El pasado 10 de abril se llevó a cabo la consulta de revocación de mandato, en la que 15 millones de mexicanos se manifestaron a favor de que el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) siga en el cargo, un millón 56 mil 859 personas votaron a favor de revocarlo por pérdida de confianza. Y 275 mil 071 electores decidieron anular su voto.
En Zacatecas la votación estuvo por debajo de la media nacional (16.70 por ciento), en esa vacilada sólo participó el 14.20 por ciento de los ciudadanos inscritos en la lista nominal, lo que significa unos 170 mil votos que poco contribuyen en acrecentar la popularidad y satisfacer el ego de AMLO; además el 8.20 por ciento, casi 14 mil ciudadanos, dijeron no estar de acuerdo con que López Obrador se mantenga en el cargo por el que fue elegido en 2018 y después de 12 años de campaña.
En otra oportunidad me referí a que la consulta presumida como un ejercicio de participación ciudadana en la democracia era una farsa, innecesaria e inútil, que significaba además el despilfarro de más de mil 600 millones de pesos que bien pudieron usarse en otras necesidades de mayor urgencia tal como la compra de medicamentos para los derechohabientes de los hospitales públicos o de los niños con cáncer.
Ahora, del resultado de la consulta no hay nada nuevo que decir, salvo que la tranca le quedó muy alta a Morena a pesar de que el presidente se encargó de la campaña y fue secundado por gobernadores, diputados y presidentes municipales que no escatimaron recursos económicos para hacerle el capricho.
Hoy refrendo mi opinión, la gente que acudió a las casillas en 2018 lo hizo porque confió en las promesas de campaña del ahora mandatario federal que ganó con más de 30 millones de mexicanos, pero en las elecciones de 2021, Morena obtuvo 20 millones y en el pasado proceso tan solo 14 millones. Los números revelan que el pueblo sabio está descubriendo la manipulación que se ejerce en su contra, además de las amenazas de que perderían su pensión sino acudían a votar en favor del morenista.
AMLO cursa ya más de la mitad de su sexenio y aún sigue enarbolando la promesa de campaña de acabar con la corrupción, cuando en el gobierno sus familiares, amigos y funcionarios de primer nivel están inmiscuidos en presuntos actos delictivos y corruptos al amparo de él mismo, por lo que esa bandera de lucha contra la corrupción perdió vigencia y razón de ser.
Esto no podía ser de otra manera, ya que su gabinete está integrado por personajes provenientes de distintos partidos y corrientes políticas, en otros tiempos, señalados por él mismo como tecnócratas, neoliberales y corruptos, pero que al integrarlos en su proyecto de forma automática fueron limpiados de estos males.
Los mexicanos debemos ser más inteligentes para preguntarnos dónde están los supuestos ahorros de la cruzada y descubriremos que fue solo una promesa de campaña para convencer a los votantes, en ese mismo sentido debemos denunciar que es el propio López Obrador quien promueve las investigaciones, no es la fiscalía la que juega su papel de evitar o castigar los delitos, sino él que asume el papel de juez infalible de la honradez, austeridad y moralidad de todo el país sin que nadie le haya otorgado ese derecho.
Con los del pasado se tenía a alguien que se encargaba del trabajo sucio, pero ahora es el propio mandatario que nos brinda sus prédicas de falsa incorruptibilidad y de austeridad franciscana cuando como guía de la nación tiene como deber inalienable el procurar la armonía con todos los sectores, en cambio, usa la vieja táctica de señalar al ladrón, al ladrón, para evadir los excesos de su gobierno, lo que demuestra que como pasa con la crisis sanitaria, de seguridad o económica, también en el combate a la corrupción está reprobado.
Lo cierto es que una vez pasado el proceso de revocación, que por donde se le vea es favorable para el mandatario, seguirá la política impuesta a ultranza, a pesar de los resultados negativos que lesionan a la clase trabajadora que a cambio de su beca calla, obedece y perdona todo los errores, excesos y locuras del presidente.
En consecuencia, es necesario que sigamos educando políticamente a la gente para que descubra por sí misma donde está el engaño y evalúe el costo-beneficio que tendrá el país al seguir apoyando al gobierno de la falsa transformación, que después del acarreo descarado del domingo seguramente veremos a un AMLO más represor e insoportable abusando de la tribuna presidencial
Además, como seguramente estará inconforme con los resultados, se irá con nuevas descalificaciones en contra dl árbitro electoral para concretar otro de sus anhelos, desaparecer al Instituto Nacional Electoral (INE) y remover a los consejeros del organismo autónomo.
Lo anterior, porque Lorenzo Córdova, presidente del INE, responde, le debate y eso no le gusta al presidente, por lo que no tarda en encumbrar a sus incondicionales terminando así con una etapa de la democracia mexicana para pasar a la dictadura de la transformación.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario