En Chiapas, cerca de 81 mil 83 personas se encuentran sin empleo, posicionando al estado sureño como uno de los primeros con la mayor tasa de población desocupada. Según datos recopilados por la encuesta del Inegi las tasas más altas de informalidad laboral son Oaxaca con 80.7%, seguida de Guerrero con 78.2% y Chiapas con 78 por ciento de chiapanecos, estos datos confirman la necesidad que existe porque la gente salga a las calles a vender sus productos.

Además, la pandemia por la covid-19 aumentó las cifras de desempleo y muchas familias han buscado laborar en la informalidad para poder llevar el sustento económico a los hogares, los ingresos han disminuido en un 50 por ciento aproximadamente y en otros casos, solo alcanzan un salario mínimo al día que no permite cubrir los gastos de alimentos o servicios básicos. Y las fiestas decembrinas resultan ser una opción para elevar sus ingresos, como la presencia del ambulantaje que ha sido muy recurrente en la zona centro de la capital chiapaneca y a quienes se les ha negado encontrar el sostén familiar.

En días anteriores, en Tuxtla Gutiérrez, Carlos Morales, presidente municipal de extracción morenista, envió a policías a sacar a los ambulantes que se encontraban en las calles y avenidas del centro de la capital, pues se encontraban ofreciendo productos a costos más accesibles para la población, y no conforme, amenazó con seguir con los operativos y levantamientos si estos volvían.  Estas acciones no son asombrosas, pues, no es la primera vez que se emplean en contra de quienes buscan ingresos limpios. A diferencia de otros años, en los que gente resulta golpeada y detenidas por las autoridades, los vendedores reaccionaron para proteger lo poco que han ganado, ya que circuló en medios locales, que con palos y piedras buscaban defenderse, ¿y cómo no hacerlo?, si es de conocimiento público que cuando existen estos levantamientos les quitan las mercancías y se los reparten entre los mismos elementos. No justifico el actuar de los vendedores ambulantes, pero seamos honestos señores, las personas están cansadas de los atropellos y malas acciones de quienes según salvaguardan la paz.

Lejos de que se les brinde una mejor calidad de vida, no hay preocupación por las autoridades para incrementar los empleos y pagar mejores salarios. Y cuando las familias buscan por todas las vías emplear sus fuerzas y elevar la economía que en pandemia se volvió crítica, el gobierno usa la fuerza pública para reprimirlos y correrlos de las calles. Es evidente que la 4T está empeorando la situación en vez de ayudar, no hay alternativas para vivir mejor ni para emplearse, hay desempleo, inseguridad, pobreza y más represiones.

Por ello, es necesario y urgente “atender las necesidades materiales inmediatas” mediante ayuda alimentaria, proveer medios de subsistencia, apoyar el empleo y la recuperación de negocios por muy pequeños que sean, como también, se ve cada día más urgente, extender la protección, incluido el acceso a la seguridad social, la cobertura de salud y el apoyo básico a los ingresos para que la gente viva mejorar, y no tenga que recurrir a la informalidad laboral que le ayuden a sobrevivir. Y la fuerza pública no debe ser empleada como garrote para golpear a los más pobres, debe ser el arma protectora y defensora para los chiapanecos.