacaraqueados en Oaxaca, donde dijo que no era necesario el uso de la ingeniería, pero en poco tiempo la naturaleza le demostró lo contrario, en la primer temporada de lluvias se derrumbaron quedando inservibles; o lo más reciente, no hacía ni un mes que en el estado de Sinaloa inauguró un puente y el ciclón de la semana pasada hizo que desapareciera a causa de la creciente del rio. En una ocasión se quejó de ser el presidente más criticado, eso es cierto; también es cierto que es el presidente que más mentiras ha dicho. Exige que se respete su investidura, pero él mismo no la respeta. Cada vez que se dirige a la nación, su discurso está muy alejado de la realidad, vive en su mundo de los “otros datos.” A su manera de gobernar y a su discurso es aplicable lo que en alguna ocasión dijo el político, jurista, historiador y académico Jesús Reyes Heroles. “En política, frecuentemente, la forma es fondo” en otras palabras, en los gobernantes siempre debe existir congruencia sólida entre lo que dicen y lo que hacen.
El pasado primero de septiembre, en un evento gris, sin público, con unos cuantos miembros de su gabinete, el presidente rindió su tercer informe de gobierno, poco menos de una hora duró su discurso, en ese lapso de tiempo volvo a repetir lo que ya dijo en los dos años anteriores no dijo hechos concretos, más bien dijo cosas que no han sucedido. Pero lo más ridículo de su informe es que, aseguró el presidente, en lo que va de su sexenio se han hecho récords, de tantos logros que ha conseguido en su gestión. Puede ser que tenga razón sus récords, pero en el sentido negativo. el presidente no lo dijo así, por el contrario, según él, en el terreno económico; el país tuvo una inversión extranjera directa, como nuca; subió el salario mínimo como no se ha visto en años; que el peso no ha sufrido devaluación, que no hubo endeudamiento, que las reservas del Banco de México crecieron y muchos, etc. etc.; sin embargo, en lugar de que se esté invirtiendo en nuestro país, hay fugas de capitales debido a la política económica equivocada de la 4T y por el incremento de la inseguridad y la violencia. Y la producción interna bruta, hasta ahorita no ha crecido, y en remoto caso de que así fuera, jamás llegaría a los niveles en que estaba antes de la pandemia; el desempleo ha ido creciendo y el número de pobres está aumentando en cifras escandalosas. El presidente y el grupo que gobierna viven en un mundo alejado al nuestro, gobiernan para otra clase de mexicanos, pero para el pueblo trabajador no.
La ridiculez más grande del presidente, es haber dicho que las remesa que en este año han entrado al país, es un logro más de su administración, es cierto que es un récord, son miles de millones de dólares que los mexicanos trabajadores en los Estados Unidos han mandado a sus familias, son envíos de los migrantes, que ante la falta de empleo y de oportunidades en México se fueron en busca de trabajo al vecino país, y si nuestros compatriotas han podido mandar dinero es gracias al esfuerzo que hacen para conseguir empleo y ahorrar hasta el último dólar, esto ha sido posible, según los estudiosos, a dos fenómenos íntimamente relacionados, hay una recuperación de la economía de los estados unidos y un nulo crecimiento de la economía mexicana. Sin embargo, el presidente se cuelga la medalla, queriendo engañar a los mexicanos. Aquí es aplicable el dicho ese que López Obrador le lanzó al tecnócrata y que causó risa a los asistentes al informe, los trabajadores mexicanos en Estados Unidos deberían de decirle al presidente: ¡tenga para que aprenda!
Finalmente, otra gran mentira sobre la realidad del campo, pues según él, se ha invertido como nunca. Puras palabras, es el sexenio que más recortes ha tenido el campo. La producción agropecuaria ha caído a los niveles más bajos desde que entró en funciones la administración actual, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), es puro adorno y es utilizada para justificar los desvíos de recursos y las instalaciones, tanto en la sede federal, como en las delegaciones no hay atención a los productores, han cancelado todos los programas que ayudaban a los campesinos, estamos en crisis alimentaria, porque el campo se ha vuelto improductivo por falta de inversión gubernamental, al grado que ahora se está importando millones de toneladas de granos para resolver la demanda de alimento.
El Tercer Informe del presidente es pues un informe de mentiras, de engaños y de burlas hacia la sociedad mexicana y una ofensa para la inteligencia del pueblo. Presume de millones de pesos ahorrados y la ayuda para los damnificados por las inundaciones en Veracruz, hidalgo, estado de México y en los estados del noroeste del país no llegan, la historia de la tragedia de Tabasco se vuelve a repetir en una magnitud mayor, y el Fonden ¡apá! No nos dejemos engañar, todo es incierto para los tres años que quedan, lo que sí es seguro es que seguirán aumentando el número de pobres, la pandemia seguirá cobrando víctimas por el mal manejo del plan de vacunación y los niveles de educación seguirán entre los últimos a nivel mundial. Esta 4ta. “transformación” está muy lejos de compararse a las tres anteriores, por el contrario, el país está caminando hacia atrás, es necesario que el pueblo se organice y luche por un mejor país, donde vivamos con dignidad y donde se respeten los derechos como ciudadanos. Ya no más mentiras, calumnias y promesas.
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