Estamos exactamente a más de la mitad del periodo de gobierno de la actual administración federal. Tres años de gobierno de quien durante todo el tiempo que anduvo en campaña prometió que de llegar a la presidencia no sería igual a los anteriores presidentes que vivían rodeados de lujos, pues no podía haber pueblo pobre y gobierno rico, por lo que durante su gobierno se atenderían “primero los pobres”; que una vez siendo presidente iba a limpiar el gobierno de corrupción como se limpian las escaleras de arriba para abajo; que a partir del primero de diciembre los mexicanos tendríamos un sistema de salud pública como los sistemas de salud que hay en otras partes del mundo, como en Dinamarca y los Países Nórdicos, que nuestro país sería una potencia con desarrollo y bienestar, pues, crecería al doble de los gobiernos neoliberales hasta llegar al 6% al final de su sexenio “sin endeudarnos y sin subir los impuestos”. Estas y muchas otras promesas, lograron convencer a más de treinta millones de mexicanos que votaron por López Obrador, la mayoría de ellos ignorados y hartos del abandono de los gobiernos en turno y un buen porcentaje de estos, poco preparados y peor informados de los sucesos políticos de nuestro país.
Han transcurrido ya tres años de que el presidente López Obrador asumiera la presidencia de México y el anhelado cambio en el que creyeron un importante número de mexicanos nada mas no llega. Es más, a estas alturas, según analistas políticos, el presidente goza de un alto porcentaje de popularidad (más del 60%), a pesar de que existen evidencias de un mal desempeño del gobierno y de las erradas decisiones del presidente y sus colaboradores. ¿A qué se debe esto? Veamos:
Hace algún tiempo, en una de sus colaboraciones semanales, el secretario General del Movimiento Antorchista Nacional, el Ingeniero Aquiles Córdova Moran señaló puntualmente que uno de los principales aciertos de López Obrador en su campaña en busca de la presidencia de México, era que conocía los principales problemas del país y que su diagnóstico sobre la situación política era acertado; sin embargo, en lo que el Movimiento Antorchista Nacional con el presidente es que mientras él insiste en señalar que el principal problema de México es la corrupción, el Movimiento Antorchista, con más de 45 años de lucha diaria sostiene que el principal problema de nuestro país es la injusta distribución de la riqueza nacional.
Otro de los aciertos del entonces candidato López Obrador fue su discurso, este estaba basado en lo que la gente quería oír, con palabras y frases pegajosas como democracia, honestidad, austeridad republicana, trabajo, bienestar y seguridad para todos los mexicanos, logro convencer al pueblo pobre, ese pueblo que salió a votar harto de los malos gobiernos, de los gobiernos corruptos, esta narrativa le permitió arraigarse en la mente de la gente que veía la indiferencia y el olvido hacia ellos por parte del gobierno en turno.
Al asumir la presidencia López Obrador puso en marcha algunos programas de transferencia monetaria directa que se entregan de manera personal como es el caso de los programas de Pensión para el Adulto Mayor, Jóvenes Construyendo el Futuro y las Becas Benito Juárez. De acuerdo con cifras oficiales, el 26% de la población adulta es beneficiaria de algún programa social, como consecuencia de esto, el interés particular del beneficiario se antepone a los intereses sociales. En mi peregrinar por algunas comunidades de la geografía jalisciense es común escuchar muy emocionados a adultos mayores que reciben “el apoyo que les da López Obrador” que ahora están mejor, con el dinero que le dan a pesar de que desde hace más de tres años en su comunidad no se realiza ninguna sola obra federal, que el centro de salud se encuentre cerrado y sin médico y sin medicina. Algunos otros seguidores del presidente siguen culpando de la difícil situación que padecemos todos los mexicanos al cochinero que dejaron los anteriores gobiernos y al poco tiempo que lleva de presidente López Obrador, algunos otros se consuelan argumentando que estaban peor antes porque no recibían nada y ahora, aunque sea poquito, pero algo alcanzan.
Con el pretexto del combate a la corrupción se desaparecieron programas de apoyos que si bien no solucionaba de manera definitiva los problemas de la gente, en algo le ayudaban a sobre llevar su difícil situación, desapareció el Seguro Popular que atendía a 54 millones de pobres, dejo sin medicamentos a niños con cáncer, eliminó programas de apoyo a mujeres maltratadas, guarderías infantiles, canceló lo principal de sus recursos a la Financiera Nacional, fuente de crédito público a pequeños productores agrícolas y programas como Pro Campo, Pimaf, etc.; así también se eliminaron más de 100 fideicomisos y fondos que si bien no resolvían el problema de la riqueza, si aminoraban la situación tan complicada de millones de mexicanos. Con la eliminación de estos programas, fondos y fideicomisos, quien lleva la peor parte son “primero los pobres”.
Hoy a casi medio periodo de gobierno de quien durante su campaña prometió ser “la esperanza de México” y ante las crisis económicas y de salud agravadas por la pandemia del Covid-19, los mexicanos seguimos esperando el tan anhelado cambio. Seguimos esperando la venta del avión presidencial que “no lo tiene ni Obama”, seguimos esperando llegar a ser atendidos en los hospitales con un sistema de salud como en Dinamarca, estamos a mitad del rio y no hay crecimiento económico, todo lo contrario, nuestro país dejo de ser considerado dentro de las 15 potencias económicas, el combate a la corrupción, bandera política del actual presidente, rodea a su familia y a altos funcionarios de la autollamada Cuarta Transformación.
Pero como apunto el Ingeniero Aquiles Córdova Moran en su anterior mensaje a todos los mexicanos, “los seres humanos tenemos siempre algo de niños y nos dejamos engañar por un simple cambio en el calendario, nos gusta, además, compartir esas ilusiones con nuestros seres queridos, amigos y conocidos deseándole siempre lo mejor del año que comienza”, y los antorchistas no somos en esto diferentes.
Por lo anterior, desde este modesto una vez más hacemos un llamado a todos los mexicanos para que nos eduquemos y organicemos con toda disciplina, inteligencia e infinita paciencia este año que recién inicia. Esto es lo único que puede garantizar una vida mejor. ¡No queda más que aplicar la receta de Lenin: “Organízate y lucha”!
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